La Iglesia ante los cambios (1910)

Indice

3 de octubre de 1910

El Noticiero

Habrá quien crea que los pulsos entre la clase política y la iglesia católica en España datan de los tiempos de la Segunda República, pero no es así. Ha sido un continuo desde comienzos del siglo XIX por separar la nación de la religión, por ahogar el integrismo que suponía el Carlismo, por aminorar la influencia profunda de la institución religiosa como poder económico e ideológico.

Aquí traemos los ecos locales de una protesta masiva y de ámbito nacional que tuvo lugar en octubre de 1910. La iglesia católica tuvo una reacción un tanto excesiva ante unas reformas del gobierno de turno, presidido por José Canalejas; organizó una enorme campaña y manifestación de su poder amparada en la inmensa masa popular (rural y urbana), dirigidos por el verbo inflamado de los muchos intelectuales conservadores y miembros de la clase sacerdotal, contra «las leyes conculcadoras de los derechos imprescriptibles de la Religión católica, única verdadera y la oficial del Estado».

La manifestación de la zona de Blesa confluyó en el santuario de la Virgen de la Aliaga, en Cortes de Aragón, desde localidades que abarcan básicamente lo que es gran parte de la actual comarca de Cuencas Mineras. La noticia está redactada por uno de los más que partidarios de la protesta, tiene un tono triunfalista, y no aporta en sí muchos detalles (que se dan por sabidos). Al final daremos unos detalles del contexto histórico.

El Noticiero

Cortes de Aragón

Al Santuario de la Aliaga, acudieron los pueblos ya anunciados, precedidos todos ellos por las banderas de las Cofradías.

Desde las primeras horas de la mañana, comenzaron a llegar en largas peregrinaciones los vecinos en masa de los pueblos citados [sic]. Las aclamaciones y vivas a la Religión y a Cristo, a la libertad cristiana, a la Virgen, etc., se sucedían sin cesar, entrando, a medida que llegaban a saludar a la Virgen.

A las once, organizose una procesión de hileras interminables alrededor del Santuario, llevando en andas la imagen de la Virgen que fue colocada en artístico altar portátil preparado en un ángulo del edificio, frente a la explanada que domina el pueblo de Cortes.

A continuación, celebrose una misa rezada por el Sr. Arcipreste de Montalbán, durante la cual una banda de música ejecutó escogidas piezas.

Luego ocupó la tribuna dispuesta en medio de la citada explanada, frente a la imagen de la Virgen el catedrático de la Universidad de Zaragoza Sr. Rius y Casas.

Hizo la presentación del orador D. Andrés Espeleta en unos brillantes párrafos que arrancaron aplausos de la multitud.

El Sr. Rius y Casas, con la elocuencia que le es peculiar, hizo historia de los agravios inferidos a la Iglesia y al Pontífice por el gobierno Canalejas, lo que ha motivado la actual protesta, de toda España.

Dijo que estábamos en los principios de una persecución igual o peor que la sufrida por el pueblo católico francés, y que costase lo que costase, en la católica España no se consentiría tan vergonzoso espectáculo, pese a las logias y sus aliados.

Terminó diciendo, que todos los que quisiesen comprometerse, bajo juramento, a llegar hasta el martirio y derramar su sangre en defensa de la Iglesia si preciso fuera, que levantasen el brazo, y ni un sólo manifestante dejó de hacerlo, respondiendo a los vivas con el mayor entusiasmo.

Tuvo párrafos verdaderamente elocuentes y sensacionales, oyendo al terminar una larga ovación, mezclada con entusiastas vivas, demostrativos del ardor religioso que inflamaba los corazones de los oyentes.

Después habló el director del Seminario Sacerdotal don Antonio Martínez y Martínez, quien verdaderamente emocionado, pronunció un discurso de altos tonos patrióticos, haciendo ver hasta la evidencia, cómo la política gubernamental se desarrolla actualmente influida por el revolucionarismo extranjero.

Dijo que los aragoneses de hoy, imitando a sus antepasados que nombraban el rey con la fórmula de «Nos que valemos tanto como vos y que todos juntos valemos más que vos», alzan, como aquellos, su voz para decir a los poderes públicos que el gobierno debe ser para la Patria y no la Patria para el gobierno, que debe limitarse a hacer felices, temporalmente, a sus súbditos protegiendo en vez de combatir todo lo que se relacione con su felicidad eterna.

Imposible seguir en su hermoso discurso al Sr. Martínez. Sólo diremos que al terminar, las lágrimas asomaban a los ojos de los oyentes, cuyo entusiasmo se desbordó en calurosos vivas y aplausos.

Los niños de las escuelas de Blesa con su maestro al frente vinieron cantando el himno contra las escuelas laicas y llevando en grandes carteles impresa la letra de himno. También han acudido los niños y niñas de los demás pueblos.

Nota altamente emocionante la han dado los vecinos del pueblo de Valdeconejos que para asistir al acto han tenido que salir de su pueblo a las dos de la madrugada haciendo un viaje de nueve horas por caminos ásperos y difíciles.

Antes de la comida, en presencia de los Ayuntamientos, sacerdotes y personas de mayor significación con ...tes al aplech(?) ha sido leída la enérgica y valiente protesta que los manifestantes elevan al gobierno, siendo acogida su lectura con inmenso entusiasmo e interminables aplausos.

Se ha recibido una expresiva carta del Sr. Castell, Diputado a Cortes por Montalbán diciendo que, sintiendo en el alma no poder asistir personalmente al acto, adhiérese a el de corazón, y compromietiéndose a secundar la acción y aspiraciones de los católicos porqué por encima de todos los compromisos políticos, dice es católico.

Los millares de manifestantes desparramáronse por el campo para comer en santa paz y alegría.

Por la tarde hubo gran Salve de despedida, comenzando luego el desfile de los manifestantes.

Creemos quedarnos cortos al afirmar que el número de asistentes no ha bajado de 11.000.

Solamente desde Plou a Utrillas han ido dos trenes especiales repletos de católicos.

El día de hoy ha sido de los que dejarán imborrable recuerdo en los habitantes de todos los pueblos de la comarca.

El común sentir de todos era que estos actos deben repetirse con alguna frecuencia para adiestrase en esta clase de lides religioso patrióticas, para evitar de este modo que los nuevos afrancesados de principios del siglo XX entreguen a España en las manos de sus enemigos; pues que no otra cosa -dicen- sucederá, si consentimos que desaparezca el sentimiento religioso que hace un siglo salvó a España de la dominación extrajera y que siempre ha sido la base de nuestra grandeza.

El Corresponsal

Sin comentarios. Este 1910, la propaganda católica llevaba días anunciando la convocatoria en toda España de las protestas y calentando las opiniones en su prensa para exacerbar los ánimos en defensa de los intereses de su estatus. Es de suponer que así lo hicieron también desde los púlpitos los curas con sus sermones (allí donde la población no supiera lo que era un periódico o pudiese leerlo).

En el propio periódico El Noticiero, el 21 de septiembre (véase a continuación), ya anunciaban cómo iba a ser el ambiente y la protesta católica en Cortes, incluyendo el número de asistentes. ¡Qué maravilla de predicción...! Teniendo en cuenta que seguramente el anuncio de lo que iba a ser y la crónica de lo que allí ocurrió estaría escrito por la misma mano. (Lástima que no estuviese aquel día en Cortes el contador gubernamental de manifestantes en contra del trasvase del Ebro :). Seguramente no podremos hallar una crónica imparcial de cómo fue aquel día en Cortes de Aragón.

La protesta católica en CORTES DE ARAGÓN.

El Santuario de Nuestra Señora de la Aliaga se celebrará el día 2 de octubre una grandiosa manifestación.

A ella acudirán 19 pueblos asistiendo al acto más de diez mil personas.

Se celebrará solemne misa de campaña y dirigirán la palabra eminentes oradores de Zaragoza.

Para la mayor brillantez de la fiesta irá de nuestra ciudad una banda de música.

El entusiasmo es indescriptible.

Se ha impreso una circular, expresamente para invitar a los católicos a la manifestación.

El contexto histórico del conflicto liberal-religioso

El paso del siglo XIX al XX estuvo jalonado de conflictos político-religiosos. Esta época turbulenta continuaba unos conflictos cuyas raíces estaban hundidas profundamente en el belicoso siglo XIX. Las guerras carlistas (muy cercanas en el tiempo) libraban un problema fundamental en España, ajeno a los circunstanciales aspectos dinásticos: Se trató en gran parte del conflicto entre una ideología integrista católica, contraria al liberalismo y a cualquier atisbo de secularización. Décadas después de finalizados aquellos conflictos armados, aquellos fuertes sentimientos integristas se refugiaban en las bases carlistas y también tenían afectos entre el ala derecha de los católicos españoles, perdurando en épocas posteriores, y eran sacados a la luz ante cualquier intento de reducir la influencia de la Iglesia Católica.


Una romería a la vírgen de la Aliaga en Cortes, antes de la Guerra Civil del 36.

A continuación veamos un extracto sobre las reformas que planteó Canalejas, [extraídas de la enciclopedia Universal de Micronet].

Canalejas y el reformismo liberal(1)

En febrero de 1910 el político José Canalejas (1854-1912) formó gobierno. Su importancia viene dada sobre todo por el sólido espíritu reformista que se observa detrás de sus proyectos. En los casi tres años que estuvo en el gobierno, se enfrentó al problema religioso, la democratización del servicio militar, el tema fiscal, la reforma social, la de la administración local y regional, enfrentándose para ello incluso con sectores de su propio partido.

Dos de las medidas más esperadas por las clases populares fueron la abolición del impuesto de consumos y la reforma de la ley de reclutamiento, que hacía el enrolamiento obligatorio en tiempo de guerra. Otras, muy conocidas, como sus medidas en el ámbito de las relaciones con la Iglesia, como la famosa Ley del Candado -que prohibía el establecimiento sin permiso de nuevas órdenes religiosas en España- la renegociación del Concordato, su actitud más abierta hacia otras confesiones religiosas, fueron más llamativas que eficaces. Se le acusó de anticlerical furibundo, cuando en realidad sólo buscaba establecer una relación más moderna entre la Iglesia y el Estado.

Con una gran visión sobre el problema religioso de su época, supo distinguir la cuestión religiosa de la política. José Canalejas era un católico convencido y practicante, pero que nunca se mostró dispuesto a tolerar las extralimitadas injerencias del clero. El 9 de junio del mismo año presentó el famoso proyecto, llamado Ley del Candado, por el que se impidió el establecimiento de nuevas órdenes religiosas hasta que no se aprobase una nueva Ley de Asociación. Debido a este decreto tan polémico Canalejas se granjeó la enemistad del clero más radical y de la gran mayoría de la derecha española. Grupos católicos y derechistas organizaron diversos actos de protesta, en los que incluso proferían proclamas de enfrentamiento bélico. Canalejas fue motejado de anticatólico furibundo, pero siguió con la ley adelante, retirando del propio Vaticano al embajador, ante la obstinación pertinaz del Pontífice.(2)

La otra gran cuestión a la que tuvo que enfrentarse durante su gobierno fue la reforma de la administración local y regional, que ya había iniciado con poca fortuna Antonio Maura antes de su caída. Centralista en sus orígenes, Canalejas había evolucionado hacia posturas más dialogantes, forzado quizás por la presencia de los catalanistas en la vida política del Principado. Su Ley de Mancomunidades, que permitiría la formación de un órgano unitario de administración para toda Cataluña, no llegó a satisfacer plenamente las expectativas de los que esperaban una reforma y, sin embargo, le ocasionó serios problemas con sectores de su partido, algunos de cuyos diputados, entre ellos Moret, votaron en contra. En cualquier caso, murió sin ver la ley ratificada por el Senado.

El 12 de noviembre de 1912 Canalejas era asesinado por Manuel Pardiñas, un anarquista que probablemente ni siquiera tenía previsto el atentado. Como ya se ha señalado, su muerte ocasionó serios problemas, no sólo al Partido Liberal, sino al propio régimen. Las divisiones y disidencias dificultarían el turno pacífico y terminarían con las esperanzas de una reforma desde dentro.

El determinante contexto político religioso de nuestro país vecino que mediatizó, otra vez, el destino de España

Y el contexto internacional europeo también calentó los ánimos de estos feligreses y de sus curas párrocos y los católicos que controlaban y escribían en El Noticiero. Y es que lo ocurrido en Francia, en la nación vecina, aunque solo la mencionan como de refilón dos veces en el artículo de 1910 (la de los franceses y los afrancesados), estaba muy presente.

En Francia 1905, se había promulgado tras 9 meses de debates y trámites la "ley de separación de la Iglesia y el Estado", la base del laicismo francés que aún hoy existe. Eran los tiempos de la Tercera República Francesa (1870-1940) cuando se estableció un estado secular en Francia, donde la ley declaraba la célebre frase: “La República no reconoce, no paga, ni subsidia religión alguna”, y estaba "basada en en tres principios: La neutralidad del Estado. La libertad en el ejercicio religioso. Los poderes públicos relacionados con la Iglesia." Fuera de contexto puede parecer algo muy rupturista desde la España Católica y ultramontana, pero la realidad francesa era otra. Francia está en el centro de Europa, durante siglos ha estado lidiando con "cuatro religiones oficiales [hasta] entrado el siglo XX: el catolicismo, el calvinismo, el luteranismo y el judaísmo." Francia vivió guerras civiles de religiones en el pasado, y en el siglo XIX el Estado "Construyó iglesias, templos y sinagogas además de otros edificios religiosos a través de los impuestos gravados a la población entera y no solo a aquellos afiliados con esas religiones." La nueva legislación rompía con eso. Así que a partir de dicha ley de 1905 "puso fin al financiamiento de grupos religiosos por el Estado", y "declaró que todos los edificios religiosos serían propiedad del estado y los gobiernos locales; el gobierno pone tales edificios a disposición de las organizaciones religiosas sin costo para estas, siempre que sigan usando esos edificios con fines de culto".(3)

"El papa Pío X, condenó expresamente la ley, en la encíclica Vehementer Nos, en cuanto por ella la República rompía unilateralmente el Concordato, que ni siquiera fue denunciado formalmente, y desposeía a la Iglesia de sus propiedades, condicionando el uso de los templos." En las décadas previas a la ley de 1905 se había secularizado la enseñanza en Francia (1886), que no se relajaría hasta 2008, se había hecho legal el divorcio... Todo ello no se llevó a cabo sin los enfrentamientos entre clericales y anticlericales franceses.

Por todo ello, en España se opusieron con todos sus medios a la tímida lluvia de reformas del gobierno de Canalejas, por si acaso el comienzo de una borrasca o un temporal.

Además, tuvo lugar otro fenómeno en España, que a raíz de la ley francesa de 1886, muchas órdenes religiosas en Francia se mudaron de país y recalaron muchas en España, conformando junto a las ya existentes un influyente grupo en cuestión de la enseñanza. La influencia de la enseñanza católica en España estaría redoblada por los propios y por los extraños.

Tomo de "Las órdenes y congregaciones religiosas francesas y su impacto sobre la educación en España. Siglos XIX y XX": “A partir de mediados del siglo XIX, con la firma del Concordato en 1851, comienza a apreciarse un aumento de institutos religiosos, pero no será hasta la Restauración en que se alcance una reconocida presencia”: Pág. 102.
La III República francesa, saturada de congregaciones educativas, termina tras las elecciones de 1902, prohibiendo que participen en la enseñanza, su disolución y cierre gradual ("entre 1904 y 1911 se cerraron 1843 escuelas y se abrieron 272 expedientes legales por incumplimiento de la ley"), porque “lo que estaba en juego en la III República no era su lucha anticongregacionista, sino la defensa del espíritu republicano cuyo medio de difusión era la escuela”; de los 30.000 religiosos exiliados, unos 13.000 emigraron a Bélgica, 3.000 a España, al Quebec, francófono, en torno a 2.000...: pág. 123-124.
“Entre 1876 y 1900 se establecieron [en España] 73 congregaciones religiosas, 34 de ellas masculinas y 39 femeninas, con un total de 241 casas abiertas, dedicadas la mayoría de ellas a la enseñanza. A partir de esa fecha, y a lo largo del primer tercio del siglo XX, esa cantidad iría creciendo, sobre todo con la llegada de los institutos religiosos que buscan refugio en España, entre 1901 y 1914”: pág 114.
“Como señala Puelles [M.Puelles, 1980], «no deja de ser significativo a este respecto que sean precisamente los liberales los que, alarmados ante la ofensiva de la Iglesia por conseguir el control ideológico de la enseñanza, asumieran el papel de defensores de los derechos del Estado en esta materia.»”: pág 113.
“como señala Turin [Y. Turin (1967)] al observar las discusiones en las Cortes, donde «las intervenciones están saturadas de alusiones a la política francesa, sobre todo en los bancos de la extrema derecha», que hicieron exclamar también a Canalejas en su intervención de 16 de julio de 1901: «No podemos ser el almacén de todas las instituciones religiosas». Los decretos de 19 [de] septiembre de 1901 y de 9 de abril de 1902, al igual que ocurrirá con la ley del Candado de 1910, pretendían ajustar a las congregaciones religiosas a la ley de asociaciones de 1887”: pág. 115.
Esta última quedó sin efecto.(4)


Bibliografía

1.) Extraído del artículo "Historia de España (13)". A. C. Guerrero Latorre. Enciclopedia Universal Multimedia Micronet. 2003.

2.) C. Herráiz García. Extraído del artículo "Canalejas Méndez, José". Enciclopedia Universal Multimedia Micronet. 2003.

3.) Ley francesa de separación de la Iglesia y el Estado de 1905

4.) Dávila Balsera, Paulí (2011) Las órdenes y congregaciones religiosas francesas y su impacto sobre la educación en España. Siglos XIX y XX. Pág. 101-159. En José María Hernández Díaz (coord.) "Francia en la educación de la España contemporánea (1808-2008)". Universidad de Salamanca.

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