Nota del autor: Este artículo de recopilación se escribió hace décadas y necesita una gran actualización, tanto de contenido como de material gráfico, que no vamos a emprender por no ser experto en este área.
La flora en Blesa
l término municipal de Blesa y sus alrededores aparece, desde el punto de vista de la vida vegetal, como un lugar de poco interés. La actividad humana y el clima han hecho crónica la deforestación. Pero, reconocida la triste realidad, si analizamos nuestro entorno y caminamos por estas tierras, podremos observar y valorar el hábitat existente (si lo conocemos), con sus plantas y hongos característicos, aunque sólo se conserve un pequeño remedo del pasado lejano.
El panorama vegetal
El ecosistema ibérico
La actual cubierta vegetal de nuestra comarca es bastante uniforme, producto de la intensa acción humana a lo largo de su poblamiento, y es bastante diferente de la original. El bosque tradicional ha proporcionado carbón y leña como combustible o madera para fabricar herramientas; los cultivos y pastos se extendieron ganándole tierras al arbolado y las huertas a los sotos. Y, además de estas acciones más o menos justificables, estas tierras han pasado por incendios, guerras y repoblaciones que han conformado el paisaje hoy existente. La acción humana ha condicionado la vegetación existente con un papel tan importante como lo puedan tener el clima y el suelo; y todo esto a pesar de que las leyes casi siempre tuvieron presente que los bosques eran un bien a conservar, como nos muestran las ordenanzas de la antigua Comunidad de aldeas de Daroca.
La vegetación arbórea en las sierras cercanas (Cucalón, Oriche, Modorra, Herrera), está condicionada por el clima típico mediterráneo, con precipitaciones escasas y heladas frecuentes en primavera. Su árbol más característico es la encina.
Tomillo (Thymus praecox)
Blesa y las tierras cercanas, (a partir de ahora se entiende que cuando hablo de Blesa considero incluidos los municipios limítrofes), participan de este perfil climático y se encuentran en su mayoría a una altura de entre 700 y 1000 m.
En la actualidad podemos destacar en nuestra comarca y las vecinas las siguientes formaciones vegetales:
- Sabinares
- Encinares
- Quejigales
- Marojales
- Pinares de repoblación
- Sotos ribereños
- Arbustos y herbáceas
Ni la extensión ni el pequeño contraste de alturas de nuestro término permiten tantas diferenciaciones. Nuestra vegetación es la típicamente mediterránea y en nuestras inmediaciones sólo podemos hablar de los siguientes entornos:
- Monte bajo
- Entorno fluvial
- Pinar
Los bosques originales y el monte bajo
Los bosques de carrascas han desaparecido en gran medida y de forma prácticamente total en nuestro término municipal. Cuando las formaciones boscosas de encina se deterioran debido a incendios o aclareos, su solar lo vienen a colonizar herbáceas y arbustos (monte bajo).
Este sotobosque que ha sustituido a los bosques degradados, lo forman herbáceas y arbustos que cubren muchas de las laderas no utilizadas por la agricultura, y las especies establecidas dependen de la naturaleza del suelo. En nuestro término, donde predominan suelos calizos y básicos, aparecen con más frecuencia aliagas (Genista scorpius), tomillo (Thymus vulgaris), y salvia (Salvia lavandulifolia), y al estar enclavados en una zona bastante cálida, también romero (Rosmarinus officinalis) y espliego o lavandas (Lavandula latifolia)(1).
Los pinares
Los existentes en la zona no son autóctonos, pues la vegetación arbórea natural es de frondosas(2) mediterráneas y sabinas. Por lo tanto, todos proceden de repoblaciones, y no siempre realizadas con criterios ecológicos. La página sobre las tierras del Jiloca y Gallocanta, nos apunta que "algunas [repoblaciones fueron] realizadas sobre zonas desprovistas de vegetación y con graves problemas de erosión, en las que se ha logrado reducir la pérdida de suelo, por lo que podemos considerarlas beneficiosas. En otros casos, los pinares han sido plantados en zonas ocupadas por otras especies autóctonas, que han sido eliminadas para, posteriormente, hacer terrazas en el terreno e introducir los pinos, provocando así una importante degradación en los ecosistemas forestales".
El entorno fluvial
Los sotos han sido intensamente explotados por el hombre porque su arbolado crece rápidamente. La aparente naturalidad de nuestras arboledas es engañosa, ya que el paisaje de nuestras riberas está marcado por la secular acción humana. No obstante, en el pasado, el chopo que se explotaba era el álamo negro (Populus nigra), que era remoldado o descabezado periódicamente para utilizar sus largos vástagos como vigas. Por esta causa son tan comunes los chopos cabeceros en las vegas de la comarca, muchos de ellos centenarios.
También los olmos (Ulmus minor) eran comunes en algunos de nuestros sotos o flanqueaban caminos y carreteras, pero hace ya unas décadas que la acción devastadora de la grafiosis, una grave enfermedad producida por un hongo, mató a muchos y se puede decir que está prácticamente extinguido y sólo pueden observarse pequeños brotes en pocos lugares. Víctor Poblador nos apuntaba el dato de que algunos de los de Blesa murieron por el abandono de acequias a cuyos pies crecían y que cuando los cortaron estaban bastante sanos. Hoy por hoy, sólo podemos contemplar los tristes esqueletos de estos hermosos árboles.
Apuntes históricos
Los montes y la explotación forestal
Tras la agricultura y la ganadería, la actividad forestal era el complemento económico de muchas personas. Los montes eran la fuente de la leña, el carbón, la madera y bellotas para los vecinos. Y para los ayuntamientos fueron una importante fuente de ingresos ya que tradicionalmente eran de propiedad comunal, aunque a veces, los compartieron varios pueblos contiguos.
Durante siglos, quizá hasta mediado el XIX, en cada pueblo se procedía anualmente al reparto entre los vecinos de una porción de monte, para cubrir las necesidades de una familia. Algunos concejos y ayuntamientos, se vieron obligados, en ocasiones, a vender la leña de sus montes para pagar sus deudas. Este panorama que he dibujado fue cierto al menos para los pueblos cuyos montes no eran de un señor, (al ser de realengo), como los de la antigua Comunidad de Daroca y cuyos montes pertenecían al municipio. Tras las desamortizaciones muchos montes comunales pasaron a manos privadas.
Pino Carrasco
En Blesa, en el pasado reciente, no se repartían los montes ya
que no existían bosques ni leña abundante para explotar en
aquellas antiguas condiciones. En nuestro pueblo los campos eran
privados, pero los "cabezos" eran del pueblo. A estos cabezos acudía
quien quisiera para recoger leña, formando fajos de aliagas.
En los años 50 se podían ganar unos seis duros recogiendo
ocho fajos de leña de aliaga (media carga) para venderlos a alguno
de los varios hornos de pan. El pasto que crece en los montes comunales
también era de libre acceso para los ganados del pueblo, pero no
así el restojo o rastrojo de los campos segados, que pertenecía
al dueño del mismo.
Pero aunque los montes y sus frutos fueran de todos, la presión demográfica siempre obligó a roturar más porciones de montes para dedicarlos al cultivo. En el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza se conserva un Real Acuerdo, en el que con fecha de 11 de noviembre de 1736, la Real Audiencia de Zaragoza accedía a que se pusiese en cultivo parte de sus montes(3).
Históricamente la recogida de bellotas también estaba sometida a reglamentación, y en los pueblos donde abundaba, se anunciaba públicamente a partir de qué fecha se podían recolectar. En caso de necesidad, los pueblos podían vender las bellotas de sus montes tras la oportuna licencia. Por otro lado, todos los habitantes de la antigua comunidad podían participar en la recolección de bellotas de cualquier pueblo. Más recientemente (mediado el siglo XX), los blesinos iban a buscar bellotas a los montes de Rudilla y Mezquita para dar de comer a sus animales de engorde.
La esencia de espliego
Otra actividad económica, aislada en el tiempo, pero no despreciable, fue la obtención de esencia de espliego para su venta.
Cuando llegaba el tiempo, se abrían los plazos para llevar las cargas de espliego al encargado de las calderas. Los lugareños recogían grandes cantidades de esta planta. En un proceso costoso, más técnico de lo que a primera vista pudiera parecer, se cocían las plantas y se obtenía por destilación un aceite con la esencia junto con agua, que se separaba por decantación. Este proceso se realizó en Blesa en las cercanas choperas de la Salmuerra, y posteriormente, debido a la escasez de agua para refrigerar el serpentín se trasladó a la partida de Aliendres.
La materia prima era comprada por intermediarios y solía terminar en la industrial Cataluña.
El chopo cabecero
Otro aprovechamiento forestal era la obtención de los maderos a partir de las poderosas y rectas ramas de los chopos. El álamo negro (Populus nigra) crece bien en las riberas de nuestros ríos y está muy bien adaptado al régimen climático y fluvial, además de resistir bien el ataque de muchos insectos y pájaros que sí afectan a otros álamos. Por muy característicos del paisaje que nos parezcan, su casi exclusividad se debe posiblemente a la intervención humana. El árbol denominado chopo cabecero no es un chopo diferente, sino que debe su formación a la explotación humana.
Este árbol de tronco grueso, robusto y con grandes oquedades sostiene esbeltas ramas que crecen bastante rectas hasta alcanzar entre ocho y doce metros. Estas son los maderos con que está construida la estructura de las viejas casas y pajares de Blesa así como los pueblos de esta zona. Para formar un chopo cabecero se planta un chopo, que al alcanzar el grosor de un buen madero, se corta a unos cuatro metros de altura. Este descabezado se realiza en una luna menguante del invierno para proteger al árbol de la carcoma. En primavera rebrotarán de las yemas axiales muchas ramitas que al invierno siguiente se cortan dejando dos o tres de las principales y bien situadas para un desarrollo equilibrado del peso. Cuando este árbol tenga entre 10 y 15 años poseerá unos buenos maderos (ramas principales), que también se deben cortar en el menguante de enero para que tengan una larga duración.
Los maderos se cortan al ras de la cabeza del árbol, de la que volverán a nacer nuevas ramas en las zonas periféricas. La misma cabeza aguanta un mínimo de tres o cuatro "descabezaduras" a lo largo de su vida, y a medida que aumenta su grosor podrá soportar un mayor número de maderos, pudiendo pasar de media docena.
Dependiendo del grosor de la rama se obtenían (de mayor a menor): un puente o solera, un madero, una punta de madero o una tranca. También se utilizaba ocasionalmente como forraje la "chopina" o ramas secundarias, además de aprovechar como leña todas aquellas ramas no aptas para la construcción.
Para que el chopo viva muchos años hay que cuidarlo y evitar la putrefacción del tronco, que comienza por las oquedades que se forman en el centro del mismo al crecer las ramas en la periferia. Las oquedades debilitan la fortaleza del tronco, que se puede desgajar debido al peso de los maderos y a algún vendaval. Si el chopo no se descabeza periódicamente, también puede morir prematuramente, porque los maderos comienzan a secarse por la punta y van degenerando, haciéndolos vulnerables al viento, la putrefacción y los insectos.
La labor de descabezar un chopo era muy peligrosa, por lo que había quien se especializaba en ella. El último de nuestro pueblo, y posiblemente de la zona circundante, es el blesino José María Burillo Lou.
Pero, al dejar de utilizar sus troncos en favor de las vigas de hormigón, el peligroso descabezado se ha dejado de realizar, y ya no se justifica para obtener sólo la leña, poniendo en peligro a muchos de ellos. Su alto valor como nicho ecológico, de fortalecimiento de las orillas, además del indispensable y bello perfil que hace reconocibles y frescos nuestros ríos es más que suficiente para que nos interesemos por su futuro.
Las industrias tradicionales y el uso de los montes
Al ser la fuerza hidráulica y la combustión las únicas fuentes de energía disponibles, aparte de la animal y la del viento (esta última, bastante incontrolable, no se utilizaba en nuestro pueblo), los vecinos aprovecharon ríos, saltos de agua y los extensos montes de la comunidad para sus actividades. En el caso que nos ocupa, podemos encontrar muchas referencias históricas a la tradicional explotación de los montes. La fabricación de carbón vegetal y venta de leña, como industria de subsistencia de un gran porcentaje de habitantes de la antigua Comunidad de Daroca, era una de las labores que más influía en la destrucción de los montes.
Paralelamente, la abundancia de canteras de roca caliza y de yeso (algez) permitió a vecinos, normalmente de estratos humildes, sin propiedad agraria suficiente, utilizar estas materias primas para fabricar cal y yeso, en pequeños hornos conocidos como "caleras" y "hortenses". Esto era posible porque durante muchos siglos cualquier vecino de la Comunidad de Daroca (a la que pertenecíamos) tenía derecho a "sacar" piedra de cualquier cantera de la Comunidad. Pero todas estas actividades, como otras muchas de las industriales ligadas a las labores agrícolas (hornos de pan cocer, herrerías, alfares) requerían del uso de leña o carbón, que además, era el combustible que calentaba a las familias durante las noches de invierno y les permitía cocinar. A los alfares, a los que se atribuía el uso de leña gruesa y el deterioro y ruina de los montes a pesar de la reglamentación, sólo se les autorizaba a usar leña de aliaga.
En los tiempos en que estuvimos inscritos en la Comunidad de Daroca (siglos XVI a comienzos del XIX) existieron reglamentaciones comunes a un centenar de pueblos de las actuales provincias de Teruel y Zaragoza. Por ejemplo, hacer leña sin licencia de los Asistentes estaba fuertemente penado, aunque la sanción distinguía si se hacía "mal corte" o "buen corte", siendo el primero el que afectaba a los pies de la carrasca o rebollo o los brazos que parten de la cruz del árbol.
Las Ordenanzas de la Comunidad insistieron mucho, durante siglos, en las prohibiciones, sanciones y reglamentaciones sobre el uso de la leña de los montes pero su efectividad no debió de ser mucha dada la progresiva degradación de los mismos.
- Las tierras del Jiloca y Gallocanta, que podéis leer en Internet en cicic.unizar.es/Daroca. La sección de naturaleza está escrita por José Antonio Domínguez, el Dr. Javier del Valle Melendo y Luis Bolea Berné. Se trata de una preciosa, exhaustiva y amena presentación de lo más representativo de estas comarcas vecinas, que trata todos los aspectos sociales y culturales además de los turísticos y naturales.
- Pascual Diarte Lorente, La comunidad de Daroca - Plenitud y crisis (1500-1837), Centro de Estudios Darocenses, Institución «Fernando El Católico», 1993
- Francisco Hernández Fernández, "El bosque Mediterráneo", inscrito en la obra "Naturaleza de Aragón, Su fauna y su flora", de varios autores.
- Cristobal Pastor, "El chopo cabecero", revista Ossa nº 15 (abril-mayo de 2000).
- Lee Durrel, "Guía del Naturalista", H. Blume ediciones, 1982.
Puede encontrar una exhaustiva relación, muy técnica, en el libro de Javier Ferrer Plou sobre la vegetación y flora de las sierras de Herrera y Cucalón, en cuyo ecosistema también engloba a nuestro pueblo.
1.- En cambio, si el suelo es silíceo, la degradación de los bosques de encinas da paso a la estepa (Cistus laurifolius) y el cantueso o lavanda (Lavandula pedunculata).
2.- Entre los árboles que forman masas arbóreas se distinguen dos tipos: frondosas y coníferas. Las frondosas se encuentran dentro de las angiospermas (su óvulo está protegido por el ovario, que posteriormente se transforma en fruto) en zonas de clima cálido y húmedo. Las hojas pueden ser persistentes o caducas. Son especies de crecimiento lento, excepto el chopo y el eucalipto. Entre los que alcanzan una mayor altura figuran el roble (Quercus robur), el castaño (Castanea sativa), el eucalipto (Eucaliptus sp.), el haya (Fagus sylvatica), el chopo (Populus sp.) y el olmo (Ulmus sp). De ellos se obtienen maderas de buena calidad.
3.- Los pueblos de la Comunidad de aldeas de Daroca debían pedir permiso a la Real Audiencia de Zaragoza para roturar nuevas zonas comunales, cuya petición era normalmente aceptada. Como no he podido leer el Real Acuerdo citado, (Zaragoza, 1736-38, exp. 12) desconozco si se indica qué montes se roturaron en aquella ocasión.
Otra forma en que se fueron perdiendo los bosques o montes comunales en favor de los cultivos fueron los "escalios", tierras yermas puestas en cultivo de forma espontánea en propiedad comunal. Fue una práctica habitual, y las ordenanzas de la antigua Comunidad de aldeas de Daroca incluyeron normas para regularizar o eliminar los escalios ya existentes. En muchos casos el sesmero o la alcaldía incorporaba estos escalios a los términos blancos y comunes del pueblo.
Árboles
Encinas y coscojas
iglos atrás tal vez pudiéramos hablar de encinares y coscojales, pero no hoy en día. Aun así, la encina es el árbol más representativo de los bosques mediterráneos. Los ejemplares o bosques actuales constituyen los restos de las extensas masas boscosas del interior de la península Ibérica que han sido desmontadas por el hombre para la agricultura, plantaciones de viñas, pinos, eucaliptos, realización de carbón vegetal, etc.
Es resistente a los largos periodos de sequía característicos del clima mediterráneo y ocupa principalmente zonas de suelo poco profundo con tendencia a la aridez (incluso llega a vivir sobre grietas de las rocas).
Las encinas presentan un gran polimorfismo; se han clasificado unas veinte variedades comprendidas y resumidas (según la obra Flora Ibérica, y como me hizo saber Víctor Poblador) en dos subespecies o variedades: la Quercus ilex rotundifolia o Iles ballota y por otro lado la Quercus ilex ilex. El nombre común de carrasca se aplica a la primera.
La variedad que ocupa casi toda el interior de la península Ibérica y su vertiente mediterránea es la ballota o rotundifolia, siendo la iles ilex la menos habitual, limitándose a las zonas más húmedas de la península.
Las encinas no renuevan las hojas anualmente, aunque sí periódicamente. Sus hojas son de color verde profundo y cara inferior grisácea. La ballota presenta las hojas adultas más redondeadas, más grandes, y su bellota también es mayor. No obstante, no debe ser fácil la catalogación por las hojas, porque la ilex tiene el envés verde y la hoja es más picuda, como en las rotundifolia jóvenes y en la coscoja. Además, incluso las hojas del interior de la copa se diferencia de las que reciben el sol directamente.
Es una especie amante del sol, por lo que suele evitar las zonas muy umbrías o con pocas horas de sol.
Los bosques de encinas son bastante densos pero mixtos, donde aparecen intercaladas sabinas (Juniperus thurifera) y enebros (Juniperus communis ssp. hemisphaerica).
También citamos aquí a la coscoja (Quercus coccifera) porque aparece en solanas con suelos pobres, sustituyendo a antiguos encinares. Podemos encontrar ejemplares en el barranco de la Pesquera.
Un ejemplar singular
La carrasca (Quercus ilex L. ballota o Quercus ilex L. rotundifolia) era abundante en Blesa. Aún hoy en día podemos encontrarla en los bosques de otros términos municipales próximos a la sierra, como en Maicas, Rudilla, Piedrahíta, etc.
En Blesa queda un único ejemplar, de de gran porte, sobreviviente que se encuentra en el paraje del Carrascal (en el val de Valceres), topónimo que nos recuerda una antigua prosperidad de la especie. Es un árbol sorprendente por la amplitud de sus ramas, que se corvan hasta el suelo y protegen su solar del viento que seca y arrastra la tierra, y del sol que lo reseca. Es un placer andar bajo este ejemplar y pisar el suelo almohadillado que rememora lo que nunca hemos conocido en estos parajes: el suelo de un bosque natural.
La última encina del Carrascal, la carrasca de Emilio
[Actualización de 2022: Desde la asociación cultural El Hocino se presentó en 2021 ante la DGA la solicitud de declaración de la carrasca del Carrascal de Blesa como árbol singular de Aragón. La carrasca de Blesa fue candidata a árbol europeo del año 2022. En 2021 el equipo de arboleuropeo.es había seleccionado como candidatas para árbol en España a la carrasca de Blesa junto a otros doce árboles. Desde la asociación El Hocino retiramos a la carrasca de Blesa de la candidatura, para favorecer lo muy trabajada que llevaban la candidatura de la sabina milenaria de Blancas (Teruel).]
Pino carrasco
Existen unas 600 hectáreas de bosque en Blesa, la mayoría de la variedad pino carrasco. Los árboles no alcanzan generalmente gran porte debido a la pobreza del suelo y el ataque de la oruga procesionaria, salvo que por su localización se beneficien de barrancos y escorrentías que les garanticen ciertos recursos.
Pese a todo, van medrando lentamente en estos terrenos gracias a la austeridad de este ser, que se conforma con crecer en una simple grieta en la roca.
La altura máxima que alcanza el pino carrasco es 20 m. Su tronco es generalmente tortuoso; la corteza es cenicienta y lisa en los ejemplares jóvenes y resquebrajada y parda en los ejemplares adultos. La copa es redondeada e irregular y poco densa. Las ramas delgadas son cenizas y desnudas en gran parte de su longitud. Las hojas son aciculares, de 6 a 12 cm de largas, flexibles y de un verde claro, se dan en fascículos de dos en las terminaciones de las ramas.
El pino carrasco se encuentra en comarcas litorales o colinas y laderas asoleadas y secas, prefiere los suelos calizos; se da desde niveles próximos al del mar hasta los 1.000 o 1.600 m de altitud. Es el pino más resistente a la sequía de los que habitan en la península por lo que se utiliza para reforestar. Es una especie natural del entorno Mediterráneo, en España se encuentra en Levante y en las Islas Baleares. Se han censado más de un millón de hectáreas de pino carrasco, de las cuales 334.000 corresponden a reforestaciones.
Al pino carrasco (Pinus halepensis Miller) se le conoce también como carrasco o carrasca, o pino blanquillo. El nombre específico halepensis deriva del nombre de la ciudad Siria de Alepo, centro importante de comercio en la antigüedad.
Chopo (álamo negro)
El chopo, también conocido como álamo negro (Populus nigra.), es un árbol que puede sobrepasar los treinta metros de talla, con la corteza gris blanquecina y lisa al principio, que se resquebraja en sentido longitudinal con la edad, y muestra una parte interna más oscura.
Tiene ramas robustas. Las hojas de las ramillas son cortas lampiñas, verdes por ambas caras, romboidales, y más o menos apuntadas. Sobre las ramillas largas las hojas son mayores, casi triangulares y, a menudo, tienen la base truncada o redondeada, con el pecíolo más largo y fino.
El chopo es un árbol exigente en agua, que florece en primavera y crece rápidamente. Las plantaciones de chopos se realizan a lo largo de las riberas de los ríos, siguiendo el medio natural de los álamos, como es el caso de las choperas del río.
La madera de este árbol es blanca, a veces con un tinte rosáceo o marfil, textura fina y suave. Además, su rápido crecimiento permite una buena explotación comercial. Se utiliza en carpintería para fabricar cajas de embalaje, tablones y vigas largas (como la mayoría de los maderos utilizados en la construcción de las casas de Blesa), entarimados y contrachapados.
A sus pies, en los recovecos de los maltratados troncos se suelen encontrar setas de chopo.
Almendro
El almendro es uno de los árboles cultivados más antiguos. Aunque de origen oriental, se ha adaptado perfectamente al clima templado de los países mediterráneos, que se han convertido en el centro de expansión mundial (España es el segundo productor mundial, tras EE.UU.). En nuestro término municipal hay varios miles de almendros o "almendreras" como las suelen denominar los lugareños.
El almendro es un árbol rústico que crece bien en terrenos sueltos y pedregosos; y mejor si son profundos, calizos y fértiles. Es esencial que las tierras estén bien drenadas pues no soporta ni los encharcamientos ni las humedades prolongadas. Es resistente a la sequía y al calor de los veranos mediterráneos.
La floración temprana del almendro es una auténtica explosión de color y vida en los campos, que anuncia el final del invierno en pleno mes de febrero. El almendro puede multiplicarse por siembra o por la reproducción vegetativa de renuevos para su posterior injertado.
La almendra es un fruto extraordinariamente alimenticio que se utiliza para el consumo directo, la obtención de aceite y la elaboración de gran cantidad de postres y dulces en todo el mundo.
Origen e historia
La etimología, en las lenguas occidentales y semíticas, del nombre es de origen sirio y está compuesto por las raíces ha-migdala que significa árbol hermoso. Este nombre pasó al griego como amngdalh, que, en latín clásico, quedó como amygdala. La versión arabizada del mismo está compuesta por el artículo 'al' y 'mendua' o 'mendra', el cual origina nuestra palabra almendra, si bien la historia dice que el almendro sería nombrado de manera similar en la Península ya antes de los romanos. El nombre griego de amigdalos designa por semejanza a los órganos linfáticos de la laringe (amígdalas).
Clima
Prefiere los climas secos con una pluviosidad de 200 a 300 milímetros. Su dependencia del agua se restringe a la época de desarrollo vegetativo entre febrero y junio. En invierno puede soportar temperaturas de hasta -8º C, aunque heladas prolongadas por debajo de 0º C pueden producir daños en brotes y ramas durante los meses de febrero y marzo. Cuando las temperaturas constantes alcanzan los 8 grados comienza a florecer y a los 15º C brotan las hojas. Por ser uno de los primeros árboles en florecer, es sensible a las heladas de marzo, lo cual restringe las condiciones y lugar de cultivo.
Las almendras
Las almendras dulces son altamente nutritivas pues
contienen una gran cantidad de proteínas vegetales. Si bien su contenido
en vitaminas C y A es muy reducido comparado con el de las frutas frescas,
son ricas en minerales como el manganeso y el selenio (4.7 microgramos),
que poseen los alimentos más comunes.
Tradicionalmente las almendras dulces se han clasificado en dos grupos, duras (marcona, ramillete, planeta, largueta, desmayo, D'en Pons, desmayo rojo del Canadá) y mollares (Mollar fita, Blanqueta, Pico de cuervo, Texas), que a su vez se subdividen en semiduras, duras, mollares y semiblandas. Entre las variedades cultivadas en Blesa las más comunes son:
Marcona. Es un árbol de gran desarrollo y muy productivo, más resistente al frío que otras variedades, con una productividad media de dos a tres kilos y medio por árbol. Florece desde primeros de febrero a marzo. Las flores son de color rosa y brotan de las ramas jóvenes de un año. La almendra es de forma acorazonada, terminada en punta y de cáscara dura. Su polinizador ideal es el desmayo rojo.
Largueta. Árbol de copa redondeada y almendra de forma estrecha y alargada.
Desmayo. Árbol vigoroso y de tamaño medio con ramas caedizas. Por la forma volteada de las flores soporta mejor las heladas tardías que el resto de su especie. Es de floración tardía. La almendra es grande, aplanada y puntiaguda. Su producción es abundante.
Nogal (Juglans regia)
Este árbol, denominado noguera por los blesinos, no abunda en nuestro término. Casi todos crecen en lindes de campos y caminos, por lo que seguramente son fruto de plantación. Son fácilmente distinguibles en la época de reproducción por sus características nueces. Hay un gran ejemplar de noguera, es uno de los contados árboles que podemos encontrar en el interior del casco urbano, en la replaceta donde se halla el molino Bajo. Y el otro ejemplar próximo, junto al puente viejo en el lado de aguas arriba, da también abundante sombra a quienes se sientan bajo él.
El nogal común puede alcanzar hasta treinta metros de altura, tiene la corteza lisa de color gris-plateado que se agrieta con los años. Su fruto, la nuez, crece en grupos de uno a cuatro sobre un mismo pedúnculo, dentro de una cubierta verde. Las nueces son un excelente alimento.
Su madera es muy apreciada en ebanistería, carretería y tornería; es densa, aunque no tanto como la del boj.
F. J. L. A.
Febrero de 1999, mayo de 2000
- Francisco Hernández Fernández, "El bosque Mediterráneo", inscrito en la obra "Naturaleza de Aragón, Su fauna y su flora", de varios autores.
- Las tierras del Jiloca y Gallocanta, que podéis leer en Internet en cicic.unizar.es/Daroca. La sección de naturaleza está escrita por José Antonio Domínguez, el Dr. Javier del Valle Melendo y Luis Bolea Berné. Se trata de una preciosa, exhaustiva y amena presentación de lo más representativo de estas comarcas vecinas, que trata todos los aspectos sociales y culturales además de los turísticos y naturales.
- José Antonio Domínguez, "Pinares, la conífera ibérica, un valor desconocido", Heraldo de Aragón, 14 de agosto de 1994.
- Enciclopedia Universal Multimedia, de Micronet, 1998. Es la base de la que he extractado algunas de las descripciones de plantas.
Arbustos y hierbas
n el término de Blesa existen extensas zonas de matorrales y hierbas, típicas del clima mediterráneo. La enumeración de todas las especies que lo pueblan sería una obra de gran extensión. Un trabajo así sólo está al alcance de un especialista.
Para dar una introducción a algunas de las especies más representativas es suficiente con reconocerlas, pero en muchos casos hay que ser un experto para diferenciar unas de otras, o estar muy familiarizado con ellas, como es el caso de las personas que habitan tradicionalmente en los pueblos. En este artículo comento algunos datos curiosos de unas pocas plantas, en la mayoría de los casos, orientado por las explicaciones de los blesinos y los libros de los especialistas en el tema.
Panorámica
Los montes de nuestro entorno presentan una variada colección de plantas menores. Antes de entrar a describir algunas especies o grupos citaré brevemente la existencia de algunas, que en muchos casos no se verán con detalle.
Somos "ricos" en matorrales espinosos como la aliaga (Genista scorpius) y espinos (Rhamnus subsp.). No son pocas las diferentes especies de cardos que crecen a orillas de caminos, en suelos húmedos o secos, y ofrecen su nota de color al paisaje durante algunas semanas al año.
Junto a ellas, otras plantas conocidas y apreciadas por sus aromas como romeros (Rosmarinus offcianalis), los tomillos (Thymus subsp.), salvias (Salvia subsp.) y espliegos (Lavandula subsp.), todas ellas muy abundantes.
Otras plantas con menos utilidad, como el diente de león, son también habituales en nuestros montes. También encontramos las universales malvas.
También podemos encontrar manzanilla común, esa hierba de hojas menudas y flores olorosas, cuya infusión se usa mucho en medicina. Y el hinojo, que es muy común en la cuenca mediterránea, y fácilmente reconocible por su olor y forma; un tallo estirado y lampiño del cual brotan unas hojas grandes muy divididas y delgadas a modo de hilos más o menos largos, que llega a alcanzar metro y medio de altura. Tiene usos culinarios y medicinales.
Muchas de estas especies tienen algunas virtudes medicinales, aunque no siempre han sido explotadas por las personas del lugar. Además de las especies citadas, encontramos otras muchas.
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Albahaca: de flores blancas, algo purpúreas, con un fuerte olor aromático por lo que se cultiva en los jardines.
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Árnica: cuyas flores y raíz tienen sabor acre, aromático y olor fuerte y que hace estornudar.
- Belladona: la podemos ver en las orillas de las carreteras (su nombre proviene del italiano belladonna y es venenosa).
- El ajo silvestre de una sola cabeza, de olor o picor más fuerte que los ordinarios.
- La cola de caballo: planta de cuatro a seis decímetros de altura, que termina en una especie de ramillete de hojas filiformes, a manera de cola de caballo, que caracteriza a la planta y aparece hacia septiembre. Crece en los prados y después de seca sirve para limpiar. Esta planta deriva de una planta primitiva que hace 400 millones de años formaba grandes bosques. Carece de flores y se propaga por medio de esporas. Posee dos tipos de tallo, uno fértil que aparece a finales de invierno y otro estéril que aparece en verano.
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Saúco blanco: un arbusto extendido por toda España, cuyas bayas negruzcas, hojas, corteza, flores y raíces se usan con fines medicinales. Podemos verlo en alguna cuneta.
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Santolina o guardalobo (en Blesa creo que la llaman cabezuela), es muy similar a la manzanilla. Huele y se usa como la manzanilla silvestre. También se la conoce como ontina. Antes se usaba para hacer "escobizos" para barrer las eras. Su infusión es muy amarga.
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Endrino: Es una especie de ciruelo silvestre, que podremos encontrar en las cunetas, y lugares con humedad. Posee espinas en las ramas, hojas lanceadas y lampiñas, y fruto pequeño, negro azulado y áspero al gusto.
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Corazoncillo: En Blesa la conocen más como pericón (en latín se llama Hypericum perforatum). Crece en el ribazo de la carretera de Moyuela, antes del alto del canal. Tiene unos ocho decímetros de altura, y bonitas flores amarillas en manojos y frutos capsulares acorazonados y resinosos.
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Marrubio: Esta planta abunda en parajes secos y sus flores se usan en medicina. Las flores son blancas y se disponen en espiga, su fruto es seco con semillas menudas.
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Milenrama: Planta con flores blancas menudas que crecen en lo alto de los tallos, al mismo nivel. Se ha usado como tónico y astringente. Desprende un característico olor a alcanfor. Es común en España.
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Poleo: se encuentra, aunque en pequeñas cantidades, en los cabezos sobre todo. Planta herbácea anual, con tallos tendidos, ramosos, velludos; hojas descoloridas, pequeñas, casi redondas y dentadas, y flores azuladas o moradas. Toda la planta tiene olor agradable. Se usa en infusión como estomacal.
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Martagón: de bellas flores, que crece en cunetas y lugares con cierta humedad, como en Aliendres. Hojas radicales, lanceoladas y flores de color róseo con puntos purpúreos. Suele cultivarse en los jardines.
Otras plantas son consideradas malas hiervas por su feracidad para crecer en los campos, como la Grama (llamada también Agramen, que curiosamente proviene del latín gramina, plural de gramen). Ésta se cría en las huertas, donde crece como matas que echa raicillas desde los nudos cubriendo la superficie rápidamente. Para dominarla hay que labrar el campo invadido en meses caniculares para que el calor la seque.
En nuestro entorno se dan unas condiciones climáticas bastante rigurosas, con heladas en invierno y muchas horas de insolación en verano. La Sempervivum soboliferum (Siempreviva) es una planta perenne que vive en nuestros montes, en rocas y pendientes pedregosas. Es fácilmente reconocible por su tallo glanduloso de hasta 20 cm y su característica roseta basal (agrupación de glándulas en la base del tallo).
Por último, podemos encontrar en nuestras inmediaciones ciertas plantas más o menos singulares que no son autóctonas sino cultivadas como ornamento o complemento alimenticio, como ciertos ejemplares de Áloe en las viviendas cercanas a las escuelas nuevas o algunos ejemplares de regaliz.
(Chamomilla recutita)
Manzanilla
Flor de la aliaga
Flor y fruto de la belladona
Flor y fruto del endrino
Milenrama
Marrubio
Amapola (Papaver rhoeas)
Esta hierba anual, también conocida como ababol, de hasta 60 cm de altura es diferenciable por sus flores con los pétalos suborbiculares, de color rojo, rosado, violeta o, más raramente, blanco, por lo general con una mancha de color púrpura negro en la base. La cápsula es subglobosa, de 5 a 10 mm de diámetro. Nativa de Europa, Asia y Norte de África. Por su facilidad para invadir los campos de labranza se la tiene por una mala hierba a erradicar.
Existen numerosas variedades de cultivo con distintas coloraciones de la corola y con flores dobles y pétalos enteros o fimbriados. Del látex obtenido por incisiones en las cápsulas inmaduras se obtiene el opio. El opio puro contiene un 9,5 % de morfina, alcaloide utilizado con fines medicinales y una droga que crea dependencia.
También podemos encontrar, aunque menos, ejemplares de una planta pariente similar: la adormidera. Es originaria de oriente, de hermosas flores blancas o rojas que se usan como ornamento y de su cápsula se extrae el opio.
Tomillo silvestre
Tomillo es el nombre genérico con el que se designan varias especies de plantas pertenecientes a los géneros botánicos Thymus, Thymbra y Serpyllum. El tomillo más común y reconocido como tal es el Thymus vulgaris, L.
En la Península Ibérica se han clasificado veintiocho especies de tomillos, la mayoría de ellas, unas veintidós especies, son endémicas, lo cual hace del tomillo una planta ibérica por excelencia.
Los tomillos se caracterizan por ser matas leñosas que raramente sobrepasan el medio metro de altura con tallos generalmente de sección cuadrada. Las hojas son, en general, vellosas, pequeñas y lanceoladas* o acuminadas*. Las flores suelen ser pequeñas y de color blanco o rosa y agruparse en inflorescencias globosas.
Las abejas recurren a los tomillares como planta predilecta. El aroma penetrante y viajero de los tomillos es un claro reclamo para las ávidas abejas, principal agente polinizador.
Distribución y adaptación
al clima
El área de distribución del género Thymus está restringida, en la mayoría de sus especies, al área mediterránea. Seguramente estas plantas xerofíticas* encontraron las condiciones idóneas para su extensión al finalizar la última glaciación.
Los tomillos son plantas adaptadas a terrenos en estado de degradación o simplemente secos. El tamaño reducido y redondeado de las plantas, así como las hojas pequeñas y recubiertas de aceite esencial, hablan de una estrategia de defensa para protegerse de las condiciones extremas del sol y la sequía de campos de naturaleza muy variable: hay tomillos que viven en las dunas marinas o en la misma cima del Mulhacén a 3.400 m de altitud, estos últimos son capaces de sobrevivir a los seis meses de hielo y nieve. También los tomillos son capaces de vivir en las condiciones tórridas de La Sierra de Gádor en Almería. El mismo tomillo común (Thymus vulgaris), que se encuentra en casi toda la Península Ibérica, llega a habitar hasta los dos mil metros de altitud en el Alto Pirineo.
Esencia para perfumes
Durante siglos el tomillo se ha recolectado para la obtención de su esencia, muy apreciada en las industrias de perfumes y licores. Las provincias de Murcia y del levante de Andalucía han sido las principales recolectoras tradicionales: el tomillo se recogía en primavera de una manera devastadora, ya que se arrancaba de raíz para poder obtener la mayor cantidad posible de plantas al peso. Las plantas se metían en grandes cubas donde se hacía hervir agua para que el vapor arrastrara la esencia. El vapor se enfriaba a través de un serpentín que normalmente se hacía pasar por un riachuelo a modo de refrigerante. Finalmente se recogía el agua destilada y era separada la esencia por decantación. Actualmente se intenta cultivar los tomillos para una explotación más racional.
Aunque el aroma de los tomillos es diferente entre una y otra especie, todos ellos contienen una esencia aromática que se encuentra en cantidades variables y cuyo tope máximo en plantas secas es del 3%.
Medicina tradicional
Los tomillos han gozado de una gran reputación como plantas curativas y también como especias.
Tienen cierta fama las propiedades curativas del tomillo como un estimulante de los centros nerviosos, que se manifiestan en una cierta aceleración del pulso. Se afirma que aumenta las fuerzas físicas, "mejora el tono moral" y estimula las funciones digestivas. Por sus propiedades antisépticas y antiespasmódicas, conocidas y utilizadas desde antiguo, mejora notablemente las afecciones del aparato respiratorio al reducir los espasmos y hacer fluir las secreciones.
(Thymus praecox)
Espliego
Es uno de los nombres comunes de la planta Lavandula spica. Esta era la protagonista de una actividad tradicional en Blesa y todos los pueblos del contorno, que era su recolección entre agosto y septiembre, cuando florece, para elaborar esencia de espliego. También hacían esencias de otras plantas. En Plenas se realizó por última vez en 1979.
A su vez, a veces se confunde con otras muy similares al espliego, como es una la planta que recolectaban en Plenas, la alhucema, o "la mota" como llamaban en Plenas a la Lavandula latifolia.
Romero (Rosmarinus offcianalis)
El romero es una planta autóctona, aromática, medicinal y con propiedades culinarias. Es de hoja perenne y florece cada estación. La más común tiene flores azul liláceas. El más conocido es el arbustivo, pero hay variedades colgantes. Aguanta prolongadas sequías.
Zarza
Arbusto trepador de 1 a 4 m de altura,
con ramas largas y curvadas, con espinas robustas. Crece en
lugares con cierta humedad.
Posee hojas con 3 a 5 folíolos*
de romboidales a elípticos, de 3 a 8 cm de longitud. Los
folíolos laterales son de menor tamaño. El haz es
de color verde intenso, mientras que el envés es blanco y
velloso. Posee flores de color rosado dispuestas en grupos de pocas
flores. El fruto, las moras, es comestible, de color negro brillante.
Ortiga mayor (Urtica dioica L.)
Planta herbácea perenne, a veces con la base leñosa, de hasta 1,5 m de altura. Hojas de oblongo-lanceoladas* a ovado-triangulares, de 4-12 cm de longitud, con ápice acuminado* y margen aserrado. Tienen el haz cubierto de pelos urticantes, mientras que el envés es áspero. Sus tallos jóvenes son ricos en hierro, por lo que en ciertos lugares se consumen como una verdura. Es planta medicinal con propiedades diuréticas y hemostáticas.
Escaramujo o rosal silvestre
El escaramujo es una especie de rosal silvestre.
Tiene un tallo liso, con dos aguijones alternos; sus flores son
encarnadas y lo más característico es su fruto, una
baya aovada, carnosa, y de color rojo cuando está madura,
conocida coloquialmente como tapaculos, que se usa en medicina.
Se encuentran ejemplares aislados por muchos montes del término.
Anea (Typha latifolia)
La anea o espadaña es una especie de hierba del tamaño de los juncos. Es reconocible por sus inflorescencias en forma de puro. Pertenece a la familia de las tifáceas.
Usos tradicionales
La anea es una planta tradicional de las artesanías vegetales. Con ella se confeccionaban sillas, cuerdas, rellenos y otros muchos útiles. Esta herbácea era normalmente segada entre los meses de julio a agosto, antes de que la planta emitiera su vara portadora de inflorescencia.
Las hojas eran puestas al sol en un secadero o era y cambiadas de posición para que se curaran (secaran), y adquirieran el color dorado de forma uniforme, lo venía a durar menos de quince días, para ser almacenada en haces, denominados mañas, generalmente en la cambra o cámara situada en la parte alta de la casa. En el momento de ser utilizada, el cordelero introducía las hojas secas en agua durante unas horas hasta que estuviera completamente elástica, y por lo tanto, manejable para la siguiente labor.
En Blesa son todavía muy comunes las sillas con asiento de anea. El sillero se anunciaba a voces de casa en casa, calle a calle y pueblo a pueblo, para llevarse el trabajo a casa o para realizar su labor en el patio de las casas que se lo encargaban cuando llevaba la anea a lomos de mula u otro medio de transporte.
En la "Enciclopedia Universal", de la que se ha obtenido mucha de esta información, se cuenta con detalle la forma de fabricar los asientos con esta planta.
Junco de esteras (Juncus effusus)
Planta perenne, que crece en forma de matas compactas. Tallo erguido de casi 1 m. Las hojas caulinares* crecen desde el rizoma*. Flores sobre una inflorescencia abierta y aparentemente lateral. La hoja tectriz, parecida a las hojas caulinares, envaina el tallo en la base. Florece de junio a agosto. Crece en prados húmedos y junto al agua y es prácticamente cosmopolita.
Beleño negro (Hyoscyamus niger)
Efectos similares a los de la Belladona. Es propia de esta zona. Herbácea bianual de hasta 1 m de altura. Hojas que ocasionalmente forman rosetas. Es ovalado-lanceolada u oblonga, de 30 x 10 cm, con los bordes dentados, lobulados o partidos. Flores con la corola de color amarillo pálido, generalmente con venas púrpura, de 2-3 cm de diámetro. Originaria de Europa, Norte de África y Suroeste de Asia.
Ruda (Ruta graveolens L.)
Planta perenne, de la familia de las rutáceas, con tallos erguidos y ramosos de seis a ocho decímetros, hojas alternas, gruesas, compuesta de hojuelas partidas en lóbulos oblongos y de color garzo; flores pequeñas, de cuatro pétalos, amarillas, en corimbos terminales, y fruto capsular con muchas semillas negras, menudas y en forma de riñón. Es de olor fuerte y desagradable y se usa en medicina.
Es utilizada, desde tiempo de los romanos, como un condimento con virtudes muy diversas. Sirve como hierba aromática para dar el toque característico a ciertas bebidas, como cierto aguardiente del levante español; para aromatizar salsas, embutidos, quesos y otros alimentos; también se usa como loción antiparasitaria, por su olor repelente para piojos y chinches, y hasta para combatir las plagas de ratones; no obstante, su uso más conocido desde hace siglos es como abortivo, debido a sus potentes propiedades emenagogas; por todo ello, hay un dicho popular: "Más conocido/a es que la ruda".
Diente de león (Taraxacum officinale)
Al diente de león también le llaman Amargón. Crece en casi todas partes.
Según me contó una vecina del pueblo, si se sumergen ramas en aceite de oliva puro y se deja reposar 40 días al sol y a la luna, se destilan sustancias que le hace tomar el aspecto sanguinolento, y queda transformado en un excelente curativo de heridas.
Esta hierba de la familia de las compuestas, tiene un tallo corto, por lo que sus hojas dispuestas en forma de roseta, lampiñas, de lóbulos lanceolados, crecen a ras del suelo. Tienen un jugo lechoso; flores amarillas de largo pedúnculo hueco, y semilla menuda con vilano* abundante y blanquecino. Las flores, al terminar la floración, forman las características bolitas blancas y ligeras que salen volando con la menor brisa.
- Acuminado: Que termina en punta.
- Caulinar: Relativo al tallo. Por ejemplo, hojas caulinares indica oposición a las basilares o radicales.
- Cespitoso: Dícese de la planta capaz de formar césped, como muchas especies graminoides.
- Corola: Cubierta interior de la flor completa, situada entre el cáliz y los órganos reproductores, a los cuales protege; generalmente, de bellos colores.
- Folíolo: Cada una de las hojuelas de una hoja compuesta, como en las hojas de los tréboles.
- Lanceolado: Se dice de la hoja, bráctea, pétalo, etc. de figura semejante a la punta de una lanza.
- Orbicular: Redondo o circular.
- Rizoma: Tallo horizontal y subterráneo de ciertas plantas, que tiene la función de sostenerlas y que difiere de la raíz por su estructura caulinar y no radical, principalmente.
- Suborbicular: casi redondo o circular.
- Vilano: Apéndice de filamentos que se encuentra en el fruto de muchas plantas compuestas para permitir que sea transportado por el aire.
- Xerófito: Dícese de las plantas adaptadas a vivir con escasa humedad.
- Francisco Hernández Fernández, "El bosque Mediterráneo", inscrito en la obra "Naturaleza de Aragón, Su fauna y su flora", de varios autores. El Periódico de Aragón, 1993.
- Enciclopedia Universal Multimedia, de Micronet, 1998. Es la base de la que he extractado muchas de las descripciones de plantas y el vocabulario.
- Jan Toman, Jirí Felix, "Guía de Campo", Susaeta ediciones, 1993. Precioso libro ilustrado, fuente de algunos de los dibujos de este artículo.
- "Conocer las plantas medicinales", Cuerpomente, 1994