El sagrario-expositor de la iglesia de Blesa (y de Valdehorna).
Un poco de ilusión en el recuerdo.

Indice

En ocasiones son pequeños detalles los que abren el camino a la memoria de recuerdos más amplios aunque ya casi olvidados. Todavía pervive en la mente de los blesinos mayores la majestuosidad de la iglesia parroquial de Blesa antes de su incendio en el verano de 1936; y todos hemos visto la fotografía del grandioso altar barroco detrás del cual estaba el coro y el órgano. Pero son los detalles los que hacen los recuerdos valiosos, los que no queremos que se olviden; y entre lo que muy pocos nos han contado está la curiosidad del sagrario de esta iglesia parroquial.

Un sagrario con un poquito de magia

"Los sagrarios-expositores tenían una doble función: la de sagrario para guardar las formas (las hostias) y la de expositor de la custodia en determinadas solemnidades". La custodia es, para quien no lo sepa, una obra de orfebrería (de oro, plata u otro metal), donde se expone la hostia consagrada a la adoración de los fieles.

Sagrario de Valdehorna (fabricado en Blesa)
Esto es un sagrario-expositor, el de la iglesia de Valdehorna (Zaragoza).

Pero, de conformar uno o dos espacios sagrados para contener el cáliz y la custodia, en la época en que la Iglesia cedió más al boato, evolucionaron para ser complejos y recargados, casi altares. El protagonismo del sagrario en el momento culminante de la ceremonia de la misa hizo que en algunas parroquias quisieran dotar a este mueble-capilla de una mayor (y más artificial) solemnidad.

Podemos pensar que los sacerdotes que encargaron los nuevos sagrarios quisieron “que se viera” y no sólo se creyera en el milagro de la conversión del pan y el vino en cuerpo y sangre de su Mesías.

Concediéndonos una licencia intentaremos imaginar los deseos o gustos de aquellos sacerdotes que los encargaron, o intuir las aspiraciones del constructor del expositor, sentir interiormente como dejaron volar su imaginación...

...y así imaginaron que el expositor se abría automáticamente en el momento culminante, que una luz cegadora se desprendía en todas direcciones desde el habitáculo del cuerpo del Cristo sacramentado, que la custodia aparecía sobre una nube con ángeles, y que ésta descendía y se ponía al alcance de las manos del sacerdote para que éste la tomara y mostrara a los fieles anonadados por la majestad del espectáculo.

¿Parece un sueño? Tal vez no se creyera si sólo nos lo hubiesen contado, que con la tecnología y el ingenio de la España rural del siglo XIX intentaron hacerlo realidad.

Sagrario de Valdehorna asombrando a los parroquianos
Este era el momento culminante. La custodia ha "volado"
sobre una nube hacia el altar. Foto de F. Mañas

El sagrario-expositor de la iglesia de Blesa quiso cumplir con todo ello, y aunque no tenemos pruebas documentales a causa de la destrucción documental y del altar en la última guerra civil, es muy probable que fuese fabricado en un taller de la propia localidad por un antiguo fraile.

¿Y por qué sabemos todo ello...?

Sabemos que el expositor de Blesa fue como hemos descrito por una cadena de circunstancias. El profesor e investigador Fabián Mañas(1) escribió sobre sagrarios-expositores que realizaban prácticamente idénticos efectos al referido, que aún hoy se encuentran en pueblos de la ribera del Jiloca (de Zaragoza y Teruel). Según sus investigaciones varios estaban fabricados en Blesa, en el siglo XIX, por un fraile exclaustrado que se había establecido en esta localidad, llamado Santiago González.

Una vez sabido este dato preguntamos a algunos de los mayores de Blesa si recordaban haber visto algo parecido a lo descrito anteriormente sobre el expositor en las ceremonias religiosas. Entonces acudió a su memoria que efectivamente el sagrario de Blesa producía aquellos brillos y la custodia salía sobre una nube hacia el sacerdote. ¡Eureka!

A continuación describiremos cómo accionaban este pequeño templete, ese artilugio, centro espiritual de muchas iglesias. Lo hemos podido documentar muy bien gracias al trabajo del profesor Fabián Mañas y a las atenciones que me dispensó Mariano Sierra, vecino de Valdehorna (Zaragoza), que más allá de la amabilidad me enseñó con detalles aquella iglesia, donde se conserva un sagrario-expositor realizado en Blesa, en perfecto estado, así como el altar mayor y las pinturas del púlpito todo creado por Santiago González.

Todo el proceso del momento mágico

arte religioso, provincia de Zaragoza

muebles del altar, Valdehorna

obras religiosas Santiago González y Pascual

trucos religiosos para impresionar a pueblo inculto

peana para sostener la custodia
La peana con ángeles soportaba la custodia
Fotografías F.J.L.A.

El sacristán, la clave de la magia

El vecino de Valdehorna y colaborador del párroco nos enseñó el sagrario realizado en Blesa. Pudimos, además, observar su funcionamiento desde el trasaltar, descubrir sus mecanismos y observarlo en ejecución.

Como se ve en la fotografía, el sagrario para el cáliz se encuentra en la parte inferior y tiene puertecilla propia para acceder.

El sacristán moviliza el mecanismo desde el trasaltar
El torno que levanta o baja la puerta. Foto FJLA

Mecanismo en el trasaltar
Accionando la palanca que movía la nube con la custodia. Foto FJLA

Sobre el sagrario existe un espacio cerrado disimulado por lo que aparenta ser sólo una pintura sobre tabla que, en el caso de Valdehorna, representa la última cena. Esta es una puerta. La puerta de este se desliza hacia abajo, pero en otros expositores del propio Santiago González la puerta era curva y se deslizaba por unas guías a un lado, elegantemente, para descubrir el interior.
El sacerdote no tocaba la puerta. Ésta bajaba aparentemente sin intervención, accionada por el sacristán o ayudante del sacerdote que operaba tras el altar mayor, mediante un torno, que con su cuerda y polea podía hacerla descender o ascender.

Una vez que la puerta había descendido se descubre el interior, recubierto enteramente de espejos formado un semicírculo dividido en cinco tramos que devolverían la luz y la imagen en todos los ángulos, así como la cúpula del propio interior del sagrario, forrada de siete piezas de espejo en cada uno de los cinco tramos. A pesar de lo somera de la iluminación del altar, la luz de los cirios próximos reverberaría en los espejos del expositor.

Dentro aparecía una talla en forma de nube, suspendida, con dos ángelotes un tanto toscos, todo ello en madera pintada. Esta plataforma estaba sujeta por una varilla metálica articulada que el ayudante accionaba desde la parte posterior del retablo; En la fotografía que acompaña al texto vemos muy bien las barras de esta palanca, pero no era así cuando se colocaba la custodia sobre la nube. En la fotografía que nos cedió el profesor Mañas apreciamos como la custodia ocultaba eficazmente el mecanismo.

El sacristán movía la barra hacia arriba con lo que la nube y la custodia descendían hacia adelante, hasta las proximidades del altar. El momento misterioso acompañado de los brillos de los espejos del interior, era seguido, según el profesor Mañas, de una procesión y a la vuelta se tornaba la custodia al interior del tabernáculo”(2). Para introducir la custodia se operaba en el trasaltar de forma inversa a la descrita, y finalmente, una vez todo en la posición definitiva, el sacristán inmovilizaba los mecanismos un taco de madera que hace las veces de pasador.

Puede que el expositor de Blesa funcionase como el de Valdehorna, o quizá ligeramente distinto como el comentado de puerta semicircular, también realizados por Santiago González (caso del de La Almunia de doña Godina).

Y también el sacristán de Blesa

La vecina de Blesa, Leonor Naval, nos recordaba algunos detalles sobre nuestro desaparecido expositor. Recuerda que un familiar suyo que era sacristán a comienzos del siglo XX y que él operaba con el torno para abrir el expositor oculto a la vista de los feligreses. Este sacristán se llamaba Juan Antonio (o Juan Andrés) y era nieto a su vez de otro sacristán, llamado Baltasar que posiblemente estuviese encargado de realizar la misma operación.

El artífice: una vida dedicada al arte

Retrocedamos un poco en el tiempo, situémonos en el contexto de la Blesa del siglo XIX. En Blesa residía un antiguo fraile, nacido en Loscos en 1814, exclaustrado por una revolución en 1835. Pronto se afincó en Blesa, donde su abuelo materno, don Félix Pascual, era médico(3). Se llamaba Santiago González Pascual.

La conocida en Blesa como "casa del pintor" es la que él se construyó en 1848. Por una escena sobre su vida pintada en esta casa sabemos que desde ese año “«Se fabrica esta casa el año 1848 y se dedica a la escultura, arquitectura y toda la mecánica»”.

Descrita su actividad por él mismo, sabemos que aplicó su conocimiento de la pintura y escultura, montó en Blesa su propio taller, desde donde diseñó y realizó numerosos altares, pinturas y dorados, principalmente de temas religiosos. Su obra se extendió por los pueblos aragoneses próximos a Blesa y hoy todavía pervive en la ribera del río Jiloca como veremos más abajo.

Sobre González escribe Fabián Mañas [(2000) pág. 83] que:

“Estas obras sólo se podían construir en un taller y exigían conocimientos de arquitectura para la construcción del mueble, de escultura para la realización de los relieves y de mecánica para la fabricación del artilugio de manipulación de manera adecuada”.

“Posiblemente Santiago González había visto y examinado algunos de estos sagrarios-expositores construidos en los siglos XVII o XVIII; un ejemplo es el que se conserva en el altar mayor de la iglesia de Calamocha, construido a mitad del siglo XVIII en el taller de los hermanos Navarro de Caminrreal.”

Una de las primeras obras documentadas y realizadas por Santiago González es el sagrario-expositor que se conserva actualmente en el Museo Parroquial de la Almunia de Dona Godina, proveniente de su altar mayor. Un documento conservado en el archivo parroquial cita que el expositor se construyó en el taller que González tenía en su casa de Blesa en 1851, o en 1858 según otros autores.
Es un expositor de madera policromada imitando jaspes, con detalles estofados en oro. Tiene planta circular".

Resumiendo grandemente su obra podemos resumir esta en “expositores, retablos, sagrarios y monumentos del Jueves Santo, de las iglesias de Villarquemado, Calamocha, San Martín, Villanueva, Valdehorna y Murero. Y además de pinturas murales, decoró pilas bautismales y púlpitos"(4).

Si quieres saber más sobre su vida y obra se han publicado tres estudios. El del profesor Fabián Mañas está dedicado a gran parte de la obra y figura de este losquino afincado en Blesa (alguna realización en combinación con su ahijado Salvador Gisbert a partir de los años 1870). El trabajo de la profesora Concha Lomba se centraba en su adelantado ahijado Salvador Gisbert, y mencionaba datos de interés sobre González. Para una aproximación a la obra de Santiago González puede leer el artículo a él dedicado en la página web de Blesa un lugar en el mundo (http://www.blesa.info), que contiene detalles recopilados y otros datos novedosos, así como la historia del crucifijo que podemos ver en la iglesia parroquial en un pilar del lado derecho y que es la única obra que se conserva en Blesa, que nosotros sepamos, de Santiago González.

Villarquemado, expositor. Foto de F. Mañas
Expositor de Villarquemado.
Foto F.Mañas

Expositor de Villanueva de Jiloca
Expositor de Villanueva de Jiloca.
Foto F. Mañas

Agradecimientos

A Mariano Sierra Hijazo vecino de Valdehorna por su amabilidad y atenciones gracias al cual existe este artículo.
A Leonor Naval Pérez y José Bartolo, vecinos de Blesa por recordarnos una instantánea de nuestro pasado.
A Fabián Mañas, por su trabajo y las fotografías sobre las diversas obras de Santiago González en las localidades de la ribera del Jiloca.

Bibliografía

  • - LOMBA SERRANO, Concha y otros (1997). "Salvador Gisbert (1851-1912) Recuperar la memoria". Ibercaja y la Diputación Provincial de Teruel. [Artículo al primero de sus artículos]
  • - LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier. “Santiago González y Pascual”. Página web “Blesa, un lugar en el mundo” en www.blesa.info/gensgonz.htm.
  • - MAÑAS BALLESTÍN, Fabián (2000) "Santiago González, artista polifacético", revista Xiloca nº 26 (noviembre 2000) Centro de Estudios del Jiloca. Puede leer este estudio en la página del centro de estudios en www.xiloca.com.
  • - MAÑAS BALLESTÍN, Fabián (2003) "Algunas obras del siglo XIX. Santiago González". Varios autores (Coordinadores: José Luis Ona González y Fabián Mañas Ballestín), "Comarca del Campo de Daroca", Colección Territorio, nº 8. [Zaragoza] : Departamento de Presidencia y Relaciones Institucionales. Diputación General de Aragón. pág. 221-224. [Enlace]
  • [Actualización con bibliografía posterior:] - MAÑAS BALLESTÍN, Fabián; MARTÍN DOMINGO, Francisco (2013) "Tras las huellas de Gisbert. Su paso por el Jiloca y alrededores"; Xiloca (nº 41, mayo 2013), Centro de Estudios del Jiloca.

Notas

↑ 1.- Doctor en Historia del Arte. Catedrático excedente de Escuela Universitaria y de Instituto de Bachillerato.

↑ 2.- Mañas (2000), pág. 82-83.

↑ 3.- Los datos básicos sobre la vida de Santiago González aparecieron en "Salvador Gisbert (1851-1912) Recuperar la memoria" en el estudio de la profesora Concha Lomba.

↑ 4.- Mañas (2000), pág. 79.