íctor Alconchel Martín, hoy jubilado, natural de Azuara (Zaragoza), trabajó y vive desde hace años en Muniesa (Teruel) con su esposa Engracia Pina. Nos contaba en 2010 que su padre Crispín, su hermano Santos y él mismo trabajaron en varios molinos harineros de la cuenca del Aguasvivas (afluente poco caudaloso del Ebro por su margen derecha) y también algunos hechos que vivieron durante la guerra civil en la zona del sur de la provincia de Zaragoza.
Víctor Alconchel nació en , y como sus cuatro hermanos nació en Azuara (Zaragoza). Tenía posibilidades para haber estudiado, eran sus intenciones, pero su oficio terminó siendo el de molinero, el cual aprendió de su padre Crispín Alconchel Fleta (nacido hacia 1893, murió en la década de los 40).(1) Víctor trabajó en varios molinos: el Bajo de Azuara (Zaragoza), en el molino Bajo de Moyuela (Zaragoza), en el molino Bajo de Blesa (Teruel), todos ellos hidráulicos, y en el molino de Muniesa (Teruel), que era eléctrico.
Su padre trabajó de joven en Zaragoza haciendo piedras de molino. Aunque las piedras más famosas para hacer muelas provenían de La Ferté (Francia), “venían planas como esta mesa” y en Zaragoza “había que hacer las divisiones y picarlas” dotarlas del relieve necesario para moler. Con esa y otras experiencias se marchó al Villar de los Navarros (Zaragoza). Los padres de Crispín no eran molineros; Crispín "anduvo toda la vida arreglando molinos, picando las piedras y aprendió el oficio en Zaragoza". Tuvo a su familia en Azuara, y transmitió el oficio de molinero a algunos de sus hijos.
Su padre, "antes de la guerra ya no trabajaba el oficio" (no era ya molinero), hacía muchos años que no ejercía. Tenían una posada (o una fonda) y de ello vivían todos en Azuara. "En la posada de los padres iban tratantes con caballerías, llegaban carros con cerdicos pequeños para vender". Víctor nos cuenta que terminó de molinero por la guerra civil, porque él estaba encaminado a haber ido a estudiar a Zaragoza, "para militar".
“En la posada de mis padres convivía mucho con la guardia civil,
era joven, me querían mucho, y yo sabía bastante para mi edad”.
“Tenía hasta la ropa preparada para ir a Zaragoza. Colegio,
cuartel y casa, esa era mi vida.” “En el cuartel de la Guardia
Civil tenía otra escuela”. Cuando los guardias estaban “de
puertas”, que no se podían mover del cuartel, les llevaba la
comida. Me querían mucho y vivía como “un rai”.
De pequeño ya vestía el uniforme de Guardia Civil, que se
lo pagaron los guardias (en 1935) y se lo hizo el sastre. “Me pasaba
la vida en el cuartel, en una mesica, con una farolica, para estudiar por
la noche. Me enseñaban mucho, me pagaban “la particular”
del colegio... estaban muy contentos conmigo”. “Me gustaban
mucho las letras y tenía mucha ayuda. Se deshacían por enseñarme”.
“Si me hubieran dicho que iba a terminar de molinero...”
El plan que tenía se lo partió la guerra como decíamos.
“Una guerra para que disfrutaran los malos”
Sobre la guerra civil en Azuara nos cuenta que no vieron combates, pero
entraron los Rojos. En su casa les robaron todo: “Eso es muy malo,
aún viéndolo uno no se lo cree”.
“Una vez iba por el pueblo, y un burgués [sic] de los que mandaban me mandó: «Tú Víctor a coger "alfalces"» Yo tendría unos 12 años, pero más hombría que mis hermanos, y como contesté: «¿Quién es usted para mandarme a coger alfalces?», por eso me retiró la ración de comida y hube de comer de la de mis padres” (ríe).
En Azuara vio al dirigente anarquista Saturnino Carod.
“A un hermano de mi madre -'cortico' y desgraciado,
pero muy buena persona- lo cogieron los milicianos de Carod-Ferrer para
matarlo en Azuara. Mi madre no hacía más que llorar como una
desesperada. En casa comían muchos milicianos porque era fonda, era
una casa muy grande. Un día un militar (parece que lo veo ahora)
de las fuerzas republicanas que tenía revolver y el fusil ahí
colgado en una estaca de la cocina, habló a Crispín, su padre,
y le dijo: «Vamos a ver si salen o no salen.». Y fueron los
dos a una casa muy grande, donde estaba Carod, y el soldado le dijo a mi
padre: «cuando oiga usted un tiro arriba y baje gente por la escaleras,
a todos los que bajen los mate, no deje a nadie». Pero Carod se ve
que se dio cuenta y dijo a los presos «a la calle». Pero mira
si arriesgó la vida mi padre.”.
“A mi tío no lo explotaba el rico, pero estaba en la casa del
más rico del pueblo, como criado, y por eso había que picarlo”
-indica intentando explicar la lógica de aquellas acusaciones-.
A su padre lo tuvieron los anarquistas, trabajando forzadamente en la carretera
de Moneva, y dormían en parideras de los ganados(2).
Su padre conoció allí a muchos muniesinos entonces. Tuvo oportunidad
de salvar muchas vidas. “Porque allí, si había alguno
al que le dolía algo o un poco la cabeza, y si no enganchaba [a trabajar]
lo cogía el cabrito de arriba, con el coche, lo montaba, se lo llevaba
ahí abajo a una montaña y le pegaban cinco tiros... por no
trabajar. Por eso a mi padre lo querían mucho los que conoció
en la carretera”.
También los niños estaban en peligro, como en aquella ocasión en que recibió los salpicones de un ametrallamiento, por fortuna sin consecuencias.
“A mi me pusieron la camisa una vez toda llena de tarquín de las balas que nos tiró un caza. Estábamos jugando en Azuara a la pelota, y empezamos a oír la sirena y dos amigos míos y yo echamos a correr derecho a las cuevas. Y un avión nos enfiló por un camino que nos metimos y nos puso pa qué, pero no nos pegó”.
Tras conquistar los Nacionales la zona (en la ofensiva de marzo del 1938) Crispín “enganchó de molinero otra vez, a la fuerza, porque la casa se la habían desecho”, y es que también fue afectada por un bombardeo(10). Él enseñó a dos de sus hijos, Víctor y Santos (éste dos años mayor que Víctor, y ya fallecido) el oficio de la molinería (el hijo mayor llevaba un ganado). Su expresión “Cuando terminó la guerra” siempre se refiere a marzo de 1938, pues vivían ajenos a sucesos externos.
Moliendo en Blesa
Pero aún no había terminado la guerra cuando llegó Crispín Alconchel con su familia a Blesa. Les llamó para trabajar y hacerse cargo del molino Bajo el Ayuntamiento de Blesa, que se incautó del mismo tras entrar las tropas Nacionales en el mismo marzo de 1938, y haber huido el propietario. Se lo arrendaron a los Alconchel, porque un primo hermano de Crispín tenía amistad con los de la alcaldía y “eran los que mandaban en Blesa”. Hablando un día los primos le dijeron “...a Blesa te puedes pasar que hay un molino”. “Era el molino del Antimo Serrano y allí estuvimos dos o tres años”.
Imágenes del molino Bajo de Blesa antes de su completa restauración
de 2009
Víctor nos cuenta que no le costó aprender el oficio. “La harina se te tiene que quedar en el dedo. Había que tener muy buen oído para ser molinero. Según como es el ruido así va la molienda; si el molino es vivo, que es chillido, pues es que quema la mercancía, y sale la harina mala.” Víctor molía por la noche, y su padre y Santos por el día.
El molino Bajo estaba en buen estado: "Cuando llegas a un molino lo primero que haces es ponerlo en marcha y ver si va bien, y si no va bien a tocarlo". "El molino estaba normal para llegar y trabajar, y el que entró después a moler"; ni adquirieron ni tocaron nada de la maquinaria. El agua del molino Alto bajaba al Bajo, con la que molían. "Al molino Alto no le faltaba agua, y al Bajo entonces tampoco".
Se encontraron un molino con turbina y no con rodete, pero no fue problema para ellos. Durante los años que trabajaron en Blesa no hubieron de desmontar la turbina para nada y tampoco tuvieron el motor de gasoil que luego compró la familia de molineros Serrano, para utilizarlo durante las sequías.
Aunque les había llamado el Ayuntamiento de Blesa, no trabajaban por un sueldo, sino que trabajaban por su cuenta, lo hacían por la maquila. Cobraban por cada talega, tres almudes (lo acostumbrado), cobrando siempre en especie. "La maquila no te la podías quedar, la teníamos que llevar a Muniesa, al almacén del "Servicio Nacional del Trigo" -para el Gobierno-, que entonces estaba en la "fábrica de harinas" que había en la salida hacia Cortes de Aragón. Allí la recogía el jefe de almacén, y nos la pagaba". Durante el corto periodo en que trabajaron los Alconchel no se hacía estraperlo, todo fue autorizado, realizado conforme a la legalidad, y toda la maquila iba al Servicio Nacional del Trigo. Ellos tenían las talegas en el patio, las descargaban los clientes, las molíamos y se las dejábamos en el patio. Víctor nos contaba que no sabía de los escondites y dobles tabiques que décadas más tarde nos enseñó en el edificio Facundo Serrano, el último molinero del molino Bajo de Blesa.
A este molino venían también vecinos de Muniesa, algunos amigos de su padre.
Recuerda que en el molino de la Cueva (de Blesa) trabajaba Gregorio Aznar Loshuertos, que era mayor que él, y con quien entabló buena amistad. El molino le parecía "malo del todo"; “...como fuerza y bien montado está, pero estar debajo de una montaña..., a mi no me iba eso, por eso le decían el molino de la Cueva”. Y recuerda también que en el molino del Vado (de Blesa) trabajaba un hermano del tío Antimo (propietario del molino Bajo), Lorenzo Serrano Salas (1909-1989).(3)
Los propietarios del molino Bajo, la familia de molineros Serrano, habían huido de Blesa ante la ofensiva del bando Nacional de marzo de 1938. Antimo, el padre, tenía ideas de izquierdas y se llevó a su familia; tenía dos hijos molineros (Facundo -un poco menor que Víctor- y Ángel -un poco mayor-).(4)
Cuando regresó a Blesa la familia Serrano, a Antimo “le arrearon y lo encarcelaron”, pero los hijos se hicieron cargo de su molino y la familia Alconchel se marchó. Los Alconchel les dijeron a los hijos de Antimo “Hala, entrar, que nosotros nos vamos”. Víctor nos indica que se marcharon porque quisieron, porque los del Ayuntamiento no querían que los Serrano volviesen, y le dijeron a Crispín Alconchel: "Tu si quieres márchate, pero ellos aquí no entrarán.", y Crispín les contestó "Eso no es cuenta mía".
“Entonces... cosas que pasaban, cosas mal hechas, por todas partes.” reflexiona Víctor.
Moliendo en Muniesa
Mientras trabajaban en aquel molino de Blesa, amigos de Muniesa, de Crispín, le animaban a que fuesen a dicha localidad. "Crispín ¿por qué no vienes a moler a Muniesa, que hay un molino muy bueno? Estarás muy bien". "Y cuando regresaron los propietarios del molino Bajo de Blesa se vino a Muniesa por amistades". A algunos de estos amigos los había conocido trabajando forzadamente en la guerra: “mi padre estuvo en la carretera de Moneva, castigado”, donde la columna anarquista Carod Ferrer tuvo trabajando a muchas personas, hombres y mujeres haciendo una carretera en las inmediaciones de Moneva (Zaragoza).
“Este molino era de los buenos”, molía con motor eléctrico, y era propiedad de la compañía eléctrica Rivera Bernad. Ocupa casi toda la manzana. Pagaban un arriendo a Rivera, hasta que bastante más tarde lo compró Víctor. El molino situado entre las calles “El Barranco”, “Escribana” y Loma, “era muy viejo” según Víctor. Debe datar de la segunda década del siglo XX, cuando llegó la electricidad a Muniesa.(5)
El molino eléctrico de Muniesa estuvo parado “desde muchos años antes” de volver a ponerlo en producción los Alconchel. “Lo llevó un tal Pérez y hacía muchos años que no era molinero”. Pero luego matiza que era José Pérez, y que fue criado del molino, de cuando recogían por las casas el trigo y repartían las talegas ya molidas, tarea que los Alconchel no hicieron nunca.“Los de Muniesa iban a Blesa a moler, porque durante años estuvo cerrado”.
Y quizá no va desencaminada la memoria de Víctor, porque los testimonios de la familia de molineros Serrano de Blesa, nos hablaron una vez del molino del Val de Muniesa. Facundo Serrano me contó que su abuelo, “Prudencio Serrano Pérez (Blesa, 1870 aprox. - 1933 o 1934, padre de Antimo y Lorenzo), inauguró el molino del Val de Muniesa, un molino que funcionaba mediante energía eléctrica, frente al viejo matadero del lugar, y que finalmente se abandonó, pues no conseguía bastante electricidad para trabajar con la que le proporcionaba la central de Rivera”.(6)
Como el molino era eléctrico “molían de sol a sol, desde que salía hasta que se ponía”, y entonces les quitaban la luz, que era destinada a la iluminación de los vecinos.
En la misma casa/molino de Muniesa vivía el electricista Pablo Pellicero Arnas, que era empleado de la Compañía eléctrica Rivera, que estaba para el mantenimiento y “para dar servicio al pueblo”.(7) Yo le decía “Oye, que se me ha roto esto o aquello”.
En Muniesa había una fábrica harinera y les hacía competencia, pero Víctor considera que “era pequeña”, y ellos tenían muchísima faena.(8) "Vinieron unos molineros (no recuerdo de donde) y trabajaban en la fábrica [de harina]". Los dueños de la harinera cree que son de Muniesa pero vivían en Zaragoza. "Debe estar desecha. La compró un chico joven, pero no es molinero... no la hará funcionar. Tiene que ser del oficio, sino no lo hará funcionar" sentencia Víctor. Preguntado, Víctor nos dice que nunca trabajó en molinos que tuvieran muelas con rodillos, todos molían con piedras.
Sobre otros molinos próximos nos dice "Había otro molino muy viejo pero que no molía (ni intención de moler) que está saliendo de Cortes de Aragón, a la derecha, eléctrico también, que estando ellos trabajando no molía y antes tampoco".
Un paréntesis importante. Moliendo en Moyuela y Azuara.
Víctor nos recuerda que al tiempo su hermano Santos se quedó al cargo del molino de Muniesa, y su padre Crispín y Víctor fueron a trabajar a un molino de Moyuela, donde permanecieron unos años en el molino Bajo, al que califica de malo porque molía poco. “Hoy en día está escachado”.
Molino Bajo de Moyuela (fotografías cedidas por José Abadía)
En Moyuela ennovió con Engracia (natural de la localidad) y se casaron en 1949.
También trabajaron en el molino Bajo de Azuara. “Allí estuvimos poco porque nos persiguieron mucho. ¡Barbaridad!” Y es que nos cuenta Víctor que estaban establecidos en Azuara 'los Pelotos' (ricos vecinos provenientes de Moyuela, donde tuvieron un molino o fábrica de harina)...(11)
“y compraron luego otra en el mismo pueblo a un amigo de mi padre; y de las dos hicieron una en Azuara, y lo que molía mi padre con el molino no lo molían ellos; que pasa que el lobo grande se come al pequeño. A mi padre nunca le ha faltado faena, y al fabricante le jodía que moliéramos en el molino, porque le quitaba la molturación, y nos atacaba mucho el servicio. Los Pelotos nos mandaban a los del Servicio Nacional de Trigo desde Zaragoza. Una noche estaba yo sólo, y a las cuatro de la mañana llegaron dos inspectores, y me revolvieron toda la casa, habitaciones y todo (que si hubiera llevado pistola los hubiera...). Y pasamos por una habitación donde había dos sacos de trigo, que no recordaba, y les dije: -“¡Hala, mirar esto que sólo os falta esto...!” -“Cuando nos dices que miremos, por algo será... no habrá mucho.”, y no lo miraron (ahora ríe). -“Pero a las cuatro de la mañana me abrieron la casa, ¡me asaltaron!... un asalto” (aún protesta contra el atropello).
Según Víctor se lo hicieron porque eran molineros, y por si había estraperlo. "En Azuara molíamos mucho y a alguno le estorbaría que moliéramos, porque le quitábamos la faena. Molíamos en el molino Bajo de Azuara, y estuvimos en el Alto también". Y reflexiona que menos mal que la Guardia Civil y nosotros éramos unos, nos ayudaba en todo y por todo, por la relación de antes de la guerra. La Guardia Civil le decía a mi padre: "Usted muela, que aunque vengan aquí, no los llevaremos, y ya sabemos lo que tenemos que hacer".
Regreso definitivo a Muniesa
Nos recuerda Víctor que volvió a Muniesa, y que su hermano Santos se marchó a Zaragoza y puso una tienda y no quiso saber más del molino. Y a mi no me iba mal y lo compré.
Nos dice que venían a su molino "desde Moneva, de Plou, de Cortes, de Blesa, venía alguno de Segura", y que tenía como ayudante a "un criado" porque el hijo de Víctor y Engracia era pequeño. Nos cuenta que en Muniesa tuvieron tres criados, pero la memoria no le trae ahora sus nombres.
Víctor ya no recuerda bien en qué año cesaron en el negocio como molino. Se jubilaría sobre 1988. Ya dejaron de hacer harinas, pero nos dice que alguna vez utilizaban el molino para uso particular y que la última vez que molieron en Muniesa fue “para dos chicos que querían hacerse el pienso... Y lo hicimos hace pocos años”.
Víctor nos dice que montaron una granja con cerdos y gallinas en los años sesenta. Engracia nos comenta que compraron un molino de martillos y lo llevaron a la granja, para moler piensos para ellos.
“Yo no pensaba ser molinero, pero vine a Muniesa, ya me casé y aquí he echado toda la vida”. Víctor nos cuenta que no nos podemos hacer a la idea de la cantidad de personas que pasaban por el molino de Blesa y de Muniesa. Nos explica que actualmente el molino está desmontado, y que ahora, lamenta, “no vale un pesetón”. Una pena que no se conserven algunos de estos ingenios intactos.
Muniesa, 8 de agosto de 2010 / 4 de diciembre de 2011
Fuentes de archivo
A.H.P.Z. Censo electoral del año , provincia de Zaragoza, localidad de Azuara. Boletín Oficial extraordinario de la Provincia de Zaragoza del 21 de julio de 1934.
GIMENO VALERO, José J. (2001) “Muniesa de antaño a hogaño”. Libros Certeza.
GUALLAR PÉREZ, Manuel. (1978) "Historia de Muniesa (desde sus orígenes hasta nuestros días)"; Lérida.
LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier. (2009) Historia del molino Bajo de Blesa; Publicado en Internet en "Blesa, un lugar en el mundo" en www.blesa.info/monmolinobajo.htm. También en la revista "El Hocino" nº 23 de junio de 2009. Editada por la asociación cultural El Hocino de Blesa.
PINA PIQUER, José Manuel (2004) “La sociedad eléctrica albalatina Rivera-Bernad”. Revista de Andorra nº 4. Centro de Estudios Locales de Andorra.
Esta entrevista debe su existencia a mi amigo Gregorio Lagunas. Gracias. Y por supuesto a la familia Alconchel-Pina. También debo mi agradecimiento a José Abadía, que me remitió imágenes del molino Bajo de Moyuela.
- LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier (2013) "Historia del molino de la Cueva, de Blesa (Aragón). Del medievo a fábrica de electricidad." Publicado en internet en "Blesa, un lugar en el mundo" en www.blesa.info. El anexo 2 con documentos y fotografías está publicado en un archivo separado en hisMolinoMedievalLaCuevaBlesa-Anexo(JLozano).pdf.
- LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier (2013) "Entrevista a Esperanza Serrano. La saga de molineros de Huesa del Común (Teruel) y otros pueblos de la cuenca del río Aguasvivas y sus anécdotas."
Publicado en Internet en "Blesa, un lugar en el mundo" en www.blesa.info/genSerranoPlou-molineros(JLozano).pdf.
↑ 1.- Alcochel Fleta, Crispín, tenía 41 años cumplidos en 1934, cuando estaba censado en la C/Chilindres, 8, posador. Censo electoral del año 1934, provincia de Zaragoza, localidad de Azuara. Boletín Oficial extraordinario de la Provincia de Zaragoza del 21 de julio de 1934. A.H.P.Z.
↑ 2.- En el corral de los Calvo, al norte de la carretera, en el término de Blesa, nos aclaran Pascuala y Tomás, vecinos de este pueblo.
↑ 3.- Para más información sobre el molino Bajo y la saga de molineros Serrano puede leer LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier. (2009) Historia del molino Bajo de Blesa; Publicado en internet en "Blesa, un lugar en el mundo" en www.blesa.info/monmolinobajo.htm. También en la revista "El Hocino" nº 23 de junio de 2009. Editada por la asociación cultural El Hocino de Blesa.
↑ 4.- Gregorio Lagunas nos recuerda que Facundo con 15 o 16 años recaló en Gavà (Barcelona) y vivió un tiempo en casa de "la Royo", una mujer de Andorra [Pilar tiene unos 93 años -en 2010-].
↑ 5.- Hasta que podamos datar fehacientemente la construcción del molino, sirva como pista que la central eléctrica de Albalate del Arzobispo, la de “Rivera-Bernad y compañía” de donde partió la electrificación de esta zona de Zaragoza y Teruel, se inauguró en 1905, como puede leer en “Industrialización y caciquismo durante la restauración. La sociedad eléctrica albalatina Rivera-Bernad” de José Manuel Pina Piquer (Revista de Andorra nº 4 (2004) “Centro de Estudios Locales de Andorra”). [http://www.dpz.es/turismo/multimedia/no_editados_patronato/varios/cazarabet/Alarifes-8.pdf ]. Para saber algo más sobre José Rivera, el artículo del mismo autor en el nº 6 de la misma revista (2006) “El orden público conservador a principios del siglo XX”.
Sobre datar la llegada de la luz eléctrica a Muniesa, es aproximado, ya que no lo registró el libro de “Historia de Muniesa” de Manuel Guallar. “No menos entusiasmo suscitó entre nosotros unos once años después [sobre 1915] la venida de la luz eléctrica. El pueblo expresó su satisfacción con esta copla: «Muniesa ya no es Muniesa – por que se ha vuelto ciudad, porque don Pepe Rivera – ha traído electricidad». Don Pepe Rivera fue un abogado de Albalate [del Arzobispo] que nunca ejerció la carrera de las leyes, y que, sin ser ingeniero industrial, poseía muchos conocimientos técnicos en esta especialidad. Él fue el alma de la sociedad «Rivera, Bernad y Compañía», que instaló sobre el río Martín, a su paso por su villa natal, una buena central eléctrica. Esta fue poco a poco ampliando su red de tendido eléctrico hasta una cuarentena de pueblos de las provincias de Zaragoza y Teruel, uno de los cuales fue el nuestro. [Muniesa] […] Pero no sólo proporcionó esta central luz a nuestro pueblo, sino también energía para mover las muelas de un molino harinero que fue instalado en la casa frontera a la antigua sacristía de la iglesia. Con él Muniesa se liberó de la necesidad de llevar a moler su trigo a apartados molinos de agua sitos en otros términos. Y también, en casos de urgencia, se benefició del teléfono que la compañía tendió para su uso particular.” GUALLAR PÉREZ, Manuel. (1978) "Historia de Muniesa (desde sus orígenes hasta nuestros días)". Pág. 55.
Otro muniesino transmite entre sus recuerdos que “Rivera y Bernad compró un caserón a “La Escribana” junto a la iglesia, donde situó el transformador. La Central. […] La primera industria que funcionó con electricidad, fue un molino para cereales y que fue situado en la misma casa de “La Central” instalado y explotado por la compañía Rivera y Bernad. Luego ya lo arrendaron y por moler cobraban la “Maquila”, esto es al tanto por ciento en especie. Fue muy importante y provechoso para Muniesa, pues siempre se tuvo que ir a Blesa, o a Oliete que estaban lejos, para poder disponer de harina para amasar el pan, o salvado para dar de comer a los cerdos” […] “Más adelante ya cerca de los años treinta se instaló una fábrica de harinas, en la carretera de Cortes, que después de la guerra fue de Froilán Tomás, con maquinaria moderna y el pueblo ganó muchísimo. Ahora venían todos a moler a Muniesa. Con tales visitas los comercios aumentaron y ganaron.” GIMENO VALERO, José J. (2001) “Muniesa de antaño a hogaño”. Pág. 298.
Y la esposa de Víctor nos transmite que le dijeron, que al parecer “fue de una señora que era muy rica, pero se echó a jugar, se lo jugó todo y los de la luz, lo compraron, y luego nos lo vendieron a nosotros”.
↑ 6.- Prudencio Serrano provenía de una familia de molineros, ya que su madre Teresa, era molinera y procedía de Maicas, mientras su padre, Mariano, también de Maicas fue herrero hasta que se casó y cambió de oficio. LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier. (2009) “Historia del molino Bajo de Blesa”.
↑ 7.- Pablo Pellicero atendía también a las “igualas”, como cobrador y revisor de la instalación. GIMENO, pág. 298.
↑ 8.- Pocos más testimonios se han escrito sobre el primer abandono de aquel molino eléctrico, pero sin entrar en los motivos, sólo sugiriéndo que se vio superado, lo que no encaja ni con el testimonio de Facundo Serrano ni de Víctor: “Antes de la última contienda fratricida, el molino harinero eléctrico primitivo fue superado por la fábrica «San Lorenzo», de Froilán Tomás, que hace tiempo no funciona ya...”. GUALLAR (1978), pág. 93.
↑ 9.- Actualización, Víctor Alconchel falleció en 2015 y Engracia Pina en 2016 en Muniesa.
↑ 10.- Actualización. Hubo bombardeos sobre Azuara, por parte de la aviación franquista, en mayo y junio de 1937. Del 31/5/1937 se conserva una fotografía aérea [Territorio nº 35. Comarca de Campo de Belchite, pág 163, del Archivo Histórico del Ejército del Aire SHYCEA].
Se conserva una fotografía en tierra del bombardeo, publicada en [DÍEZ TORRE, Alejandro R.. (2003) "Orígenes del cambio regional y turno del pueblo Aragón, 1900-1938." II. Solidarios: un turno del pueblo: Aragón, 1936-1938. UNED y Prensas Universitarias de Zaragoza. pág. 430] sin créditos con el pie de foto "derrumbes de casa y primeros auxilios -con escalera- en Azuara el 14 de junio de 1937".
El diario ABC del 15 de junio de 1937 contaba en crónica del día 14 (quizás no exacta como corresponde a los tiempos de la desinformación) que "La aviación facciosa lanzó sus bombas con más saña sobre las eras y los graneros de trigo, pero solo se quemaron algunos pajares. Las víctimas de este bombardeo son muy escasas. El balance acusa un muerto y cuatro heridos. También resultaron muertas cuatro caballerías."
Hay una crónica más completa sobre los bombardeos aéreos en Azuara que cuenta que era:
"... el cuartel de cientos de milicianos y también soldados. Este hecho no pasó desapercibido al bando sublevado que comenzaría a bombardear la villa a partir del mes de Mayo de 1937. Con los primeros bombardeos aéreos, la población civil no tarda en abandonar apresuradamente la zona. En concreto 1.100 habitantes de Azuara son evacuados en caravana de carros hasta los pueblos cercanos [sic] de Aguaviva y Más de las Matas. [...]
En el mes de Junio se llegan a contabilizar más de 1.600 soldados de la 118 Brigada Mixta acampados entre la localidad y otras villas próximas como son Herrera de los Navarros, Fuendetodos, Moyuela, etc.
[...]
El 13 de Junio de 1937 un grupo de bombarderos franquistas formado por 18 aviones Heinkel He 46 (llamados comúnmente "pavas") sueltan su carga mortal reduciendo varios edificios a escombros y matando a un miliciano. [...]
↑ 11.- Actualización (Abril 2020). La familia Royo y sus dos harineras, la de Moyuela y la Azuara las tenemos en parte documentadas. En la hemeroteca de Zaragoza hallé la noticia de 19 de enero de 1927 donde se publicaba la inauguración de la fábrica Harinera de San Clemente, en Moyuela. El propietario, el señor Antonio Royo Tomás. Implicado también su pariente señor párroco de Utrillas Augusto Godoy. Celebraron misa en la ermita de San Clemente, pagada por el constructor de la harinera Antonio Bernal. Contó con un motor diessel Tangye horizontal de 25 caballos y los montadores de la maquinaria fueron de la casa Andrés Morros de Barcelona; la harinera molía ya mediante cilindros y no con muelas.
La otra harinera de los Royo la levantarán en Azuara, como nos contaba el molinero Víctor Alconchel. Se conservan una noticia del destino final de la Harinera de Azuara, comprada por un obrero coleccionista de patrimonio industrial, como se puede leer en esta entrevista en la prensa nacional. Y puede ver fotografías de la harinera de Azuara en las entradas de estos dos blog, uno sobre patrimonio industrial con entrevista al coleccionista y más aún en el blog de Plenas.