Los festejos tradicionales
as fiestas celebradas tradicionalmente en nuestros pueblos se diferenciaban bastante de las que nos hemos acostumbrado a ver en los últimos años del siglo XX. Estaban inscritas en una sociedad tradicional, conservadora de los usos, económicamente autosuficiente y muy religiosa, debido principalmente al peso de la Iglesia católica en la dirección de las vidas y acontecimientos de los pueblos. Además, los festejos tenían una finalidad, ahora perdida en parte, de servir de relación entre las gentes del lugar y las de los pueblos de alrededor. Posiblemente, muchos matrimonios entre parejas de pueblos próximos se fraguaban en los bailes de los pueblos, que entonces se celebraban a horas mucho más tempranas. Las fiestas significaban: comida, familiares reunidos, baile y músicos.
Aparte de estas consideraciones, había oficios en los que apenas se tenían días de fiesta, lo que los haría mucho más valorados que hoy en día. Por ejemplo, los pastores sólo guardaban fiesta el día (o la tarde) de Santa Ana (26 de julio) y el de San Pedro (el 29 de junio).
Muchos de estos factores se traslucen en los antiguos programas de fiestas. Veamos, por ejemplo, un resumen del de las fiestas patronales de 1925: (1)
Fiestas en honor de Santa Ana - Blesa. Santiago.
Misa por Mosén Melitón Beltrán. Repique de
campanas para anunciar Santa Ana.
A las 9 recorrido por las calles con los joteros de La Hoz.
Misa concelebrada con el párroco de Monforte, el de Plou y el nuestro.
Seguidamente la procesión.
Por la tarde carreras ciclistas, corrida pedestre, de pollos.
Baile durante los tres días en la Plaza Nueva.
Otras crónicas de fiestas patronales reflejaban su profunda función de encuentro entre personas de pueblos próximos, pero sobre todo una marcada separación social de las clases. Los vecinos pudientes, funcionarios o intelectualmente algo destacados, tendían a organizar bailes para los de igual condición, una forma de estrechar contactos y quizá poder gestar matrimonios entre sí. Se aprecia en la crónica de las fiestas patronales de 1898 (que no reproduzco por ser relativamente extensa), pero donde los bailes de sociedad eran bien retratados. Existía entonces en Blesa un "Casino de la Amistad".
Los bailes podían ser públicos, pero también eran importantes los que se realizaban en los cafés, y en las casas particulares, que las había muy grandes, con grandes salones, como en estas fiestas de 1908.
[...] De lo profano, corridas, y en la de pollos tomaron parte, y para
ellos fueron los famosos corredores de Moneva y Moyuela;
bailes en los cafés y casas particulares embellecidos por hermosas
y elegantes señoritas del pueblo y forasteras entre estas últimas
las lindas Rafaelita Calvo y Lolita Royo de Azuara y Muniesa. Entre los
forasteros hemos saludado al propietarios de Montalbán y diputado
provincial D. Benjamín Alcodori y su señora y otros muchos.
[...]
El día de San Pedro
El 29 de junio, día de San Pedro, era, como se ha dicho, una de las fiestas principales del calendario actualmente ya ni siquiera es fiesta este día. Los vecinos de Blesa me cuentan como de niños hacían pasteles entre todos los chicos, aportando cada uno de ellos parte de los ingredientes. Los mozos y no tan mozos se emborrachaban, algunos aprovechaban para cantar rondallas con letras provocadoras a las muchachas casaderas. Si la rondalla recibía el menosprecio por parte de la "agraciada" podía terminar cantando a coro los defectos de la pobre chica. También eran tradicionales las meriendas celebradas en las cercanas arboledas.
Peregrinación a la Virgen de la Aliaga
Otra festividad tradicional era acudir a la ermita de la Virgen de la Aliaga, en Cortes de Aragón, el primer domingo de mayo. Allí llevaban los del pueblo el crucifijo, la imagen y estatua de Santa Ana y otros símbolos religiosos. Tras los actos religiosos se comía en el lugar y se acudía al baile que se celebraba en el cercano Cortes. En el sitio (la ermita), repartían pan y un huevo duro, en la posguerra. La tradición aún se mantiene, aunque no se suele ir en procesión andando por el antiguo camino, sino en coche por la carretera.
Además de estas fiestas y los cantos religiosos que entonces entonaran también se escucharon por estas calles las auroras de los auroreros y en navidad muchos y diferentes villancicos.
El baile
Dejando a un lado, por el momento, los actos religiosos, podemos asegurar que el baile era una de las costumbres más arraigadas en aquella sociedad, y un evento cuya excepcionalidad, lo hacía todavía más valioso. No hay que olvidar que hasta hace pocas décadas no existía la televisión, y sólo la radio, desde comienzos del siglo XX, pudo ser un nexo de unificación y difusión de la música moderna, que de esta forma tendería a popularizarse, crear modas e infiltrarse en las comunidades rurales.
La música "enlatada" tardó décadas en difundirse, y el alma de los bailes la constituía la rondalla del pueblo que amenizaba la fiesta. A continuación vemos una valiosísima fotografía en la que aparecen algunos integrantes de la rondalla de violines, bandurrias y guitarras, constituida por vecinos de Blesa, que amenizó las fiestas hasta pasada la mitad del siglo XX. Los dos primeros (por la izquierda) eran los integrantes fijos de la rondalla, en la que, además, tocaba Prudencio Pérez (Guitarra) que no aparece en la foto. Se sumaron a la foto algunos amigos que no tocaban nunca con la rondalla, aunque si supieran tocar algún instrumento.
De izquierda a derecha: Florencio Mercadal (violín), Miguel Belenguer
(violín), Alfredo Nuez, Perico Mercadal, Román Celma, Román
Martín, Cristancio Serrano
Foto proporcionada por Violeta y Pilar Serrano
(Restaurada por Berta y Jesús)
Aquellos músicos humildes recorrían los pueblos de la cercana sierra, llevando la alegría a otras fiestas patronales. En esas ocasiones y durante algunos años, el ciego de Muniesa, Juan José BURILLO MARTÍN (Muniesa, 1903-1961), que tocaba la guitarra, sustituía a Prudencio Pérez, que no tocaba fuera del pueblo. La música no era en aquel entonces un medio para ganarse el pan; nuestros músicos esporádicos tenían sus tierras, ganados u oficios, excepto el ciego de Muniesa, dada su minusvalía. Pero no venía mal ir a buscar algún dinero extra fuera de Blesa.
Aparte de las fiestas, había sesión de baile todos los domingos por la tarde a partir de las seis o las siete. El baile no era de entrada libre, pues suponía unos gastos para pagar los músicos y el local. Hace unos cuarenta años costaba la entrada más o menos un real (25 céntimos). Mi madre me contó como los chicos pequeños, como ella, iban a mirar desde la puerta como bailaban los mayores, pues los locales no tenían gran aforo.
¿Y qué bailaban nuestros padres o abuelos en aquellos años? Pues bailes agarrados o informales, como: pasodobles, tangos, vals, fox-trot, bugui-bugui. Y lo más sorprendente era que nuestros escasos y polifacéticos músicos se adaptaran a tantos estilos. Según me comentó mi vecina Irene, Florencio tenía un excelente oído musical y le bastaba con oír una melodía para poderla interpretar en su violín. No acaban, con los anteriormente enumerados, los bailes populares. Irene me contó que la generación de sus padres (nacidos alrededor de 1900), aún bailaba polcas.
¿Y las jotas? Pues las tradicionales jotas aún se tocaban como fin de fiestas y bailes, pero su decadencia era progresiva. Se fueron perdiendo en el pueblo a lo largo de la generación anterior, en los años treinta del siglo XX, ya sólo sabían bailar las jotas, con soltura, algunos de los más mayores del lugar.
Pero un aspecto de las jotas es el baile, y otro es el cante. En los años 20/30 aparecen en las noticias de hemeroteca referencias a buenos cantadores, como estas de las fiestas de 1929.
Un número extraordinario que llamó grandemente la atención, fue la ronda que el día 27, por la mañana, recorrió el pueblo, tocando nuestra valiente jota aragonesa. Oyéndola, pensamos que es una lástima el que en este pueblo, con los medios que hay, no se organice una buena rondalla, que, andando el tiempo, así lo creemos, habría de ser la alegría y entusiasmos de la localidad. ¿Por qué no se intenta? Tienen la palabra los amigos David Ruiz, Ricardo Serrano, Ponciano Naval y otros muchos más que no nombro por no hacer una lista interminable.
No eran los únicos cantadores, al menos tenemos el nombre de otro blesino que destacó hasta el punto de llamar la atención del jotero José Oto, durante las fiestas de 1934, como fue Valero Lou Simón (léase la noticia y comentario de 1934).
A continuación vemos una relación de los últimos locales de baile. Los dos primeros estarían abiertos desde antes de la última guerra civil, el tercero antes y después de ésta, y los dos últimos tras la guerra:
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Casa del tío Ponciano, en la que sólo había baile. Un ciego tocaba el violín. Posteriormente fue también café.
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Casa del tío Sastre. En el corral de la casa de Cristóbal, el antiguo cartero de Blesa.
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Casa Sara, en la calle de Enmedio, haciendo esquina con la plaza Nueva, (frente del antiguo bar del Bartolo), con bar en el piso superior y salón de baile en la planta calle, donde tocaron nuestros músicos y el ciego de Muniesa. La entrada costaba 50 céntimos. Perduró hasta después de la guerra civil.
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El salón del tío Cajudo, o sea, Florencio Mercadal, uno de los integrantes de la rondalla, y que antes tocaba en el local de Sara, abrió su propio local en los años 40 y 50, y se llevó con él a sus compañeros. Estaba situado en la calle de Enmedio (en el tramo entre la entrada del pueblo y la esquina en que la calle comienza a ascender, en una cochera más próxima a esta última).
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Por último, en los años 60, Germán Lomba dispuso un local con un tocadiscos (al que llamaban Picú) en la calle Mayor, donde también proyectaron películas de cine. Apenas estuvo abierto dos años.
De izquierda a derecha: Florencio Mercadal, Prudencio Pérez y Miguel
Belenguer
Foto original de Nieves (la pregonera). Proporcionada por Gloria
Mercadal.
(Restaurada por Berta y Jesús)
El baile de los domingos terminaba cuando echaban la luz, es decir, cuando anochecía y había fluido eléctrico, (entre las seis y las siete en invierno). Si las chicas se hacían las remolonas a la hora de recogerse podían oír las finezas de los muchachos de entonces, del estilo de: "Venga marranas, a guisar la cena" o similares; (en fin, sin comentarios).
Los músicos de Blesa en pueblos vecinos
Los componentes del grupo de música Lahiez y Manuel Sánchez han recopilado noticias sobre músicos tradicionales en los valles del Jiloca y del Aguasvivivas y de ellos son estas notas:
Se conserva el testimonio de que músicos de Blesa iban a Piedrahíta en los años 40 o posteriores: "En tiempos más recientes iban músicos de la banda de Encinacorba (especialmente El Trompeta). Para San Clemente (23 de noviembre) iban los músicos de Blesa." [Fuente]
En Anadón iban para San Bartolomé (24 agosto) acudían el Ciego de Muniesa (guitarra) y los tañedores de Blesa (Cacha y Cajudo). Posteriormente iba regularmente la Orquesta de Valdeconejos (años 1960). [Fuente]
"[...] Los Tañedores de Blesa gozaron de renombre en una extensa área, y el arte de sus violines y guitarras aún se recuerda como algo muy especial. Miguel Belenguer, conocido como el Cacha, y Florencio Mercadal, llamado el Cajudo, tocaban preferentemente el violín, y recorrieron durante muchos años los pueblos de la Sierra y del Valle tocando en los bailes de fin de semana y en las fiestas locales. En Blesa les acompañaba casi siempre el guitarrista del pueblo, Prudencio Pérez, pero cuando tocaban fuera de la localidad era Juan José, el Ciego de Muniesa, quien tocaba la guitarra." También se menciona bastante a José Naval, y de pasada a Alfredo Nuez. [fuente]
Una jota de Blesa
En gran parte de los pueblos de esta provincia, como en otros de Aragón, existía la costumbre de reunirse los hombres, principalmente jóvenes, durante la noche de la víspera y en la madrugada del día en que se celebraban los santos patronos de dichos pueblos, o también de alguno de sus barrios y hasta de ciertas cofradías, para realzarlas y animarlas con cantos especiales, propios exclusivamente de esas ocasiones, como lo son también muchas de las coplas con que ellos se ejecutan.
La partitura que aparece a continuación corresponde a una jota de Blesa. Según se decía en el libro de Miguel Arnaudas, (2) "se canta como una de las despedidas de las albadas ejecutadas para las fiestas de San Juan Bautista y de San Pedro y San Pablo".
Haz clic sobre el disquete para obtener el fichero con la jota,
(Fichero MIDI comprimido ZIP).
💾
Instrumentación de la jota por Sergio Serrano.
Como hizo notar el recopilador de los cantos, no era esta la única albada que se cantaba, tampoco el único lugar, ya que muchos pueblos del partido de Montalbán compartían los mismos cantes, aunque fuera con pequeñas variantes.
Otros cantos y jotas recopilados
Hay muchas otras letras de jotas de pueblos cercanos.(3) Una, recogida en La Hoz de la Vieja y otros pueblos dice:
« Na_cie_ron to_dos los so_les.___ El día _ que tu na_ciste ___ Na_cie_ron to_dos los so_les. _ Y en la pi_la del bau_tismo _ Can_ta_ban los __ rui_se_ñores._ _ Can_ta_ban los rui_se_ñor_es. __ El dí_a que _ tú na_cis te._»
o una jota destinada a las sanjuanadas de Cortes de Aragón:
« La San_juan_na_da ha ve_ni_do, ¡O _ ja_lá que no vi_nie_ra! Que se han ido mis a_mo_res A se_gar a la ri_be_ra, A se_gar a la ri_be_ra. »
Una albada popular recitada en Mezquita de Loscos, Monforte y otros pueblos decía:
« Es_ta no_che con la lu na__ Y ma_ña_na con el sol, __ Can_ta_re _ mos las al_ ba_das__ Al glo_rio_so San An_tón._ »
Más sones tradicionales
Existe un libro titulado "Falordias de chuglars" (Falordias de juglares),(4) de Ángel Vergara que recopila (con la colaboración de María José Menal) diversas tonadas populares, más o menos arregladas, de honda raigambre, pero no siempre conocidas. Este curioso libro con disco, editado por el Ligallo de Fablans de l'Aragonés en 1998, me lo dio a conocer Gloria Fernández (curiosa y amante de nuestra historia y tradiciones, como sus padres, que me han ofrecido en más de una ocasión el fruto de sus indagaciones, enriqueciendo de esta forma esta documentación).
Pues bien, en este libro aparece una alegre canción de origen blesino que recopiló en el seno de la Rondalla Roger de Flor, donde tocaba Alfredo Nuez (el tío Zapatero), al que califica de excelente bandurrista y también de veterano (contaría por aquel entonces con cerca de 80 años y murió hace pocos años). Casualmente, el libro confunde el nombre (llamándolo Jorge). La melodía, calificada de tradicional, al carecer de título, fue bautizada por Ángel Vergara como la "Rumba del Topo", haciendo una broma al utilizar el apodo local de los blesinos.
El tío Alfredo era uno de los músicos que tocaba en los bailes junto a Florencio Mercadal. También lo podéis ver, con muchos menos años, en la primera foto de grupo de este artículo.
Tío Alfredo (el tercero), con la rondalla Roger de Flor.
Foto de la obra citada.
El autor del libro habla de esta "rumba de secano", y sobre su interpretación comenta que «hemos querido mantener el aire que le daba Alfredo, [la rumba] acabó convertida en Bomba -también de tierra adentro- como correspondía a un aire de los llamados "de ida y vuelta"».
No es por tener origen local, en mi opinión, es de las mejores melodías contenidas en este trabajo tan singular.
Haz clic sobre el disquete para
obtener el fichero comprimido
con "la rumba del topo",
💾
Instrumentación de la música por Alberto Turón,
creador de la página sobre folklore
aragonés.
Este artículo debe todo su interés a la colaboración
proporcionada por varias personas (unos blesinos, otros no), a los que
debo citar para que este artículo esté completo:
- A Manuel Artigas, por recordar y difundir las auroras que se cantaban
en Blesa.
- A Sergio Serrano por la instrumentación de la jota de Blesa.
- A Berta Cortés y Jesús Martínez, por recuperar,
restaurar y difundir las fotografías antiguas de los músicos
de Blesa y su interés por el folclore local.
- A Gloria Fernández, recopiladora de cuanto atañe a Blesa.
- Y a otros muchos blesinos que acogieron con interés mis inquisiciones
sobre este y otros muchos temas.