Dos sacerdotes de "armas tomar"
n noviembre de 1809 la Junta Superior de Aragón, refugiada entonces en Rubielos, acordaría nombrar Comandante de una Partida de Guerrilla a mosén Clemente Serrano. Las batallas sucesivas de María y Belchite (15 y 18 de Junio de 1809) habían supuesto la desbandada del ejército regular. Sin plazas fuertes, sin soldados y sin dinero, la Junta de Aragón había optado por potenciar las guerrillas y la resistencia armada de los pueblos. Desde Blesa, mosén Clemente Serrano había ofrecido sus servicios, habiendo sido aceptados. Como “presbítero y beneficiado de la parroquia de Blesa, alega a la Junta los servicios que tiene contraídos y sus deseos de continuarlos con el mayor esmero y actividad, persiguiendo y hostilizando al enemigo por todos medios y con la gente que pueda reunir de conocido valor y patriotismo” (Actas 10/11/09).
¿Qué servicios alegaba que pudiera tener contraídos? Un mes antes se había entregado una lista a la Junta, comprendiendo diferentes pueblos donde se hallaban un considerable número de dispersos y fusiles. Se señalaban “especialmente Moyuela, Azuara, Aguilón, El Villar de los Navarros, Herrera, Plenas, Blesa, Huesa, Letux, Lagata, Samper del Salz, y Moneva”. Se cifraban en unos 400 dispersos y más de 700 fusiles. La Junta comisionaría a D. Ramón Serrano, “presbítero vecino de Azuara”, para recogerlos (Actas 14/10/09). Coadjutor de Belchite y hermano de mosén Clemente Serrano, ambos procederían de Azuara. Es muy probable que mosén Clemente le auxiliara en la recolección de armas y dispersos, estando habilitado su hermano por los oportunos despachos. La Junta le habría encargado que remitiera los dispersos a Teruel, donde se estaba organizando el nuevo Regimiento de Infantería del Infante D. Carlos, y que pusiera los fusiles a disposición del brigadier Villacampa en Albarracín.
D. Ramón Serrano advertiría a la Junta la necesidad de comparecer con fuerza militar a dichas comisiones. El auxilio de las Justicias y de los Ayuntamientos resultaría insuficiente. Había constatado la existencia sin duda de muchas armas, pero el informe de su comisión expresaba que sólo había podido recoger “siete fusiles útiles, tres serrados, uno sin llave, tres cañones, dos llaves y tres bayonetas”. El procedimiento de recolección de armas estaba reglado. La Junta acordaba gratificar cada fusil con 40 reales o en su defecto una cantidad menor, según el estado de utilidad del arma recogida. Garantizaba la Junta su pago, expidiendo los recibos correspondientes, una vez que se acreditara por el Comisionado su entrega al Cuerpo o persona que se le hubiera señalado (Actas 8/11/1809).
El alcalde de Almonacid de la Cuba, también conocido como Almonacid de las Orcas, sería denunciado por Ramón Serrano. Había entregado al comandante francés de Belchite tres desertores polacos, que habían pretendido pasarse a las tropas españolas. Por ese motivo, la Junta ordenaría a Fidel Mallén que procediera a verificar la prisión de dicho alcalde. Le auxiliaría Nicolás Riverés (“el Colacho de Belchite”), Comandante de guerrilla habilitado por la Junta en estas fechas (Actas10/11/1809).
Clemente Serrano pasó revista ya como Comandante ante el Alcalde de Lécera el 6 de diciembre y el 10 de enero, con 61 integrantes y propuso como segundo comandante a D. Santiago Tronqued (Actas 2/2/10). Las revistas ante los alcaldes servían para justificar el número de integrantes de las distintas partidas. Presentadas ante el Intendente de la Junta, se les expedían los pasaportes de las raciones que correspondían a la partida.
El citado Tronqued el 14 de diciembre había apresado, con cuatro soldados y en los montes de Escatrón, 886 reses de ganado lanar que iban a conducir los enemigos a Zaragoza y tres burros. Habiendo procedido a su venta en Ariño, la Junta aclararía a mosén Clemente el sistema de reparto legal de lo apresado. Una cuarta parte, se repartiría con igualdad entre todos los integrantes de la partida y no sólo a los que hubieran protagonizado la presa. Las tres cuartas partes restantes se ponían a disposición de la Junta, pendientes de un posible reintegro a su dueño legítimo. En el caso de no aparecer dicho dueño, se destinarían finalmente también esas cantidades a toda la partida de su mando.
En el mes de enero de 1810, se había comisionado también a D. Clemente Serrano para recoger la plata de las iglesias de distintos pueblos amenazados por los franceses (Actas 4/1/10). La recogida por diversos comisionados de las alhajas (“jocalías”) no necesarias para el culto en las iglesias no siempre era pacífica, produciéndose alborotos en algunos pueblos. La plata extraída debía destinarse a amonedarse, con calidad de reintegro de su valor cuando las circunstancias lo permitiesen. Se invertirían “en las necesidades de este Reino, tan escaso como necesitado de fondos para la manutención de las tropas” (Actas 28/5/1810).
Ejemplo de las actas estudiadas por el autor
D. Ramón Serrano entregaría en marzo una porción de plata recogida por su hermano D. Clemente de varias iglesias, dándole el Tesorero el correspondiente recibo. Presentaría asimismo un recibo a la Junta, justificando haber entregado mosén Clemente 66 bayonetas, un fusil y 8 ollas de campaña al Coronel D. Ambrosio Villaba, y otro distinto relativo a 25 ollas de campaña para D. Antonio Hernández (Actas 21/3/1810).
En marzo se había nombrado como Comandante General segundo de guerrillas a D. Antonio Hernández, teniente de Cazadores de Palafox (Actas 12 y 21/3/1810). La Junta trataba de controlar y reunir las distintas guerrillas, mayoritariamente de esta zona. Habían sido frecuentes las quejas sobre la conducta de las partidas de guerrilla, “que sólo se emplean en hacer robos, muertes y otras extorsiones”, exigiéndose un pronto remedio. A mediados de abril las partidas reunidas formaban “un cuerpo respetable de cerca de mil plazas, a las órdenes del teniente de Cazadores de Palafox D. Antonio Hernández”, desplegándose especialmente desde Huesa y Monforte. La presencia de estas tropas afectaría a los diversos ayuntamientos. Se recurriría con frecuencia a las rentas decimales, destinándolas en gran parte al suministro de raciones para estas tropas. “Los alcaldes de Monforte, Piedrahita y Rudilla del partido de Daroca han consumido todos los granos de la décima perteneciente al cabildo, principalmente en suministro de raciones” (Actas 5/5/1810).
Ordenada por la Junta la reunión de partidas de guerrilla, Clemente Serrano optó por dimitir de su Comandancia para no tener que integrarse con las demás partidas. Mosén Clemente Serrano pidió “se le admitiera su dimisión de la comandancia de guerrilla, no pudiendo sufrir los excesos que hacen sus individuos, y que se le permitiera obrar hostilmente contra el enemigo, sin sueldo alguno y con sólo el arbitrio de lo ocupado al enemigo, con Fray Pascual Esteban, Fray Paulino Gil y Fray Joaquín Ciprés, capuchinos, y con Fray Nicolás Turrón, agustino. Se acordó que entregara sus otros hombres al Segundo Comandante General interino D. Antonio Hernández, pudiendo hostilizar al enemigo en corso terrestre con los religiosos mencionados” (Actas 29/3/10). De este modo su segundo D. Santiago Tronqued en cambio sí se incorporaría, constando poco después estar encargado de conducir para Peñíscola 19 prisioneros, 7 desertores pasados del ejército enemigo y 4 ladrones cogidos en el Puerto de San Martín (Actas 16/4/10).
Ambos hermanos continuarían las diversas comisiones encargadas por la Junta. Constan de ese modo nuevas gratificaciones por las armas y útiles que recogerían, poniéndolas a disposición de la Junta en julio de 1810 (Actas 28/7/1810). Un año después sin embargo serían detenidos en Valencia. Recurrirían a la Junta por dicha detención, exponiendo que “restituyéndose a su país desde Utiel, habían sido detenidos y hechos presos por una partida del Marqués de Barriolucio. Que en concepto de sospechosos se les conducía al cuartel general del Excmo. Sr. D. Joaquín Blake. Que la Junta sabía muy bien su conducta y servicios contraídos en las diferentes comisiones confiadas. Que no teniendo otro delito que el no haber refrendado el pasaporte de la misma y el de los generales Villacampa y Obispo, suplicaban a la Junta se dignara protegerlos”. La Junta de Aragón acordó oficiar a Valencia, recomendándolos del modo que exigían sus comisiones por el buen desempeño que habían dado a ellas (Actas 22/9/1811). En definitiva, habían extralimitado el ámbito de sus comisiones cuando sólo estaban autorizados en los límites de Aragón. En su descargo, la Junta estaría entonces refugiada en Utiel (Valencia) de donde alegaban que regresaban a Aragón.
Blake ordenaría el 6 de octubre su puesta en libertad, ordenándoles marchar a disposición de la Junta de Aragón en la citada localidad de Utiel donde entonces residía. Esperarían nuevos informes del marqués de Barriolucio para que “se sepa con certeza si son o no delincuentes” (Actas 13/10/1811). La Junta garantizaría su conducta en la causa abierta por el Consejo de Guerra, siendo requerida de nuevo para informar sobre si habían sido comisionados o no para la recolección de fusiles u otros efectos.
En el mes de noviembre de 1811, mosén Clemente y mosén Ramón Serrano representaron a la Junta “su miserable situación con motivo de la detención injusta que se les causó por el sólo antojo del Marqués de Barriolucio, que absolutamente carecen de medios para comer”. Habían entregado a la Junta varias armas y efectos de armamento. Su recibo estaba pedido al Guardalmacén, a cuya cuenta sólo habían percibido dos onzas de oro. La Junta acordaría socorrerles con 500 reales de vellón a cada uno (Actas 7 y 8/11/1811) y que se les diera recibo por las armas y efectos ya entregados.
Un acto de guerra en "la venta del cuerno"
Si el papel de Clemente Serrano básicamente se limitó a comisionado para recoger armas y efectos de armamento, merece destacarse otro hecho acaecido en el término de Blesa. Durante gran parte de 1811 Thomas Campillos había multiplicado su actividad en estas comarcas, rodeado por las guarniciones francesas de Monreal, Daroca, Belchite, Alcañiz, Morella y Zaragoza. A medida que la guerra se había prolongado, las antiguas partidas se agruparon en nuevas unidades dotadas de cierta autonomía pero vinculadas a mandos orgánicos militares y políticos directos. Su forma de combatir en columnas de varios centenares de hombres, con apoyo de caballería, la dotaba de capacidad para entablar en algunos momentos combates regulares con unidades enemigas equivalentes.
El 22 de noviembre de 1811 su caballería se hallaba situada en la paridera de Tajada (Blesa), controlando una fuerte columna francesa que ese día había llegado a Plenas. Su infantería, más retrasada, se encontraba en Monforte. Thomas Campillos, Capitán de Regimiento de Cariñena, estaba comisionado para esta comarca por el Comandante General D. José Obispo y el Mariscal de Campo D. Pedro Villacampa. Integraba en esos momentos su unidad no más de 250 hombres de infantería y 80 de caballería. Pertenecían a los Cuerpos de la Princesa, Batallón de Soria y el Regimiento de Cariñena.
Bugueaud, Comandante de la columna móvil de la Tierra Baja, sorprendería de noche a la caballería en Tajada, persiguiendo a la infantería en Monforte hasta Anadón. Resumidamente regresarían los franceses a Zaragoza por Huesa, Muniesa y Belchite, mientras Campillos aparecería nuevamente localizado en Olalla desde el 7 al 15 de diciembre.
El capitán D. Tomas Campillo remitiría al comandante general de Aragón (Gazeta de la Regencia 4/02/1812, p.134-135; Diario de Mallorca 6/01/1812), el parte siguiente.
“Mi general: continuando los encargos de mi comisión acabo de experimentar la desgracia de haber muerto, aunque con un valor indecible, el subteniente D. Pedro Ordovás, de haber caído prisionero el comandante de la caballería D. Benito Falcón, y de haber perdido 4 caballos: todo esto sucedió entre Monforte y Plenas el día 23, en que fui atacado por 600 infantes y 60 caballos, bien dirigidos por guías, que se me informa fueron de Plenas y que supieron guiarlos, separándolos de las avanzadas y centinelas, de suerte que a pesar de la obscuridad de la noche, me cercaron por todas partes excepto por un flanco, de que me valí para poder salvar esta partida a pesar de la vigilancia de los enemigos y de las combinaciones tan concertadas, como manifiesta la carta interceptada que dirijo a V.S. Yo tuve poco lugar para prevenirme, pues el día 22 en que saqué las décimas de Aguilón y Tosos, nada sabia de enemigos; pero no obstante he podido salvar estos enseres, ya escoltándolos con una porción de gente, ya con toda la fuerza; dexando al cuidado del teniente D. Mariano Diaz contener al enemigo, que aunque superior en fuerzas, fue en parte derrotado por este benemérito oficial. Sería molesto, si refiriese a V.S. el pormenor de las marchas encontradas y difíciles que he tenido precisión de hacer, para libertarme de caer en poder de las diversas columnas de enemigos, que tenían concertado el doble objeto de cogerme con los artículos de mi comisión, y de exigir todas las contribuciones de los partidos de Alcañiz y Daroca, y el enorme pedido de 4.000 cahices de trigo o harina, comisión que cumplen en parte, dexando en el país por donde pasan la desnudez, el hambre destructora, y la total ruina que con mis fuerzas no puedo impedir, pero lo pongo en consideración de V.S. Dios guarde a V.S. muchos años. Campo del honor 29 de noviembre de 1811.- Tomas Campillo.”
Paridera de Tajada. Foto de José María Estrada
Se trataba de la "Venta" de Blesa, que entonces se conocía como “Venta del Cuerno” (Venta del Cuervo , hoy). A su izquierda se encuentra la “paridera” o “corral de Tajada”. En los testimonios de los pudientes de Moyuela, presentes en la detención de Benito Falcón, aparece en todos ellos dicha denominación (Procedimiento de infidencias contra D. Benigno López del Redal, 1820). Uno de sus hombres que pudo escapar de la paridera esa noche fue Agustín Tena, uno de los oficiales de confianza de Campillos y futuro brigadier protagonista en la primera guerra carlista.
Francisco de Goya. Desastre Núm. 3, Lo mismo
D. Manuel Lop, alcalde de Moyuela, declaraba en 1816: El día 22 de Noviembre de 1811 se llevaron los franceses por pudientes de este pueblo a D. Miguel Lafuente, a Manuel Ruiz y al testigo. Los condujeron a Plenas el mismo día, y de este pueblo los sacaron a media noche en medio de toda la tropa francesa. Luego que llegaron hacia la Paridera, que hay próxima a la Venta del Cuerno, descubrieron unas hogueras de los españoles. Avanzó la caballería francesa, siguiendo los de Infantería, sin dejar al testigo y compañeros. Por cuya razón, habiendo visto el fuego con tesón de una y otra parte, presenciaron la acción que duró un rato y luego se echaron encima los franceses. Después de concluir, siguieron el camino hacia Monforte, y al romper el día vio que llevaban también prisionero andando a pie a D. Benito Falcón y un soldado de Alacón. Testifica contestando a una pregunta en la que se pone de manifiesto que la tropa española consistía en el “miserable número de 60 o 70 soldados de caballería sin instrucción y mal equipados”. (Proceso de Infidencias contra D. Benigno López del Redal)
D. Manuel Ruiz, de Moyuela, puntualiza en el mismo proceso que los sacaron de Plenas a las doce de la noche, que la Paridera se llama de Tajada. Los franceses que avanzaban, preguntaban qué regimiento y respondían de la Paridera “Cariñena”, reconociendo la voz de D. Benito Falcón. Cesó aquello y puestos todos en camino hacia Monforte, vio al romper el día que traían prisionero a dicho Falcón con otro de Alacón. Iba a pie con una manta al hombro, habiéndole quitado el equipaje y caballo.
D. Pedro Ximeno, de Moyuela, testificó que le constaba lo sucedido porque su hijo salió herido, atropellado por la caballería francesa. Estaba con D. Benito Falcón y le hizo relación de todo lo ocurrido, quedando resistiendo sólo dicho Falcón en la paridera, por no poder ya salir al verse la puerta ocupada por los franceses.
Una carta del Corregidor principal de Daroca remitida al capitán D. Tomas Campillo es transcrita en el Diario de Mallorca 7/01/1812, pág. 27:
“Sr D. Tomas Campillo: Aunque no tengo el gusto de conocerlo a V., penetrado de sus buenos sentimientos, de los buenos servicios que hace en perseguir y acabar con los ladrones, habiendo hablado con D. Benito Falcón, paso a decirle: no ignora Vd. la derrota de su caballería, que a no ser por un relincho de un caballo no hubiera sido toda arrollada; 24 caballos se perdieron entre tomados y muertos en un momento, y según noticias se han perdido otros varios en la fuga despeñados, y han muerto algunos soldados. Vd. con el resto de su tropa hubiese sido envuelto, si las guías no hubieran perdido el camino, haciéndonos rodear cerca de dos horas; pero tendrá Vd. noticia de los diferentes muertos y el oficial Ordovás; reflexione Vd. que Valencia será tomada muy breve; que esas tropas que cubren su derecha, serán derrotadas en el momento que quieran verificarlo. No quiera Vd. arruinarse, habiendo tiempo para poder acabar sus vidas con felicidad: el Sr. Falcón le enterará a Vd. de mis deseos, pues solo son la tranquilidad, el sosiego y el bien de los hombres. Vd. tiene tiempo, preséntese Vd., que S.E. el Sr. Gobernador general es piadoso, que le indultará a Vd., le perdonará y le acomodará bien. Mire Vd. por la infelicidad que sufren estos pueblos, no les arruine Vd. más. Ya sabrá Vd. que se llevan presos a los pudientes de estos pueblos, y estos infelices sufren por Vd., no creo su corazón tan duro, que quiera la ruina de estos. Queda de Vd. su afectísimo el Corregidor Principal de Daroca.- Francisco Ballester. Yo me hago fiador de todo cuanto ha dicho en esta carta, el corregidor interino de Daroca. El Sr. general Musnier, cuya bondad y humanidad son conocidas de todo Aragón, gustará mucho de dar a nuestro Señor el Rey José primero un nuevo servidor, sea en el ramo militar como en el civil. El comandante de la columna móvil de la Tierra Baja.- Bugeaud, teniente coronel.”
Este joven oficial francés que finalmente propone y avala a Campillos en su posible abandono de las armas, Thomas Robert Bugeaud, alcanzaría los más altos títulos nobiliarios y militares, como Marqués de la Piconnerie, Duque de Isly y Gran Mariscal de Francia. Destinado para dirigir la conquista de Argelia en 1836, esta guerra tendría muchas analogías con la guerra de guerrillas que Bugeaud se encontró en su juventud en nuestra comarca, reconociéndolo en sus Memorias y en la literatura militar francesa.
Bugeaud aportó la astucia a la lucha militar. Como un autor francés exponía “Envía mensajes falsos destinados a atraer a los guerrilleros, luego sus hombres los rodean en las montañas antes de atacarlos en plena noche con armas blancas para no poner en guardia a los otros: sables, bayonetas, puñales, una auténtica labor de comandos”. Malye Fc. “Napoleón y la locura española”. EDAF 2008, pág. 210.
Un testimonio con integrantes de la partida de Campillos
En relación a la composición de la partida de Campillos, sus miembros procedían principalmente de los pueblos de esta comarca. Las partidas difícilmente podían subsistir sin la colaboración y complicidad de los habitantes del territorio por donde actuaban. Es esclarecedor que Campillos, por abandonar las armas a principios de febrero de 1812, fuera tiroteado por antiguos soldados suyos, todos ellos de la villa de Montalbán. De la misma manera consta que el afrancesado D. Benigno López del Redal consiguiera del general París la libertad de 28 mozos y casados de Moyuela, que estaban en el castillo de la Aljafería para ser fusilados o expatriados a Francia. Habían sido detenidos 29 en sus casas por ser todos soldados españoles, cuando se retiraron a Moyuela tras abandonarlos Campillos. El que no pudo liberar, al llevarlo a Francia se fugó. En agradecimiento, cada madre de los liberados regalaría una gallina a D. Benigno (Proceso de Infidencias contra D. Benigno López del Redal, pieza 15, pregunta 22, testimonio de Josef Lafuente de Moyuela).
En la lista de los mozos y casados que fueron presos del lugar de Moyuela
(24 de febrero de 1812) figuraban:
Clemente Marco y Polo soltero
Clemente Marco soltero
Tomas Lop soltero
Julian Ozuño soltero
Pedro Abadía soltero
Clemente Pina soltero
Clemente Lafuente soltero
Joaquín Paracuellos soltero
Joaquín Baquero soltero
Francisco Baquero soltero
Juan Antonio Royo soltero
Tomas Lopez soltero
Simpliciano Bordonada soltero
Martin Royo soltero
Eusebio de Gracia soltero
Clemente Lapeña soltero
Manuel de Cortes soltero
Miguel Aznar soltero
Juan Aznar soltero
Manuel Artigas soltero
Francisco Laoz soltero
Ramón Aguilón soltero
Manuel Lázaro soltero
Juan Lorenzo Bello soltero
Juan Bello casado
Joaquín Royo Lozano casado
Josef Gota casado
Vicente Baquero afianzado en Belchite
Pedro Pablo Sinice afianzado en Belchite