La Crónica de Aragón
ras la crisis epidémica de 1918, los blesinos parecen recobrar el ritmo de vida y las actividades sociales arrancan de nuevo. Aquí veremos que el médico de Blesa daba conferencias sobre temas diagnósticos, avances tecnológicos.
También leemos como los blesinos llenaron la iglesia hasta los topes en la fiesta de San Antón y los santos mártires Fabián y Sebastián.
Blesa
Con la solemnidad acostumbrada en años anteriores, se han celebrado las fiestas en honor de San Antón y los santos mártires Fabián y Sebastián.
Lo más notable, y que merece especial mención, ha sido, en ambos días, la festividad religiosa, a la cual asistieron el Ayuntamiento y la mayor parte de los vecinos, resultando la iglesia poco menos que incapaz para contener a tanto personal.
Interpretose magistralmente, por la capilla de la localidad, la misa del ministro Calahorra y los panegíricos, a cargo de nuestro párroco don Melitón Beltrán, fueron notables sobre toda ponderación.
Los fieles salieron complacidísimos de tan hermosas oraciones sagradas, por lo cual, haciéndome eco del sentimiento general, felicito efusivamente a tan digno sacerdote.
El tiempo, hasta ahora inmejorable, se ha tornado huraño; y con los primeros copos de nieve nos ha traído un viento que, por ironía, llamamos fresco, pero que, bien calificado, podemos decirle frío.
- Hace unas noches, don Enrique Pina, médico titular de este pueblo,
dió en la escuela de adultos una conferencia sobre corrientes eléctricas
y aplicación de los rayos X, presentando a la vista de sus oyentes
el aparato Sánchez que posee, a fin de que pudieran convencerse
de la utilidad de los adelantos científicos.
Fue escuchado con general agrado.
Bien puede Blesa estar orgulloso de un hombre que tanto se desvela por la ilustración de sus vecinos.
Aunque la solemnidad de los actos religiosos fuese la de costumbre, la inusual avenida de presentes a los mismos pudo tener que ver con la pandemia de gripe, la que acabó con la vida de tantos millones de personas de medio mundo el año anterior.
Lo que quizá no supiesen es que habría más oleadas pandémicas además de la de primavera (mayo-julio ) y otoño (agosto-diciembre 1918) del año previo. Aún estaba difundiéndose la del invierno (-abril 1919)... Y tantas fiestas, misas multitudinarias y conferencias bienintencionadas no podían ser más que vehículo de extensión de la gripe. Lamentablemente no tenemos registros civiles o religiosos, ni lápidas en el cementerio, como para conocer la mortandad por meses o años en aquellas fechas.
La mayor curiosidad de este artículo es saber que en Blesa, gracias al buen hacer, y por prestigio y preocupación del médico, tenían en 1919 una máquina portátil de rayos X, de las diseñadas y fabricadas por Mónico Sánchez Moreno (1880-1961), toda una revolución de aquel comienzo de siglo, e inventada por este humilde, curioso e inteligente manchego en EE.UU. Ayudó el disponer de electricidad en Blesa desde 1916.
Mónico Sánchez, en una demostración con su máquina de rayos X.
El aparato se transportaba en una caja, a modo de pequeña maleta de mano, cuyas dimensiones eran 22x22x46 cm, con un peso aproximado de 8 Kg, frente a los equipos fijos de unos 400 Kg. No requería instalación y bastaba solo con enchufarlo a la red eléctrica. La vida de este ingeniero eléctrico (actualmente poco mencionado) es apasionante, y te invito a leerla en este artículo estupendo y bien escrito, de Alejandro Polanco.