ue mi prima Consuelo quien, al mostrarme el ejemplar segundo de la Revista Cultural Aragonesa que edita la Asociación Cultural "El Hocino", me proporcionó la idea de colaborar con esta Asociación de Blesa, pueblo al que me unen lazos profundos y siempre he querido. En él que nacieron y vivieron mis abuelos, mi padre Manuel Lou Artigas y mi esposa Antonia. Y he pensado que un tema culturalmente interesante para la juventud de Blesa y otras personas interesadas es la profundización en el perfil intelectual y humano de nuestro paisano MIGUEL ARTIGAS FERRANDO.
Preámbulo
Miguel Artigas fue un ilustre maestro de humanidades que trabajó de forma inteligente y con gran entusiasmo para lograr el mayor esplendor de la BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA, de la que fue un Director ejemplar. Pero también fue un hombre sencillo, "tan humilde como sabio y tan sabio como humilde", que luchó desde su cargo para lograr que la cultura fuera accesible a todos los españoles, tanto estudiantes como trabajadores, y no privilegio de unos pocos. Podremos ir comprobando todo esto a lo largo de este artículo.
El día 10 de marzo pasado (de 2001) hizo 54 años que falleció en Madrid y todavía llevan hoy su nombre diversos colegios (Pinseque, Zaragoza), calles y bibliotecas de pueblos y ciudades de Aragón y de Cantabria honrando su memoria; la ciudad de Santander le tiene dedicada una calle céntrica muy próxima a la Biblioteca de Menéndez Pelayo, de la que fue su primer Director, donde tiene un busto de bronce presidiendo la sala de lectura cuya fotografía publicamos.
Algunos datos biográficos
A mediodía del 29 de septiembre de 1887, según la partida de nacimiento judicial, y a las ocho de la mañana de la víspera, según la partida bautismal, nació en la calle del Medio, del pueblo de BLESA (Teruel), MIGUEL JERÓNIMO ARTIGAS FERRANDO, recibiendo las aguas bautismales el día de San Miguel Arcángel, en la iglesia de la Santa Cruz de Blesa, de la diócesis de Zaragoza.
Su padre, Don Pedro Artigas Pérez, fue secretario del Ayuntamiento de Blesa hasta el año 1895, en que fue a servir el mismo cargo en Cella (Teruel).(1) Precisamente en este pueblo fue donde, por primera vez, asistió Miguel Jerónimo a la Escuela Nacional, de la que era maestro Don Froilán Morencos.
Nuevamente se trasladó Don Pedro con su familia a Villarquemado
(Teruel), tomando posesión como secretario de dicho Ayuntamiento
el 9 de julio de 1899. Miguel, o Jerónimo, como le llamaban entonces
sus familiares y amigos, inició sus estudios de latín
con el cura de aquel pueblo, Mosén Manuel Domingo Cortés,
y en septiembre de 1899 fue matriculado en el Seminario Turolense como
alumno libre. La entrada de Miguel en el aula del Seminario fue algo
triunfal. Veinticuatro alumnos asistían a aquella clase. El profesor
hizo una pregunta al primero de la clase sin obtener respuesta satisfactoria,
y con el mismo resultado negativo la fue formulando a los demás
escolares hasta llegar al penúltimo, que era Miguel, quien respondió
con tanta modestia como cordura, lo que le valió pasar, ante
el asombro de todos, al primer puesto de la clase, conservándolo
todo aquel curso.
Es en el año 1903, cuando MIGUEL ARTIGAS sale del Seminario y
en septiembre inició los estudios de BACHILLERATO que terminó,
tan sólo en dos cursos, en junio de 1905 con la calificación
de Sobresaliente, haciendo, en el curso siguiente, los estudios complementarios
de Magisterio, como medio de asegurar su futuro.
Sus estudios en el Seminario de Teruel le proporcionaron el conocimiento de las lenguas clásicas que le fueron muy útiles para conseguir con posterioridad y de forma brillante la licenciatura en Filosofía y Letras en Salamanca, a donde pudo ir tras conseguir una beca de la Junta para ampliación de estudios.
En 1905, y para conmemorar el Centenario del QUIJOTE, el Instituto Turolense organizó una velada, y en ella, el que había de ser un día Director de la Biblioteca Nacional, leyó un trabajo sobre este gran libro, titulado "Veinte Faltas Sintácticas del Quijote" con el que ganó el primer premio a los 18 años.
El 27 de marzo de 1906, le fue expedido el título de Bachiller por el Rector de la Universidad de Zaragoza.
En el verano de 1905 obtiene por oposición una beca para estudiar en la UNIVERSIDAD DE SALAMANCA en las Facultades de Filosofía y Letras y Derecho. Aprueba los dos cursos con la calificación de Sobresaliente, pero deja el Derecho y el 9 de junio de 1909 y ante el Tribunal designado por la Facultad y previos los ejercicios correspondientes que finalizó con SOBRESALIENTE, le fue reconocido el Grado de LICENCIADO EN FILOSOFÍA y LETRAS, Sección de Letras, cuyo título, solicitado en abril de 1910, le fue expedido con fecha 26 de abril de 1911.
Seguidamente, en calidad de alumno no oficial, cursó el Doctorado en la UNIVERSIDAD DE MADRID, presentando su Tesis Doctoral el 21 de septiembre de 1910 obteniendo el título de Doctor con la calificación de Sobresaliente el 25 de octubre del mismo año.
Su carrera profesional
El 28 de julio de 1911, ingresa en el prestigioso Cuerpo de Archiveros del Estado por oposición, y hasta 1914 alternó su destino en varias bibliotecas universitarias (Sevilla 1911, Barcelona 1912, Nacional de Madrid 1913), con estancias ampliando estudios mediante becas en ALEMANIA, siguiendo las enseñanzas de los Profesores WILLAMOVITZ y MEISTER en Munich y GOETZ en Jena, en donde le sorprendió el comienzo de la Primera Guerra Mundial que le obligó a regresar a España.
El 15 de abril de 1915, en una reñida oposición con otro aspirante muy cualificado, el Tribunal acuerda proponer a D. Miguel Artigas para el cargo de Director de la Biblioteca que Menéndez Pelayo había legado a la ciudad de Santander, siendo nombrado por Real Orden de 14 de mayo de 1915, y haciéndose cargo de dicha Biblioteca el 16 de mayo, para cuyo cargo él estaba especialmente preparado por sus conocimientos de las lenguas clásicas y de la alemana.
Ordenó la Biblioteca y la abrió al público, colaboró en la creación de la Sociedad Menéndez Pelayo, en la del Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo (1919), cuyo prestigio en el cultivo de los estudios literarios se mantiene vivo al cabo de más de setenta años, y finalmente creó en 1927 los Cursos para Extranjeros, convertidos hoy en Universidad Internacional de Verano de Santander. Allí tuvo tiempo y dispuso de materiales para realizar una fructífera labor bibliográfica e investigadora, dando a conocer, en diversos artículos, los fondos de la Biblioteca y preparando estudios sobre Góngora, que le valieron un Premio de la Real Academia Española (1925) y el Premio Nacional de Literatura (1928).
Por Real Decreto de 24 de julio de 1930, es nombrado Miguel Artigas, DIRECTOR de la BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA en MADRID. La Sociedad Menéndez Pelayo de Santander, fundada por él, acuerda nombrar a Artigas su Presidente Honorario y dedicarle dos nutridos volúmenes con trabajos de investigación, como agradecimiento a la labor realizada al frente de la Biblioteca Menéndez Pelayo en aquella ciudad.
MIGUEL ARTIGAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
Su nombramiento.- Siendo Director de la Biblioteca Nacional su antecesor FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN (de 1912 a 1930), éste hubo de dimitir con motivo de un importante robo de fondos gráficos de la Biblioteca que hubieron de ser recuperados, comprándolos el Estado, en el mercado anticuario alemán en que fueron hallados.
La Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos en Abril-junio de 1930, publicó un artículo breve en el que Rodríguez Marín comentaba estos hechos tan lamentables, y lleno de amargura y tristeza, daba cuenta de su dimisión que había presentado al Gobierno, al tiempo que deseaba a su sucesor MIGUEL ARTIGAS "más habilidad, mejor fortuna y, ante todo y sobre todo, mayor protección de la que a mí me ha cabido en suerte".
Con la dimisión de Rodríguez Marín, y ante los graves males que padecía la Biblioteca Nacional, que venían probablemente de la falta de una política cultural adecuada, pareció llegado el momento de realizar una reforma, y a propuesta del Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Elías Tormo, Catedrático de Arte de la Universidad Central, aprovechando esta "sede vacante", se creó por el Real Decreto de 15 de mayo de 1930 el Órgano Colegial del Patronato en el Gobierno de la Biblioteca, para sacar a ésta de la postración en que se encontraba, al igual que otro patronato había salvado de la decadencia al Museo del Prado. Este órgano convocó el concurso para el cargo de Director, siendo nombrado por unanimidad de sus miembros MIGUEL ARTIGAS FERRANDO de acuerdo con el artículo cuarto del Decreto fundacional del Patronato. La llegada de Miguel Artigas a la BIBLIOTECA NACIONAL hizo posible la reforma, para la cual era imprescindible profesionalidad y gran dedicación.
Si bien a los miembros del Patronato no se les puede negar un cierto interés, la verdad es que no disponían del tiempo requerido para una empresa de esta naturaleza y sus propuestas solían carecer de ingeniosidad. Ninguno elaboró un plan coherente, aunque no faltaron ideas más o menos brillantes para aspectos parciales.
A MIGUEL ARTIGAS FERRANDO
HOMENAJE EN EL CINCUENTENARIO DE SU MUERTE
Don Miguel Artigas Ferrando,
ilustre aragonés ya inmortal,
que naciste en Blesa mostrando
desde niño inquietud especial.
Tu fuiste el Director más genial
de la Biblioteca Nacional,
y en la Española de la Lengua,
un Académico excepcional.
Fuiste siempre gran caballero;
con todos muy afable y cordial,
siempre decidido el primero
que alcance a todos lo cultural.
De vacaciones por su tierra,
la guerra civil le sorprendió;
más cuando terminó la guerra,
de nuevo a su trabajo volvió.
Viviste un tiempo con nosotros,
encontrando un remanso de paz;
diste ánimo a nuestros rostros,
y fuiste un ejemplo de humildad.
Cumpliose ya el cincuentenario
de la muerte del gran letrado,
y todo Blesa emocionado,
le rinde homenaje plenario.
Benjamín Lou Felipe.
Zaragoza, 10 de marzo de 1997
El autor del artículo, Antonia y Piedad, las descendientes de Miguel
Artigas en 1997, junto a su busto en la sala de lectura de la Biblioteca
Menéndez Pelayo de Santander, de la que fue su primer director.
Placa en su casa natal en la plaza Vieja de Blesa (Teruel)
Foto F.J.L.A.
Parte II
En la primera parte dejábamos a Miguel Artigas asumiendo en 1930 la dirección de la Biblioteca Nacional, una etapa en la que volcó una gran dedicación e iniciativas para sacarla de la postración.
Fue Miguel Artigas quien redactó el plan en el mes de octubre y siguiendo las propuestas de éste el Patronato actuó con gran eficacia realizándose las mejoras siguientes:
- La renovación del edificio avejentado prematuramente, restaurándose las cubiertas de cristal.
- Se reforzó la calefacción.
- Se cubrió buena parte de la conducción eléctrica.
- Se instaló el teléfono.
- Se abrieron grandes ventanales para dar mayor iluminación al salón de lectura.
- Se dotó al edificio de una instalación contra incendios.
- Se tomaron medidas de seguridad, suprimiendo algunos solados de madera.
- Se construyó una sala de seguridad para libros raros e incunables.
- Se abrieron nuevas salas como la Sala General, en 1931, inaugurada por el Presidente de la República. La apertura de esta sala fue una novedad extraordinaria ya que "su destino fue para ser utilizada por estudiantes de segunda enseñanza, obreros y lectores populares de novelas y amena literatura", reformándose también el gran salón o Sala de Estudio. Personas autorizadas llevaban años clamando para que la Biblioteca se convirtiera en un museo bibliográfico y en una biblioteca científica para investigadores, como las otras bibliotecas nacionales de Europa, pero Artigas no dudaba en afirmar que si se hubiera atendido esta pretensión se habría cometido una grave injusticia.
- La Sala de Revistas y Sala de Exposiciones Bibliográficas.
Con ello se cumplían buena parte de las propuestas presentadas por MIGUEL ARTIGAS; pero las reformas durante su mandato se dirigieron también a la extensión de los horarios del público (4 horas por la mañana y 4 por la tarde), a la separación de los distintos tipos de lectores, a la simplificación y mejoras del servicio y otras medidas como: - Derecho de reserva.
- Biblioteca de consulta de libre acceso.
- Uso de más de un volumen a la vez.
- Facilidades para la concesión de tarjeta de lector.
- Aprovechamiento para el canje de duplicados y publicaciones de la Biblioteca.
- Impresión de Catálogos, etc., etc.
ARTIGAS "consideró que era preciso atender a los estudiantes que no contaban con ninguna biblioteca escolar y sólo disponían de las universitarias mal dotadas. Además, había que atender al aficionado a la lectura profesional y recreativa, orientándolo y poniendo a su disposición aquellos libros que pudieran serle más útiles y gratos. Artigas vio claro que era posible "satisfacer la demanda de los lectores modestos al mismo tiempo que la de los investigadores". Según pudo comprobar Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública que la visitó al segundo día de su nombramiento, la afluencia de lectores era enorme, y si se tiene en cuenta que en aquellos años las Universidades Españolas se podían contar con los dedos de la mano, y que las titulaciones especiales sólo se podían conseguir en muy pocas de ellas, pero sobre todo en Madrid, "ante tal éxito y la consiguiente satisfacción de los políticos, fue preciso buscar un local más amplio trasladándose a la gran Sala del Museo de Arte Moderno. A la inauguración de este segundo local (abril de 1932) asistió el Presidente de la República, Alcalá Zamora.
"La causa de este éxito hay que atribuirla a la selección de libros para la Sala General: por un lado libros científicos y técnicos, útiles y actuales, por otro, literatura atrayente y fácilmente comprensible por el lector medio".
Miguel Artigas "fue fundamentalmente un erudito, al igual que los miembros de los primeros patronatos de la Biblioteca, y como hombres cultos y formados en los libros, eran también muy sensibles a la lectura popular". Por eso, ni Artigas ni los ilustres miembros del Patronato, "vieron incompatibilidad alguna en que la Biblioteca atendiera a estos dos tipos de público, estudiantes e investigadores, con necesidades tan diferenciadas, porque el nuevo servicio no distorsionaba la marcha normal de la Biblioteca Nacional como depósito de la cultura española y se remediaba parcialmente un problema social, el del acceso a la cultura de los que no disponían de suficientes medios económicos, que en aquellos tiempos preocupaba", como debe preocupar en los nuestros a toda clase política ya sea de izquierdas o de derechas.
La guerra civil cerró las puertas de la Biblioteca siendo un paréntesis en la actividad profesional de Miguel Artigas, como en la de otros muchos, "sorprendiéndole su inicio de vacaciones en su tierra de Aragón en la parte que correspondió a la zona nacionalista, siendo destinado a la Biblioteca Universitaria de Zaragoza, aunque residió con su familia en Pinseque, pueblo muy próximo a Zaragoza, donde yo le conocí siendo niño.
Padeció en sus carnes, como tantos españoles, el zarpazo de la guerra civil. La muerte de su hijo mayor en el frente de Teruel, en quien tenía puestas muchas esperanzas, le minó su salud y en Zaragoza durante el funeral en el primer aniversario de su muerte, organizado por sus amistades, sufrió un ataque de hemiplejía y fue empeorando a lo largo de los años, hasta que en 1946 hubo de ser nombrado director provisional el facultativo Nicolás Fernández Vitorio.
Fachada de la Biblioteca Nacional de España.
No obstante, después de la guerra civil, MIGUEL ARTIGAS fue repuesto en su cargo, dando continuación a la política anterior a la contienda, y así:
- En 1941, la Sala General quedaba complementada por una Sección Circulante, nutrida con 6.914 títulos extraídos de la planta séptima del depósito, pudiendo poner en manos de cualquier lector por medio del préstamo, hasta una edición del Quijote de la Academia de Ibarra.
- Se procedió a la publicación de catálogos especializados, que Artigas favoreció siempre.
- Se prosiguió a buen paso y hasta se puso la "primera
piedra", ya por su sucesor Luis Morales, del gran Inventario General
de Manuscritos, etc., etc.
Aunque se podría seguir hablando de nuestro paisano largo y tendido, lo dejamos para otra ocasión, limitándonos a relacionar algunos de los honores y distinciones que recibió.
Honores:
- El 14 julio de 1933, es elegido ACADÉMICO de la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, leyendo su discurso de ingreso en la sesión pública de 13 de enero de 1935.
- En 26 de octubre de 1934, la Real Academia de la Lengua concede a Miguel Artigas Ferrando la Medalla de Oro y diploma de la Academia por su magnífica BIOGRAFÍA y ESTUDIO CRÍTICO sobre el poeta cordobés don LUIS DE GÓNGORA.
- En 1927, le es otorgado el PREMIO NACIONAL DE LITERATURA a su SEMBLANZA DE GONGORA, de la que se publican dos ediciones en 1928.
- También fue nombrado: Doctor Honoris Causa por las Universidades de MUNICH y de COLONlA (Alemania); Académico de la Real Academia de la Historia y miembro de la Hispanic Society of America, y de la "Casa Eucken" de JENA (Alemania), entre otras.
- Vocal del Pleno y del Ejecutivo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Distinciones recibidas:
- Comendador de la Orden de Alfonso X El Sabio (O. M. 26-8-1924).
- Cruz del Mérito de primera clase de la Orden del Águila (América)
- Grado de Jitisas de la Orden de la Medahuia (Árabe)
Medalla de Oro y Diploma de la Real Academia Española - También ha sido incluido en el "LIBRO DE ARAGONESES ILUSTRES", y en las Enciclopedias Aragonesa y Españolas.
Resumiendo: Nuestro paisano y aragonés inmortal Miguel Artigas Ferrando, como bien dice Hipólito Escolar en su obra titulada "El Compromiso intelectual de Bibliotecarios y Editores" de 1989, "fue un bibliotecario excepcional, porque junto a la preparación y formación histórica superior, en la línea de los bibliotecarios alejandrinos o del Renacimiento, que le permitió ingresar en la Academia Española, dominaba las técnicas profesionales. Fue un gran trabajador, pero la dolencia que le aquejó durante sus últimos años, precisamente cuando fue nombrado Director General de Archivos y Bibliotecas, sin dejar el cargo de Director de la Biblioteca, así como el ambiente poco propicio de aquellos momentos, le impidieron renovar las bibliotecas y los servicios bibliotecarios en profundidad", que él tanto deseaba.
Fue un hombre justo del que España esperaba mucho todavía por hallarse en la época de madurez fecunda de su vida y en el auge de su fama, pero el día 10 de marzo de 1947, hace ahora cincuenta y cuatro años, nos dejó para siempre.
Vaya desde aquí nuestro emocionado recuerdo y el homenaje de admiración y respeto hacia su persona de este pueblo de BLESA que le vio nacer, atreviéndonos a decir con el salmista:
"Eterna será la memoria del justo; no temerá oír
nada que le aflija".
23 de abril de 2001
MIGUEL ARTIGAS FERRANDO Y LOS CURSOS DE VERANO PARA EXTRANJEROS EN SANTANDER (III)
uando por la Real Orden de 14 de mayo de 1915, nuestro paisano MIGUEL ARTIGAS fue nombrado Director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, su misión fundamental fue la de que tanto las obras de Don Marcelino Menéndez Pelayo, como su Biblioteca, verdadera cantera de investigación y estudio donada por éste a la ciudad, fueran puestas a punto y facilitar a quienes de ella hubieran de servirse. Parecía que la misión de nuestro paisano como bibliotecario quedaba reducida a esta segunda labor, meritísima sin duda alguna, pero resultó que Miguel Artigas no era un mero bibliotecario; era como nos dice Luis de Escalante en su intervención en la velada necrológica que el Ateneo de Santander dedicó a Miguel Artigas con motivo de su muerte: "Artigas no era un mero bibliotecario, porque una de las características de él era el dinamismo, la vitalidad expansiva, la invención, discurría cosas" y entre esas muchas cosas que él creó, fundó o realizó durante su estancia en Santander, una de ellas fue la creación y organización de los Cursos de Verano para Extranjeros en 1937, que tras diversas vicisitudes, han llegado a convertirse en la actual Universidad Internacional de Verano de Santander, tema del que hoy vamos a tratar por su interés, pues según veremos en los textos a nuestro alcance, parece ser que la clase política hizo suya la genial idea de Artigas, aunque con distintos fines, pero sin que nadie haya reconocido sus méritos en este tema, salvo los componentes de la Sociedad Menéndez Pelayo, también ideada y fundada por Miguel Artigas y de la que fue Secretario, y Presidente Honorario cuando fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional, desde donde siguió siendo el alma y su inspirador, en unión de su sucesor en la Biblioteca y en la Secretaría de la Sociedad, Enrique Sánchez Reyes, como veremos a continuación:
LUIS DE ESCALANTE, en el Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo n° 4, de octubre-diciembre de 1944, escribía entre otras cosas al recordar a su llorado amigo Miguel Artigas: "Yo os digo, como quien ha seguido esa labor día por día y paso a paso, que los trabajos, los afanes, los desvelos y el celo desplegado para llevarla a cabo han consumido una gran parte de la fecunda vida de nuestro querido y nunca bastante llorado Artigas, el bueno, el noble, el generoso, que sabía brindar a quien demandaba sus auxilios, temas, datos, antecedentes para trabajos e investigaciones, críticas históricas o literarias."
"Él supo establecer y organizar, con los escasos medios, exclusivamente privados, con que entonces se contaba, los CURSOS PARA EXTRANJEROS, que andando los tiempos, han llegado a convertirse en la actual Universidad de Menéndez Pelayo ".
"Hoy, las lejanas perspectivas y los cambios operados, acaso no consientan apreciar en su justo valor aquella labor de roturación de un terreno virgen, pero aquél origen de los Cursos, preñado de estrecheces y dificultades, privados de toda clase de recursos, contando sólo con el trabajo personal de los que desinteresadamente le acometían con austeridad espartana y espíritu ateniense, constituye un esfuerzo, cuyo alto mérito sólo puede aquilatar quien reviva aquellos tiempos heroicos del proselitismo de la Sociedad, en que hasta los sobres se escribían y pegaban por los miembros de su Junta, bajo la dirección del infatigable Miguel Artigas". "Hizo Artigas un viaje de propaganda por los Centros Hispanistas de Alemania y Francia de los Cursos de Verano para informar y animar a los estudiosos".
ENRIQUE SÁNCHEZ REYES, sucesor de Miguel Artigas en la Dirección de la Biblioteca de Menéndez Pelayo y de la Secretaría de la Sociedad Menéndez Pelayo de Santander, cuando Artigas fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional, expone en el número extraordinario del Boletín de la Biblioteca publicado en 1938, la labor entera llevada a cabo en veinte años de vida social, donde al tratar del desarrollo de los Cursos de Verano para Extranjeros dice lo siguiente:
"La Biblioteca Menéndez Pelayo seguía atrayendo estudiosos de todas partes, anhelantes de escudriñar sus tesoros".
"Fue en el verano de 1924, cuando a instancias de algunos lectores extranjeros, comenzó el Director de la Biblioteca don MIGUEL ARTIGAS a darles unas lecciones de Lengua, de Literatura e Historia Españolas, que les sirvieran de preparación para poder aprovechar sus estudios. Y obtuvo tan halagüeños resultados este esfuerzo, que en el siguiente año organizó ya sus Cursos de Verano oficialmente la Sociedad de Menéndez Pelayo. Enviáronse carteles y programas detallados a Universidades, Sociedades de Cultura y Centros de Enseñanza del extranjero, haciéndose además propaganda personal por el señor Artigas en Francia y Alemania."
"El acierto fue completo y en aquel verano se reunieron en la Biblioteca de Menéndez Pelayo buen número de estudiantes de varios países europeos deseosos de conocer a fondo nuestro idioma para penetrar en la cultura hispánica."
"La Universidad de Valladolid, de acuerdo con nuestra Sociedad, estableció en el año 1.928 un Colegio Mayor Universitario en Santander. De este modo se inició un intercambio y contacto cultural de alumnos españoles con los extranjeros que asistían a nuestros cursos."
"La institución fue perfeccionándose con la experiencia, se especializó y seleccionó el profesorado y llegaron a adquirir tal fama y crédito nuestros cursos en el extranjero, que ya en el año 1932 acudieron a ellos más de un centenar de alumnos de hasta doce diferentes naciones europeas y Americanas."
"Los mejores profesores de español y catedráticos competentísimos en estudios históricos y literarios, en costumbrismo y arte español, fueron adiestrando durante ocho cursos a varios alumnos de la Sociedad de Menéndez Pelayo que hoy poseen cátedras de español en sus países o son entusiastas hispanistas aquí formados y que se dedican al estudio serio y concienzudo de nuestras letras."
"Labor grande y laudable realizaba la Sociedad de Menéndez Pelayo; pero eran ya tiempos aquellos del año 1933 en que se consideraba como delito dar un Viva España y nuestro esfuerzo patriótico molestaba por un lado y era por otra parte envidiado como medio de propaganda bien formado y que podía utilizarse con otros fines. Y entonces, surgió el despojo el latrocinio oficial para calificarlo con más exactitud. No éramos las primeras víctimas ni íbamos a ser las últimas. Don Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública había creado la Universidad Internacional de Verano de Santander. Ambiciosos eran los planes: pretendiose formar una Universidad de alta cultura en la que se reunieran los más eminentes profesores del mundo para contrastar sus experiencias y estudios científicos, y dedicar juntos un gran esfuerzo, en la jornada veraniega, a intensificar los trabajos y hacer nuevos programas y proyectos para la investigación."
"Aquello fue un éxito, lo confesamos. Un pingüe presupuesto oficial, mayor para solo dos meses que el que se da a otras Universidades españolas para todo el año, becas en abundancia con viajes de ida y vuelta que se obligaba a pagar a Facultades y Centros de Enseñanza, una incautada residencia situada en el más bello lugar que tiene Santander, en la Península de la Magdalena, a la entrada del puerto, separando su hermosa bahía del mar libre, con campos de juegos, parques y jardines. ¿No son más que suficientes todas estas cosas para atraer en los meses estivales a muchos de nuestros estudiosos y a algunos sabios y eruditos extranjeros?"
"Vinieron sabios de todos los países; vinieron, enviados por las Universidades, profesores y alumnos españoles de los últimos años de carrera, personas generalmente fatigadas por el excesivo trabajo del curso y deseosas más de un descanso reparador que de nuevas y duras tareas,' y. . . vinieron también, pero para ir a parar a la recién creada Universidad, nuestros alumnos extranjeros de todos los años, los ciento y pico alumnos de la Sociedad Menéndez Pelayo, con el equipo escolar de siempre, pagándose sus gastos de viaje y pagando su estancia en la Universidad. ¿Que había ocurrido? Nada de importancia, sencillamente una incautación más."
"Y he aquí por añadidura, para más Inri, los programas de la Universidad anunciaban sus Cursos de extranjeros como continuación de los de la Sociedad de Menéndez Pelayo. No contentos con vestirse el ropaje de la víctima, la suplantaban también usando sus nombres."
"En aquel verano de 1936, la situación de España no era muy propicia para el turismo más o menos científico, y los pocos extranjeros que habían llegado a la Universidad embarcaron pronto para sus países al ver el cariz que tomaban los acontecimientos". La guerra civil en España había dado comienzo para durar casi tres años, quedando Santander y toda Cantabria en la zona republicana y la Universidad Internacional cerrada.
Y sigue escribiendo SÁNCHEZ REYES: "Liberada ya Santander por nuestro ejército, los Cursos de Verano para Extranjeros se han restituido por el Ministro de Educación Nacional a nuestra Sociedad de Menéndez Pelayo, dándole además un carácter oficial que antes no tuvieron. Nuestro Presidente de Honor don MIGUEL ARTIGAS, fue nombrado Director de los mismos y Secretario el joven Catedrático de Literatura de la Universidad de Murcia don Joaquín de Entrambasaguas".
"El éxito alcanzado y las brillantes conferencias que se dieron por las personas de mayor prestigio entre nuestro profesorado y estudiosos, en las aulas del Instituto de segunda Enseñanza durante los meses de julio y agosto, hicieron posible que se vieran llenas de alumnos españoles y extranjeros."
Al final de la guerra civil, ya en su segunda etapa de los Cursos de Verano, también se remitieron programas y carteles murales a diversas naciones a través de sus Embajadas en España para que las distribuyeran entre sus Universidades. Sirva como ejemplo el escrito de fecha 23 de junio de 1939, que ha llegado a nuestras manos y que fotocopiamos al final, donde el Embajador de Francia en España, el Mariscal Felipe Petain, se dirige desde San Sebastián a don Miguel Artigas, Director de los Cursos para Extranjeros, y aprovecha la ocasión para expresarle las seguridades de su mayor consideración.
También insertamos una fotografía de 1940, en la que nuestro paisano MIGUEL ARTIGAS, acompañado de otras personalidades, preside el acto de clausura de los Cursos de Verano para Extranjeros en Santander, donde el conferenciante don José Antonio Artigas (que no es pariente de nuestro paisano), disertó sobre el tema: "La Lengua Científica de España".
6 de junio de 2002
Clausura del Curso para Extranjeros en Santander 1940
Cedida por los hijos de Miguel Artigas
MIGUEL ARTIGAS Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Talante de Miguel Artigas
egún nos dice su buen amigo José María de Cossío, MIGUEL ARTIGAS "fue uno de esos hombres de espíritu sano, honrado y generoso que hacen apacible el camino de la vida a quienes tienen la fortuna de encontrarse cerca de ellos. La suavidad de su campechana cordialidad era capaz de engrasar cualquier dificultad o fricción que pudiera surgir a su lado. Este fue el tono constante de su vida, el que le dio unidad esencial y le permitió encajar en todas partes y hacerse querer de todos, ganándose de inmediato las simpatías y acertando a establecer puntos comunes de convivencia".
Una pequeña muestra de ello, es la gran cantidad de amigos y personalidades de la cultura española e internacional que le enviaban ejemplares de sus obras y trabajos literarios con dedicatorias amistosas, algunas de las cuales dispone nuestra Asociación gracias a la gentileza de María Luisa de la Cuadra Díaz, viuda de Pedro Artigas, hijo de nuestro ilustre paisano, de cuya muerte ya informamos.
Sirvan como ejemplo la de Don Niceto Alcalá Zamora, Presidente que fue de la República, en un trabajo titulado "Reflexiones sobre las Leyes de Indias"; la de Don Miguel Sancho Izquierdo, Rector Magnífico de la Universidad de Zaragoza y paisano suyo, de Calanda, sobre "El Carácter Aragonés y las Canciones de Jota", o la de Don José María Castro y Calvo, amigo suyo y discípulo, Catedrático de la Universidad de Barcelona, sobre "La Eucaristía en la Poesía Española", que insertamos:
Su primera etapa de Director de la Biblioteca Nacional
Desde que Miguel Artigas fue nombrado, por Real Decreto de 24 de julio de 1930, Director de la Biblioteca Nacional, hasta mediados del año 1936, éste trabajó sin descanso en pro de la cultura, y como bien dice Hipólito Escolar: "Miguel Artigas fue un gran trabajador y un bibliotecario excepcional porque, junto a la preparación y formación histórica superior, en la línea de los bibliotecarios alejandrinos o del Renacimiento, dominaba las técnicas profesionales.", a la perfección.
El presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora (el cuarto), en enero de 1935, en la sesión en que celebró el ingreso de Miguel Artigas (el segundo) en la Real Academia Española de la Lengua. (La Vanguardia)
Cuanto se legisla en aquellos años en materia de bibliotecas, está inspirado en las ideas de nuestro paisano Miguel Artigas. Así, los Decretos sobre Reorganización de las Bibliotecas Universitarias; de Creación de la Biblioteca Central de Alcalá de Henares; sobre Bibliotecas Públicas, etc., fueron la base de la legislación actual.
En cuanto a las ideas políticas de nuestro ilustre paisano, nos dice José María de Cossío que: "La división de lo que se ha llamado las dos Españas preocupó siempre a Miguel Artigas, que odiaba tal división". También dice que en una carta, comentando sucesos políticos de aquel tiempo (dictadura de Primo de Rivera), le decía: "Ramiro de Maeztu parece que quiere formar un partido de la Cultura, pero no parece que la Cultura sea cosa de partidos políticos".
Hipólito Escolar, que también fue más tarde Director de la Biblioteca Nacional, en su obra "El Compromiso Intelectual de Bibliotecarios y Editores" de 1989, nos dice que Miguel Artigas era un hombre católico, y según podremos ver más adelante, en palabras inéditas escritas por nuestro ilustre paisano, defensor de la Cultura Cristiana de Occidente, y, como no podía ser menos, dada su condición de hombre católico, y discípulo continuador de las enseñanzas de Menéndez Pelayo, deseoso de que "vuelvan para España días de paz y de gloria científica".
La guerra civil
El éxito electoral del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, con Manuel Azaña intentando de nuevo "recuperar el pulso de 1931, llega ya tarde. Otra vez arden los edificios eclesiásticos…, los cuarteles retumban;… El intransigente Francisco Largo Caballero se cree el Lenin español y empuja a la UGT hacia el callejón del comunismo. Todo se precipita el verano de 1936." Así las cosas, "El 12 de julio tiroteaban en la calle a un Teniente de la Guardia de Asalto que figuraba en la lista negra de Falange; al día siguiente caía asesinado el líder de la derecha José Calvo Sotelo. Madrid y España entera se estremecía temerosa o esperanzada, sospechando que la conjura militar podía estallar en cualquier momento." (Historia de España - de Atapuerca al Euro - año 2002, de F. García Cortázar).
Mientras tanto ¿qué ocurre en la Biblioteca Nacional? Nuestro ilustre paisano Miguel Artigas, a finales de junio de 1936 seguía en su despacho trabajando incansable en pro de la cultura, si bien, como hombre muy bien informado, no era ajeno a la delicada situación política que se está viviendo en Madrid en esos días del mes de junio un tanto inquietante.
Por otra parte, nuestro ilustre paisano, que tiene ya a sus hijos de vacaciones en casa, en lugar de esperar a que llegue el mes de agosto para ir a Santander, donde él dejó muy buenas amistades, decide marchar de vacaciones en el mes de julio con toda la familia a Teruel, su tierra natal. Allí tiene a su familia y una "masía" próxima a la ciudad turolense, en Cedrillas, donde todos pueden disfrutar de un merecido descanso en el campo.
Pocos días después, 17-18 de julio de 1936, iniciaba la guerra civil en España. No sabemos qué le hubiese ocurrido a nuestro paisano en la capital de España, pero si que es cierto que en la Biblioteca Nacional, pocos días después, según cuenta Hipólito Escolar en su libro ya referenciado: "siete bibliotecarios de Madrid fueron fusilados". Igualmente nos dice que "Al terminar la guerra, también llegó el exilio, los juicios, traslados forzosos, la prisión y la represión en suma para otros bibliotecarios."
La guerra civil, fue un paréntesis en la actividad profesional de Artigas, como en la de muchos españoles. Le sorprendió veraneando en su provincia natal, Teruel, en la zona que correspondió a los nacionales; el fatal destino quiso también que fuera en las proximidades de Teruel donde el año 1938 una bala de cañón segara en flor la vida de su hijo mayor Miguel, de 20 años, que era Alférez Provisional. "Artigas padeció, pues, como tantos españoles, el zarpazo de la guerra civil, cortando a la vez la salud espiritual del padre y truncando la suerte" de nuestro ilustre paisano.
Es precisamente en esta época trágica, cuando a nuestro paisano Miguel Artigas, le tocó vivir en Zaragoza como refugiado con su familia, donde se puso a disposición de las autoridades nacionales que regían la ciudad, siendo destinado a la Biblioteca Universitaria, donde siguió escribiendo e investigando.
La tarjeta de identidad familiar, para el control de refugiados, firmada el 12 de diciembre de 1936 por "El Comandante de Estado Mayor y Jefe Superior de Policía", que reproducimos, así lo acredita. En la fotografía faltan dos hijos, el mayor Miguel, muerto en el frente de Teruel y Germán, que luego fue un químico de gran prestigio en la industria del vidrio.
Carné de refugiados de la familia de Miguel Artigas, durante la
guerra civil de 1936.
Documento sobre Miguel Artigas Ferrando, familia refugiada en Zaragoza.
Esta tarjeta de identidad señala como domicilio: la calle Contamina, nº 27-3º, de Zaragoza, donde fueron acogidos por su parienta próxima, la tía Pilar; pero como consecuencia de los bombardeos que sufrió el centro de la ciudad (calle de San Gil y El Pilar entre otras), el miedo se apoderó de la madre y de los niños y a propuesta de mis tíos D. Jorge Calvo Martín y Dª. Pía Lou Artigas que residían en Pinseque, a 21 Km de la ciudad de Zaragoza, donde D. Jorge ejercía de Secretario del Ayuntamiento, deciden trasladarse a este agrícola y tranquilo pueblo, mientras que Don Miguel va y viene en tren todos los días a su trabajo.
En Pinseque, siendo niños refugiados de la guerra civil mis hermanos y yo, acogidos en casa de nuestros tíos Don Jorge Calvo Martín y Doña Pía Lou Artigas, ambos como mi padre, naturales de Blesa (Teruel), fue cuando conocimos a Miguel Artigas y su familia, sin que desde entonces haya dejado de existir una relación familiar con todos ellos.
El 20 de febrero de 1937, según escrito que reproducimos, se produjo la "separación de su cargo, con la pérdida de todos sus derechos", como funcionario de la República, finalizando así la primera etapa de Miguel Artigas como Director de la Biblioteca Nacional.
Cese como Director de la B. N. en 1937
Dicha notificación, un tanto jocosa, denota la incongruencia de las fórmulas de estilo utilizadas por la Administración, pues no creemos que el Sr. Ministro "tuviera a bien" disponer el cese de Artigas, sino todo lo contrario. Otro detalle que observamos es que, pese a ser un destacado miembro de la Real Academia Española de la Lengua, Premio Nacional de Literatura, etc., se ha omitido el tratamiento de Excelentísimo que como tal le hubiera correspondido.
Su segunda etapa
Terminada la guerra, Miguel Artigas vuelve a Madrid siendo repuesto en su cargo de Director de la Biblioteca Nacional.
Una Ley de la Jefatura del Estado de agosto de 1939, creaba la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, institución que ha regido estos centros con fortuna desigual, pero positiva a lo largo de un tercio de siglo. Miguel Artigas fue nombrado su primer Director General, pero sin tener que renunciar a la dirección de la Biblioteca.
Dice Hipólito Escolar en su libro ya citado, que "La elección de Artigas por José Ibáñez Martín, nuevo Ministro de Educación, pudo deberse al respeto de Ibáñez, Catedrático de Instituto, por el Académico y Director de la Biblioteca Nacional; también a afinidades políticas por ser ambos mucho más católicos que falangistas".
Sin embargo, hay quien afirma que "su nombramiento como Director General de Archivos y Bibliotecas", al finalizar la guerra, "fue mas bien debido a la necesidad de aprovechar sus grandes dotes intelectuales y su gran capacidad organizativa, que por vocación política".
Ello viene a demostrar que nuestro paisano Miguel Artigas, siempre fue más un gran trabajador y defensor de la cultura que un político. Su familia y amigos, así como cuantos le conocieron en esta nueva y politizada etapa de su vida, le recordamos asistiendo al trabajo y a los actos oficiales con su traje oscuro y sombrero; nunca de uniforme.
Finalizamos este trabajo con el párrafo final de un escrito inédito de Artigas (posiblemente escrito en 1938), que se publicó en el Boletín de la Asociación Menéndez Pelayo de Santander a su muerte, en el año1947, que dice:
"Cuando empezábamos a recoger los frutos de la labor científica nacional, cuyo impulso más poderoso se debió a las enseñanzas de Menéndez Pelayo, a las que hasta sus enemigos de ideología aportaban también valiosa cooperación, esta guerra, que fundamentalmente es una guerra contra la cultura y la tradición, desencadenada y sostenida por la barbarie roja, que se ha ensañado con la civilización cristiana de Occidente, ha paralizado su impulso, siquiera sea temporalmente. Esperamos que los nuevos días que ya amanecen redoblen nuestros ímpetus, y que, cancelando definitivamente el enervador influjo de la política del pasado siglo, vuelvan para España días de paz y de gloria científica."
Zaragoza, 6 de febrero de 2003
NECROLÓGICA
El pasado día 21 de enero de 2002 murió en Madrid Don PEDRO
ARTIGAS GIMÉNEZ, tercero de los hijos de nuestro ilustre
paisano Miguel Artigas Ferrando, Académico que fue de la
Española de la Lengua y Director de la Biblioteca Nacional,
cuyas inquietudes en pro de la cultura en España habéis
comenzado a conocer en el pasado número de nuestra revista
"El Hocino".
Contaba 80 años de edad y aunque ya jubilado, fue un prestigioso
Farmacéutico Director de unos importantísimos Laboratorios
de Madrid, y residía en la misma casa donde vivió
y murió su padre, en la calle de Velázquez, número
78- 4º lzda. en Madrid.
Tan irreparable pérdida que todos lamentamos profundamente,
ha sido una verdadera pena y desde nuestra Revista queremos expresar
nuestro más sentido pésame a su viuda Marisa y demás
familiares.
PEDRO ARTIGAS GIMÉNEZ (q.D.h.), que con su esposa Marisa
visitó Blesa el verano pasado, estaba muy ilusionado con
todo lo relacionado con su padre y dispuesto a colaborar en nuestra
Revista tan pronto tuvo conocimiento de su existencia. En nuestro
viaje a Madrid, pocos días antes de su muerte, nos tenía
guardado material fotográfico de gran interés para
publicar en números próximos, y, pese al estado crítico
en que ya se encontraba, tuvo fuerzas para ver la Revista "El
Hocino" y agradecer al pueblo de Blesa el interés mostrado
por conocer mejor la labor de su padre Miguel Artigas.
Descanse en paz.
B.L.F.
Anexo. Breve resumen de su vida
por Emilio Serrano Sanz
Publicado en el Libro de fiestas, de Blesa,
en honor de Santa Ana de 1985.
Según los datos que figuran en la Biblioteca Nacional de Madrid, nuestro ilustre personaje nació en Blesa el 29 de septiembre de 1887. Inició sus estudios con Mosén Manuel Domingo Cortés, cura del pueblo de Villarquemado. En 1899 se matriculó en el Seminario de Teruel, donde asiste a cuatro cursos y alterna sus estudios con los de Bachiller. Mediante una oposición gana una de las becas en la Universidad de Salamanca, en cuyas aulas cursó las carreras de Derecho y de Filosofía y Letras pasando después a la Universidad de Madrid. El 25 de octubre de 1910 obtuvo el doctorado con la calificación máxima.
También mediante oposición ingresó en el cuerpo de Archiveros y fue destinado a la Biblioteca Universitaria de Sevilla, de donde pasó a la Biblioteca Universitaria de Barcelona y Biblioteca Nacional. En 1915 fue nombrado director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander. Allí entre otras importantes obras funda los cursos de verano para extranjeros que continúan con gran éxito y afluencia en la actualidad.
Don Miguel realizó varios viajes a Alemania como becario para ampliar sus estudios y también como representante de España en importantes congresos y conferencias. También fue a Jena para ampliar estudios relacionados con los glosarios medievales españoles. En 1930 se le encomienda la dirección de la Biblioteca Nacional de Madrid y en justo reconocimiento a sus méritos, el 13 de enero de 1935 fue nombrado Académico de la Real Academia Española de la Lengua. En 1939 fue designado primer director de la recién creada Dirección General de Archivos y Bibliotecas y en este mismo año sufrió los primeros síntomas de la dolencia (no se menciona cual) que le habría de llevar al sepulcro el día 10 de marzo de 1947 en Madrid.
Entre otras muchas distinciones podemos citar las de Académico de Historia, de Buenas Letras de Barcelona; Doctor de la Universidad de Munich, Doctor "honoris causa" de la Universidad de Colonia; vocal del Pleno y Ejecutivo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Comendador de la Orden de Alfonso el Sabio, etc.
En su aportación literaria, prescindiendo de su copiosa colaboración en revistas (Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, que fundó y dirigió; Revista de Archivos; Revista de Filología Española, Boletín de la Real Academia Española, etc.) Contamos con cerca de treinta trabajos publicados. Predominan entre ellos las investigaciones sobre la antigua poesía española: El libro de miseria de bomne (1929), Eim unbekannte spanisches Gedicht aus den Mittelanter (1920), Unos gozos de la Virgen, del siglo XIV (1924), Nueva redacción de las "Coplas de la Panadera" (1927). De especial importancia son sus trabajos dedicados a Góngora, iniciados en 1925 con su Don Luis de Góngora y Argote. Bibliografía y estudio crítico, que obtuvo el primer premio del concurso abierto de la Real Academia Española y ha sido muy consultado más tarde por los grandes estudiosos del autor cordobés, como Dámaso Alonso; continuados con Góngora. Resumen bibliográfico (1927), Semblanza de Góngora (premio nacional de literatura de 1927, coincidiendo con la fecha gongoriana), Góngora y el Gongorismo (1928).
La misma biblioteca que tuvo a su cargo dio tema para varias publicaciones tales como: La Biblioteca de Menéndez y Pelayo (conferencia, 1916) y Los manuscritos de Jovellanos en la Biblioteca Méndez y Pelayo (1939). También ha editado algunos textos antiguos; Memorias familiares y literarias de don Luis de Ulloa y Pereira (1925); Comedia nueva en chanza; El comendador de Ocaña (En 1926); el Teatro inédito de Quevedo, etc.; traducciones como la Hispania, de Schulten; varios sobre Menéndez y Pelayo, siendo el inspirador y autor de la edición nacional de sus Obras completas, y otros diversos trabajos, imposibles de detallar aquí. Don Miguel se distinguió como erudito dotado del sentido del rigor a la par que de la más fina sensibilidad.
Aragoneses ilustres. Ediciones "El Día".
M. Artigas. Bibliografía de Menéndez Pelayo. Heraldo de
Aragón, 1939.
M. Carrión. La Biblioteca Nacional. 1936.
Enciclopedia Aragonesa. Última edición.
H. Escolar. El compromiso intelectual de bibliotecarios y editores, 1989.
Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, Año, XXIII, octubre-diciembre 1947.
Las cuatro partes de que consta este artículo se publicaron previamente en la revista cultural El Hocino, números 5, 6, 10 y 12, de fecha diciembre de 2001, abril de 2002, agosto de 2003, abril de 2004 respectivamente, publicada por la Asociación Cultural EL HOCINO de Blesa. Depósito legal Z-1928-2000.
↑ 1.- La madre de D. Miguel Artigas fue Dña. Catalina Ferrando Plou. Tuvieron otros tres hijos. [pág. 88 del Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo volumen XXIII de 1947]. Nota del editor.
Llamamiento
Miguel Artigas donó una enciclopedia Espasa (la completa, con su mueble y todo) a Blesa para que aquí dispusiesen los curiosos de una base que él no hubiese encontrado en su pueblo natal.
También menciona Benjamín Lou una Biblioteca Popular Circulante que patrocinó Artigas y que al parecer también circuló en nuestro pueblo.
Su pueblo natal quiso homenajearlo en 1930 con una placa en su casa natal y el colegio de Blesa llevaba su nombre. Homenaje de los blesinos a Miguel Artigas en (1930), pero no fue hasta el año siguiente cuando tal homenaje a Miguel Artigas se materializó y de él tenemos una crónica.
Desde aquí aprovechamos para pedir vuestra colaboración para sacar a la luz anécdotas referidas a estas cuestiones o incluso algún testigo de aquellos hechos. La Redacción