Peirones de Blesa

Indice

En Aragón se llama peirones a las columnas u obeliscos religiosos (en castellano denominados humilladeros(1) o rollos).  Se solían construir a un lado de los caminos, cerca de los pueblos y sostenían una cruz (cruceros) o imagen en una o varias capillas (peirones), donde las gentes se arrodillaban o rezaban al santo o virgen a cuya advocación estaban consagrados.  En Blesa se usa el término pilón, que muy bien puede ser una corrupción del término peirón, aunque ninguno de los dos está recogido en el Diccionario de la Lengua Española con este sentido.

Su razón de ser

La finalidad de la construcción de los antiguos pilones tenía carácter religioso o supersticioso, pues unían al sentido del lugar donde realizar rogativas o dar gracias, el de hito simbólico que protegía al pueblo y sus gentes guardando los caminos de acceso.  También los hay conmemorativos de hechos o muertes, y también sirvieron de referencia a los caminantes en las vastas tierras. Además de las finalidades supersticioso-devocionales, hay autores que ligan su origen a la indicación de los lindes, como cruces de término, en especial si están en las afueras o en las divisorias de términos.

Son bastante comunes en los pueblos aragoneses (con predominio, al parecer, en Teruel y Zaragoza), y entre los pueblos vecinos de Blesa se encuentran en abundancia (Anadón, Rudilla, Piedrahíta, Loscos, Moneva, Moyuela, Huesa, Cortes, Plou, Josa,...).  Recordemos los diferentes peirones (o pilones) que aún podemos encontrar en los alrededores de nuestro pueblo:

  • el resto de un crucero antiguo conocido como La Cruz, frente a la bodega de los Salas, en el término de Hituelo (o Ituelo, la grafía no la he podido comprobar), en la actual carretera hacia Moyuela y a los pies del antiguo camino carretero que pasa por la parte de atrás.

  • un "pilón" dedicado a San Jorge sobre el cabezo al nordeste del pueblo,

  • el "pilón" de la Burilla,

  • el peirón de San Bartolomé, adosado a un pajar en la salida del Balaguero, y

  • trece peirones en la pronunciada pendiente que lleva al cementerio, que forman el Vía Crucis.

Nuestros peirones

LA CRUZ DEL HITUELO

El de mayor interés histórico es la Cruz del Hituelo, de una antigüedad indeterminada, que estabaDiseño de la antigua cruz. en un estado ruinoso y semienterrado hasta el año 2001.  Es el único de nuestros "pilones" realizado en piedra, ya que se trataba de un crucero.  Originalmente debió ser más alto y tener una cruz de piedra quizá, pero la gente más mayor todavía lo recuerda coronado con una cruz de hierro, hoy desaparecida, y posiblemente de poco valor artístico.  La forma de este símbolo(2) era de cruz griega con los extremos curvados hacia la derecha en sus cuatro ramas (tetraskaleion). Era el destino de una procesión.

Como se aprecia bien en la fotografía, que data de 1999, se conserva una parte del mástil, de unos 70 cm de altura (octogonal en su tramo superior, y cuadrado en los 30 cm inferiores) con una sección de unos 25 cm de lado.  El tambor principal es un monolito de piedra, de 80 cm de alto y 104 de diámetro, en apariencia poco consistente con fósiles marinos incrustados. Tiene a sus pies otros tres tambores, cada uno de tamaño creciente según descendemos, y excéntricos con respecto al mástil (lo que fue posteriormente corregido).  Los dos superiores se componen de piedras labradas en forma de sector circular y tienen un grosor en torno a 30 cm y se encuentran parcialmente enterrados.  El tambor inferior hace las funciones de cimiento y se compone de roca y yeso o mortero(4). La excentricidad del conjunto se pudo deber a un intento de derribo.

En unas excavaciones desarrolladas en agosto de 2001 con el fin de descubrir las gradas enterradas por la obra de un camino que ahora hay tras él, salió a la luz otro segmento del fuste. Es octogonal en sus 65,5 cm de altura con una base cóncava y otra convexa por lo que suponemos que es un tramo intermedio. Su estado de conservación es bueno con todas sus aristas bien marcadas, pero carece cualquier tipo de adorno ni grabado. Se ese mes centró el tambor superior con respecto al pie del monumento.

Una leyenda en el origen

Restos del peirón de la Cruz del Ituelo en 2002
Imagen tradicional del pilón,
previa a su restauración.



Reconstrucción ideal del pilón del Hituelo.
Dibujo de Pedro Luis Arqued.

Existe una leyenda asociada a este peirón, que puede leer en el artículo "Sobre dos piedras de Blesa", de Víctor Poblador.  La leyenda varía sensiblemente en algunos aspectos, dependiendo de quien la narre, pero esas variaciones forman parte de todas las tradiciones orales.  Tal como a mí me la contaron, la hija de un blesino cristiano (alguna versión dice que fue alcalde, pero no todas las personas mayores con las que hablo lo corroboran) se fugaba con su enamorado, posiblemente un morisco al que expulsaban, y el padre al enterarse les dio alcance en este paraje, donde se entablaría una disputa o lucha, cayendo muerto el padre en el lugar donde la familia Serrano alzó la cruz(3). El vecino de Blesa Pablo Serrano nos cuenta que ha pasado de generación en generación en su "memoria familiar" el que descendían de aquel blesino muerto. Nos contaban detalles como que el enfrentamiento tuvo lugar a la altura del huerto próximo a "la caseta del pintor", y que el moribundo se arrastró hasta donde se elevó el monumento.

La investigadora Concha Lomba Serrano encontró un libro donde el pintor y divulgador blesino Salvador Gisbert (1851-1912) recogió y noveló esta leyenda junto a ilustraciones propias.

Rogativas religiosas

Este crucero, como otros pilones de nuestro pueblo, era el destino de las tradicionales rogativas semi-religiosas. A la Cruz del Hituelo acudían el día de San Marcos (25 de abril) tras la misa en procesión.

Restaurado en 2003

El pilón del Hituelo recobró a mediados de julio de 2003 parte de su esplendor y significado. La historia se vuelve a acordar de él. Por iniciativa de la Asociación Cultural el Hocino de Blesa, se encargó al escultor blesino José Luis Plou la reparación del pilón, volviendo a incorporar el fuste desenterrado en 2001 y la elaboración de un nuevo remate, con una cruz de piedra.

Puesto que no existía recuerdo de la cruz original, ni encontramos más fragmentos del fuste, el encargo de elaborar una nueva cruz no se atuvo a condicionantes. Además de la cruz, en lo alto de la columna hay ahora grabada una deidad femenina.

SAN JORGE

El pilón dedicado a San Jorge está bien conservado, incluye una baldosa con la imagen de este supuesto santo-guerrero, orientada hacia el pueblo.  Este pilón era la meta de la procesión, que ascendía al monte para rogar al santo el día correspondiente.  La procesión no utilizaba el camino más directo, sino el que comienza por la zona de los corrales con una pendiente moderada.

El pilón, tal como era hasta 2013, tenía dos cuerpos son de sección casi cuadrada, realizados en piedra y yeso.  La altura del primer cuerpo era de un metro, y 84 por 78 cm de lado.  El segundo tenía dos metros de altura y una sección de 55 por 63 cm.  El remate piramidal tenía unos 30 cm aproximadamente, sin contar la elaborada cruz.

Detalle de la cruz del pilón de San Jorge

Según nos contaron los vecinos Tomás Sanz y Manuel Lomba, el pilón tal como existió hasta 2013 era una reconstrucción del que existía antes de la guerra civil en que fue derribado, y que levantaron en la inmediata postguerra (posiblemente entre marzo de 1938 y 1939).

Una curiosidad. En una roca de la cresta de la montaña, a la espalda de este pilón, están grabados dos rostros en sendos óvalos, representado la cara de Jesucristo y la del Diablo, aunque esta última está muy deteriorada y es absolutamente irrecuperable si es que alguna vez estuvo bien definida, por la costumbre que había de besar la cara de Jesucristo y de golpear con una piedra la del Diablo. Parece que estos relieves datan de hace unas décadas y los talló Eduardo Royo.

A este pilón subían los vecinos en procesión el día de San Jorge (23 de abril), o si caía entre semana, subían al domingo siguiente.

Aunque no tenemos documentado el levantamiento del pilón, sabemos que el monte ya era "Cabezo de San Jorge" en 1787, cuando "confronta con campo de Pedro Serrano, montes comunes y camino que va de Blesa a Muniesa"(5). Por lo tanto la advocación a San Jorge sería anterior a los hechos que novela la leyenda de la Peña del Mudo, situaba en San Jorge, durante la guerra de la Independencia.

Actualización. En 2005 fue restaurado, sustituyendo el revocado de yeso por uno de cemento y pintado, perdiendo el remate piramidal. Participaron voluntarios de la localidad patrocinados por la asociación cultural El Hocino.

En 2013, el 13 de julio un rayo lo destruyó prácticamente hasta su base, descubriendo su interior y haciendo desaparecer parte del material que lo formaba. La cruz se ha conservado casi intacta, la baldosa se habrá de sustituir y el peirón se ha de levantar nuevo, pues hasta la base quedó abierta en dos.

En agosto de 2014 fue reconstruido en una labor apoyada por numerosos voluntarios, y el 13 de agosto bendecido por el párroco del lugar. El tamaño de la base quedó similar (86 cm de lado, por 103 de alto) y el segundo cuerpo, algo más estrecho (41 cm). La altura total ronda los 3,70 m. La baldosa es nueva con un estilo similar a la previa y cambió la orientación de la cruz que lo remata.

Coordenadas X: 678100.2548712; Y: 4546794.6454684 (ETRS89 Huso 30)

Pilón de San Jorge

En 2005 fue restaurado por la Asociación Cultural El Hocino

En 2014 fue reconstuido casi entero tras destruirlo un rayo.

LA BURILLA

El pilón de la Burilla no tenía un origen religioso, se levantó en conmemoración de la entrada en el pueblo de las tropas alzadas contra la II República, el 9 de marzo de 1938.  Es un simple pilar de piedra sin cantear, forrado de yeso del lugar.  Quizá estuviera rematado por una cruz, pero carecía de capilla.  En fotos más antiguas que la presente el remate piramidal se abría en la parte superior alojando una esfera de obra. En la cara que mira al Este, hacia el pueblo, se aprecian huellas de haber tenido varias baldosas incrustadas.  Tiene una altura de unos tres metros y treinta centímetros, dos cuerpos de sección cuadrada, de 80 por 72 cm, la inferior.

Se levantó, según me han dicho, el 9 de marzo de 1939, y a él se acudió en procesión durante varios años para celebrar el aniversario. Lo realizaron los albañiles del pueblo Ceferino y Manuel Lomba, acarreando los materiales diversos vecinos.

Coordenada X: 677351.34367682, Y: 4546404.4495902 (ETRS89 Huso 30)

Blesa, a los pies del pilón de la Burilla
Cara posterior de la Burilla

El PILÓN DE SAN BARTOLOMÉ

En el arranque del camino de las eras, en el Balaguero, podemos ver a la izquierda una hornacina vacía en un gran pilar ausente de decoración, que sobrepasa la altura del pajar en el que se incrusta (o que lo rodeó).   Tiene el aspecto de ser un pilón, pero como desconocemos su edad y si fue anterior o simultáneo el pajar, queda su consideración en duda.

La base es de ladrillo y piedras bien asentadas, y tiene poco más 1,20 m de anchura, por 80 cm de altura. El fuste tiene un metro de anchura. La altura total de pilón será de unos 4,20 m. Todo él está revocado en yeso del lugar, y donde falta se observa la obra de mampuesto y ladrillo. Está coronado por una cruz de hierro muy sencilla, sin más adorno que la división en dos de las terminaciones de cada uno de sus extremos.

Sabemos que era el destino de una antigua procesión con rogativa incluida. Varios vecinos me han dicho que a este iban el día de Sta. Cruz (el 3 de mayo) a bendecir los términos. Pero en realidad la procesión se detenía en la era que hay a continuación a la derecha, en la era de Gonzalvo, donde el sacerdote bendecía los terrenos a los cuatro puntos cardinales.

Tenemos documentada en el siglo XVIII la existencia en Blesa de una ermita a la advocación de S. Bartolomé y que fue abandonada a finales del mismo. Puede ampliar información en el artículo "Ermitas" en esta misma publicación. Sería lógico que el pilón se construyera en sustitución de aquella, quizá con la misma estatuilla que tuviese la ermita, pues su gran capilla de más de 70 cm. de altura es mayor que otras capillas de pilones más sencillos, destinados a mostrar una simple baldosa.

Peirón dedicado a San Bartolomé
Capilla de San Bartolomé antes de su restauración.

En 2004 fue restaurado por la Asociación Cultural El Hocino y se cambió la advocación por la de S. Antón.

Peirones desaparecidos

EL PILÓN DEL CAMPILLO

Un pilón desaparecido, y del que sólo se conserva la memoria y unas pocas hiladas de ladrillos era el pilón del Campillo, a unos dos kilómetros de Blesa, en lo alto del monte que domina tanto Hornachas o Carboneras como la Pedriza.  Por los restos a la vista, a pocos metros a la derecha del camino, era un pilón de ladrillos macizos y yeso.

Según me contaron tendría una altura de unos tres metros.  La amplitud de los territorios que "amparaba" pudo ser la razón de su existencia, sirviendo de punto de referencia cuando la nieve ocultara los caminos, y antes de que se construyera el canal, que hoy en día hace las funciones de un interminable hilo de Ariadna por los términos que socava.  El pilón contó con una imagen de San Antonio en la cara que miraba directamente al camino, pero este santo no dio nombre al pilón, porque al parecer la imagen fue colocada en el siglo XX por el propietario de un campo cercano. 

Tenemos documentado que el pilón existía en 1858, porque se cita entre los lindes de una propiedad de José Arnal Guardia, un campo de secano en el Campillo que linda con el Peirón, Isidro Lou, monte y camino.

Su derribo no se debió a guerras o inclemencias, sino a un malquerer de un vecino que lo derribó hace varias décadas con ayuda de sus animales de labor.

Restos del pilón del campillo
Restos de hiladas de piedra
y yeso del Pilón del Campillo,
en el alto del canal

EL PILÓN DE LA CABRERA

Junto a la actual carretera de Blesa a Muniesa, todavía podemos ver los restos de un antiguo pilón, a poco más de dos kilómetros y medio de nuestro pueblo.  Según nos alejamos, podemos encontrarlo sobre el talud izquierdo, en la curva siguiente a "los Caídos" y antes de encarar la recta que enfila el término de la "Envista".  Sólo podemos observar unos decímetros de altura, pero con ellos conocemos su emplazamiento y su fábrica.  Estaba construido con piedras toscas y yeso.  Al contrario que el pilón del Campillo, ni los mayores recuerdan haberlo visto erguido.

Justo frente a él arranca un camino que se desparrama progresivamente por las laderas del monte de la Cabrera, que le da nombre.

(ETRS89 Huso 30) Coordenada X : 679030.16868853
Y: 4544738.8590281

Restos del pilón de la Cabrera
Restos de hiladas de piedra
y yeso del Pilón de la Cabrera,
junto a la carretera de Muniesa

UN FALSO PILÓN CONMEMORATIVO

También recuerdan los blesinos una especie de pilón que se construyó tras la última guerra civil, en el centro de la plaza Nueva, para conmemorar, según nos informa Manuel Lomba, el día 2 de mayo. 

Esta obra que sólo podemos conocer por la fotografía tenía un gran pilar pero en modo alguno es un pilón. Tuvo corta existencia (de 3 a 5 años), contó con unos tres metros de altura, y aunque quienes lo recuerdan lo llaman pilón, su destino era el ser una fuente, cuando ni siquiera había posibles tomas de agua en la plaza. Lo construyeron los albañiles Manuel Lomba y su padre Ceferino.

Pilón en la plaza Nueva
Fotografía de Agustina Allueva

Los pilones del Vía Crucis

El Vía Crucis de Blesa se levanta a lo largo del camino del actual cementerio y las ruinas de la ermita de la Virgen del Pilar. Esta serie de peirones es relativamente tosca, fabricados con ladrillo y forrados de yeso.  No conservan ninguna imagen ni numeración.  Conforman los pasos o estaciones del vía crucis (camino de la cruz), aunque la leyenda divide el camino del calvario en catorce etapas.  En las celebraciones de la Semana Santa católica se recorre, rezando en cada una de estas "estaciones".  Modernamente es más habitual que las estaciones se señalen en el interior de la iglesia parroquial, donde se celebra el vía crucis, mediante baldosas, cuadros o señales, donde el devoto se detiene para rezar o meditar.

El primero de ellos pudo ser de construcción anterior a los demás(6).  Se diferencia en que es más grande (unos cuatro metros de altura y una sección de 78 por 80 cm) y tiene una capilla orientada hacia el pueblo, los otros doce son prácticamente iguales, de unos tres metros de altura, sin capillas ni inscripciones, sólo adornados por unas molduras junto al borde superior y a unos 40 cm por debajo del anterior.  Tienen en común el estar forrados con yeso del lugar.

Los pilones que hoy se conservan se reconstruyeron, según me contaron, tras la guerra civil de 1936, y los levantaron los albañiles locales: el tío Mesías Royo, Ceferino y Manuel Lomba. Los pilones que hoy vemos carecen de cualquier identificador o alusión a su función. Los testigos de la época nos cuentan que los actuales pilones no tenían figuras o baldosas, sino que cada estación estaba marcada únicamente por números romanos pintados.

¿Eran estos pilones iguales a los existentes previamente? Algunas personas los recuerdan con una pequeña cruz en el remate, ¿pero cuáles recuerdan, los antiguos o los restaurados? ¿Por qué el primero de los pilones es distinto y mayor a los demás?

Sabemos que en 1858 (por el amillaramiento de ese año), en término del Calvario (un lugar con pajares y eras que se puede asimilar al monte del cementerio actual), había una serie de peirones y una senda, pues algunas fincas lindan con ellos. Teniendo en cuenta el nombre el monte, es de suponer que simbolizaban los pasos, igual que los actuales.

Tenemos más datos sobre el Vía crucis o Calvario original, por una noticia de hemeroteca publicada en El Noticiero el 19 de mayo de 1916 sabemos en qué fecha se inauguró, un dato que raramente se conservaría para elementos tan modestos. Según las palabras del corresponsal del Noticiero resultó así:


El día 14 [de mayo de 1916] se inauguró un bonito Calvario, construido por suscripción popular, desde el pueblo a la ermita del Pilar.

Se rezó el Vía Crucis, que resultó solemnísimo.

Primer y segundo pilón del camino del cementerio

Los caminos antiguos

Situación de los peirones comentados
Situación de los pilones
En amarillo los que ya no existen.

Peirón de S. Pedro, en Oliete (Teruel)

Arriba, pilón en San Pedro (Oliete, Teruel). Debajo, el peirón de Miravete (Teruel), ambos de estructura muy similar
al del Hituelo de Blesa.
Fotos de F.J.L.A.

Peiron de Miravete (Teruel)

Dada la finalidad de los peirones existentes a los pies de los caminos, se puede intuir la antigua existencia de tantos como vías de entrada tuviesen los pueblos.  Habría que conocer en primer lugar cuáles eran los trazados de los caminos antiguos que nos unían a los lugares vecinos: Muniesa, Plou, Huesa, Monforte, Plenas, Moyuela y Moneva.

El camino más directo a Muniesa ascendía por Val de Martín (por detrás del pilón de San Jorge).  Este camino pudo estar amparado por el pilón de San Jorge, suponiendo que este "centinela" fuese lo suficientemente antiguo.  Pero ¿cuál es la antigüedad del pilón?  Por el tipo de construcción podemos asegurar que es posterior al del Hituelo.  Nada impide suponer la existencia de otros pilones anteriores, en esta u otra localización.  Quizá cuando se construyó el pilón de San Jorge los peirones ya habían perdido su sentido secular y por ello está en lo alto de un crestón sin espacio aprovechable para ermitas ni actos sociales.  Como vemos, nuestros peirones plantean más cuestiones de las que resuelven.

El antiguo camino de Plou discurre por el Val de Blesa (donde se ha perdido), cruza la actual carretera y continúa a partir de ahí por caminos todavía en uso.  Quizá el primer pilón del cementerio sea antiguo y cumpliera esa función de límite y destino de oraciones.

Si se toma la actual carretera a Muniesa, que posiblemente también fue un antiguo camino, el pilón de la Cabrera pudo amparar o señalar el buen término al que llevaba el mismo.

El camino más directo para ir a Huesa acompaña al río Aguasvivas si se va por sendas, o bien rodea las montañas cercanas si se requieren caminos carreteros;  uno asciende por la cuesta Roya y el otro cruza por el término de Valdoria, saliendo por Valdevidales.  También para ir a Monforte y a Plenas, se sigue el camino de las eras por Valdevidales. No queda recuerdo de ningún pilón solitario por esta salida del pueblo, aunque pudiera cumplir esta misión la desaparecida ermita de San Bartolomé o la hornacina situada en el primero de los pajares del Balaguero.  Nos queda la duda de si fue el pajar el que se apoyó en una estructura previa o ambos son contemporáneos.

Para ir a Moyuela y Moneva es muy posible que se usara inicialmente el mismo camino hacia el norte, "protegido" por el peirón de la Cruz, situado en el Hituelo.

Tenemos pues unos siete pueblos limítrofes, a los que parten unos cuatro o cinco caminos y constancia de un peirón antiguo en cada ruta (contando el Hituelo, el de San Jorge, S. Bartolomé, más los dos arruinados y quizá el primero de los peirones del vía crucis).

¿Existieron más?  ¿A la advocación de quien se consagraron?  ¿Cuándo desaparecieron o quedaron desafectos de culto?  ¿Quedan topónimos? ¿Y cuál era su localización?  Esta última no siempre habríamos de buscarla en las inmediaciones del núcleo urbano, como indicaría su función de "cruces de término", ya que pueden situarse bastante lejos de él.  Ya hemos hablado de los dos pilones que se localizaban a dos kilómetros del pueblo y que podían hacer de avisadores y de guías.  Tenemos también el cercano ejemplo de Huesa del Común, donde el peirón del camino de Blesa (dedicado a S. Miguel) está situado a más de un kilómetro de Huesa, al final de su Vega(7).  Otro lugar propicio para su localización son los cruces de caminos, dado que así se economiza material aprovechando el peirón para "vigilar" varias rutas.  Ejemplos de estos últimos son los restos del peirón de las Almas, alejado de Huesa unos dos kilómetros y medio, que ampara un camino a Blesa a la vez que el de Monforte y Plenas.  Otro peirón de Rudilla, ya desaparecido (y levantado de nueva planta más cerca del pueblo), se encontraba en la separación de los caminos a Piedrahita y Fonfría alejado del pueblo.

Nos encontramos ante unos monumentos (aún en pie o en el recuerdo) siempre esquivos a la hora de desentrañar su historia, pues no son del tipo de construcciones que genera restos documentales, y la memoria histórica de las gentes tiene claras limitaciones cuando nos remontamos a más de dos generaciones.

Para saber más...

Para conocer mejor la historia y curiosidades sobre peirones de diferentes pueblos aragoneses puede consultar el trabajo de Manuel Pérez Belanche en Los peirones en Aragón.  Esta página habla, entre otros, de los pilones de Blesa, y publica algunos datos históricos de nuestro pueblo, además de un diccionario de vocablos aragoneses de la comarca darocense.  Si conoces peirones aragoneses que no estén catalogados en su página puedes escribirle con información o fotografías de los mismos.  Se encuentra en www.peirones.com.

También puedes leer un buen artículo en la revista Xiloca (nº 24, de noviembre de 1999), del Centro de Estudios del Jiloca.  El trabajo de Ernesto Utrillas titulado "Los peirones de Visiedo" comenta las definiciones y denominaciones, los orígenes y difusión, las funciones, además de describir cada uno de los interesantes peirones de esa localidad bajo turolense.

Con posterioridad a la elaboración de este artículo se ha publicado un libro muy interesante "Los peirones en las comarcas del Jiloca y Campo de Daroca", por varios autores, Centro de Estudios del Jiloca (2002), Zaragoza. Contiene varios artículos, multitud de fichas y fotografías, y material didáctico anexo.

Notas

1.- El significado de esta denominación castellana, humilladero, puede provenir de ser aquel el lugar donde se castigaba con el cepo a los infractores de algunos delitos, como la caza furtiva menor, en las tierras del Señor.  A pesar de las similitudes de las definiciones hay que puntualizar, como me hizo ver José Miguel Simón, colaborador habitual de la revista Oriche (de Loscos), que los humilladeros castellanos, por estar a veces cubiertos por espléndidas construcciones al modo de capillas abiertas, no tienen la misma concepción que tenemos nosotros de nuestros pilones o peirones.

2.- El dibujo de la cruz no la representa exactamente, sino que se trata de un esquema, tal como la recordaba el vecino de Blesa, Tomás Sanz.  También me comentó que por aquel entonces los tambores de la base estaban totalmente enterrados.

3.- El polifacético artista blesino Salvador Gisbert recogió esta leyenda en una de sus obras sobre leyendas y cuentos aragoneses.  En el exhaustivo trabajo que sobre Salvador publicó Concha Lomba Serrano, cita una de sus muchas colaboraciones.  Salvador, junto a Federico Andrés publicó un libro titulado "Leyendas y tradiciones turolenses por..." Obra ilustrada con profusión de grabados originales del Sr. Gisbert y otros dibujantes (Teruel, imprenta de Dionisio Zarzoso, 1901).  Casi todas las ilustraciones eran de Gisbert, realizadas entre 1899 y 1901, entre ellas tres para la leyenda titulada "la Cruz del Hituelo".  El relato de Gisbert noveló muy posiblemente la leyenda existente añadiendo detalles, y puede leerlo en la sección de historia junto a reproducciones de las ilustraciones del libro. Los blesinos tomaron este hilo que los conduce a parte de su historia (seguramente apócrifa) y adaptaron el relato en forma de representación teatral infantil, que organizó la Asociación Cultural El Hocino en 2003.

Según Concha Lomba que tuvo oportunidad de ver el libro y sus ilustraciones «La calidad del más de medio centenar de dibujos es notabilísima, convirtiéndose muchos de ellos en verdaderos cuadros costumbristas inspirados en una zona geográfica que el autor conocía bien -Blesa y sus entornos- y en composiciones históricas otros...».  Por otra parte, la investigadora menciona que la calidad de la impresión era mala y las ilustraciones pequeñas, pese a lo cual no cabe duda de que ese libro tiene un interés muy alto para recuperar parte del pasado de Blesa.

4.- Existe un peirón de estructura muy similar, con un mástil de sección octogonal pero de unos tres metros de altura, en el cruce de caminos de San Pedro, entre los pueblos de Oliete y Ariño, y al que también le falta el remate.  También el peirón moyuelino llamado "de las almas", que hay junto al río, aguas abajo del pueblo, es similar al que nos ocupa. En Miravete (en el centro de la provincia de Teruel), se conserva uno completo y precioso que podría ser una imagen bastante fiel del porte de los hoy arruinados.

5.- [1787]. AHPZ. Pleitos civiles. 3289-1. fol. 7 anv.

6.- Miguel Simón Bartolo, vecino de Blesa y monaguillo de la parroquia hace ya bastantes años, me comentó que el primero de esta serie de peirones era el destino de una de las procesiones o rogativas que realizaban los blesinos, y que los demás peirones se construyeron después de la guerra civil.

7.- Huesa cuenta con dos peirones en pie y restos de varios más, con existencia probada de nueve, aunque quizá fueran más.  Existe un artículo de Miguel Ayete sobre los peirones de Huesa del Común, publicado en la revista Ossa nº 2 (diciembre de 1995), la revista de la Asociación Cultural "Castillo de Peñaflor".