Con motivo de la conferencia «Molinos medievales» que iba a impartir Severino Pallaruelo en Huesa del Común (Teruel) el domingo 12 de agosto por la tarde (en la iglesia de San Miguel, la parroquial de dicha localidad), trajeron los organizadores y miembros de la asociación cultural Castillo de Peñaflor a Severino y Mariví a Blesa, para que pudiesen visitar por la mañana los molinos de la Cueva y el Bajo.
Tres pinceladas sobre Pallaruelo
Antes de continuar, para presentar a Severino Pallaruelo
avanzarle sólo tres apuntes: es un oscense, del Pirineo,
que mamó lengua aragonesa, montañas, naturaleza
y el comienzo del fin del mundo rural aragonés y de
sus labores tradicionales; es profesor de historia en enseñanza
secundaria; y desde hace años recorre Aragón
y España, pero no con prisa turística, sino
con tal ritmo que le permite detenerse a hablar con la gente
mayor, compartir con ellos algo más que un rato de
charla, intimar, dejarles hablar de su vida y oficios, visitar
esos lugares apartados de las guías, rincones donde
languidece el alma moribunda de un pasado que los lugareños
intuyen que es lo que este viajero curioso busca ver y oír.
Severino, sobre todo escucha, analiza para transmitir, para
enseñar. Y me atrevería a hablar de él
como de uno de esos hombres-libro de la novela Fahrenheit
451, que retenían en su memoria los libros hasta que
pudiesen volver a ser impresos; es esa una de las labores
con las que llena su vida. Pallaruelo es autor de una docena
de artículos y libros técnicos y de literatura
ligada a la vida en el mundo rural aragonés, libros
singulares y de calidad.
Una destacable visita anterior
No era la primera vez que Severino visitaba Blesa, ya que estuvo en 2004. Lo primero que me preguntó es si conocía a una persona mayor que le guió en su visita anterior, pues quería verle y saludarle. Fue una suerte para Severino hallar entonces a mi tío Tomás Sanz y que fuese él el Cicerone que le descubriese parajes, patrimonio y recuerdos de Blesa. Tomás me había contado en su día lo singular de su encuentro, de cómo este curioso viajero llevado ante el estrecho del Hocino no dudó en nadar en sus frías aguas para contemplar el elevado azud, y que lo acompañó a ver los molinos harineros y azudes de este tramo del río Aguasvivas. Lamentablemente Tomás murió esta primavera de 2012, con casi 92 años, sin dar posibilidad a reencontrarse a estos dos eslabones de la cadena de la memoria.
Los molinos como excusa para acercarnos a nuestro pasado
Hace 20 años encargaron a Severino una investigación sobre el anónimo autor de un excelente manuscrito técnico del siglo XVI (“Los 21 libros de los ingenios”, que le llevó a buscar y estudiar molinos y azudes aragoneses. Y fruto de ello surgió un libro riguroso, docente a la par que ameno y bien estructurado: “Los molinos del Alto Aragón” (1994). A raíz de él le conocí yo. También ha estudiado los puentes de Aragón, siguiendo con la temática hidráulica. Y por el motivo de conocer azudes y molinos fue a Blesa en 2004 y ha regresado en 2012 de la mano de la asociación cultural de Huesa.
En primer lugar, Miguel Simón (hijo) fue el amable guía que enseñó el molino medieval de Blesa, el de la Cueva, a los visitantes, su maquinaria, la turbina con que se modernizó el antiguo ingenio, el poderoso cubo, y balsa. Causó impresión, aunque todos lamentamos que la extrema sequía de este verano le restase el encanto de oír batir sus aguas en el cárcavo, su ancestral olor a humedad... pero el paraje hizo valer su encanto. Le damos las gracias a esta familia por conservar este patrimonio y que siempre está dispuesto a enseñarlo en ocasiones especiales.
Javier Lozano les guió al molino Bajo para darles a conocer la labor de restauración realizada, la distinta tipología con que levantaron este molino en el siglo XIX, los valores de este molino-casa que precisa ser didáctico para conservar una utilidad en el presente y el futuro. La asociación cultural El Hocino les obsequió con el libro de patrimonio de Blesa y varios ejemplares de la revista cultural El Hocino en los que se ha rescatado memoria de molineros y molinos.
Los ratos en que conversamos Severino, Mariví, Javier Martínez y yo mismo, dejó traslucir la cantidad de anécdotas que Severino ha recopilado de estos ancianos profesionales del molino, que se sabían los últimos representantes de un oficio en extinción. Y también pudimos disfrutar del gran bagaje cultural y de diversos intereses que comparten tanto Severino como Javier Martínez, al ser maestros y difusores de la historia y la etnografía. Un auténtico placer.
Visitando Huesa
Javier Martínez les guió por Huesa contando y enseñando sobre el pasado más significativo, el judío y medieval, la industria cantarera, y visitando el antiguo ayuntamiento semireformado. No se visitaron en esta ocasión los antiguos molinos harineros y batanes de Huesa, porque a pesar de ser propiedades particulares, ya casi sin utilidad han ido estropeándose y cayendo sus cubiertas. Quizá sea el molino de la Carrera o de Plou el mejor conservado y el único con posibilidades de sobrevivir este siglo.
Arriba, visitando el molino de la Cueva en Blesa. Arriba a la derecha, Javier Martínez presentando a Severino. Debajo Ambiente de la conferencia.
La conferencia (patrimonio muerto, recuerdos vivos)
Fue un lujo poder escuchar a este investigador y ameno difusor del patrimonio hidráulico. Su charla no fue sólo técnica explicando la evolución y mejoras de los molinos harineros, aceiteros, de pólvora, traperos, o martinetes. Trató de dar muestras de las otras facetas que han hecho de los molinos un patrimonio industrial e histórico especial, con más corazón que otros elementos.
Nos transmitió la belleza de sus entornos, su relativo aislamiento, su misterio, olor, o sus evocadoras ruinas. Nos brindó en imágenes el fruto de sus viajes por España para disfrutar de muchos y singulares molinos.
Y en su última parte. Pallaruelo lo unió a los pasajes que la molinería ha dejado impresos en la literatura o ha oído en dichos y canciones. Nos citó la mención al desprecio por los molineros en el Cantar el Mío Cid, alguno de los refranes, de los cuentos o dichos, de los maquis, incluso del Lazarillo de Tormes famoso pícaro nacido en un molino.
Y finalmente remató su charla fundiendo su conocimiento sobre los molinos con su otra vocación, la de transmitir la memoria, sapiencia y formas de vida de las gentes de mundo rural aragonés, en su labor literaria. Sacó sus cuadernos de notas y evocó con voz pausada y segura (y envuelto en el eco ancestral de la iglesia parroquial) sus conversaciones con molineros mayores hace diez o quince años. Nos dice que en todos los molineros sintió una sensación de tristeza, que todos sabían que era un oficio que desaparecía con ellos:
- Primero el del último molino vivo que ha conocido, el del Fonmiña en Galicia. La fuente de Fonmiña con su molino de tres muelas, con un ambiente lleno de polvo de harina. "Ya no muele nadie en Galicia así, quedamos sólo tres". Tenía un aire de melancolía incluso cuando cuando reía, decía Pallaruelo. "Y tengo suerte porque la harina no me prueba mal; a mi madre le probaba mal y murió con 55 años porque se le puso en los pulmones" -le contaban-.
- Dio pinceladas sobrel el último batanero, el del batán de Lacort (afortunadamente salvado y reconstruido en Fiscal), que de alguna manera “le esperaba”, guardaba recuerdos y dibujos de su batán para aquel que se interesara por aquel ingenio. Sólo nos mencionó por la premura de tiempo que nos hubiera contado del molino de Villafeliche, pero no de los de pólvora, sino del que utilizaban para harina y barniz para la cerámica. Y es que en el pueblo hacían cerámica vidriada y necesitaban molerlo.
- Y para terminar, compartió los recuerdos que le transmitió Tomás Sanz, de Blesa, cuando trabajó a finales de los años 40 ayudando al tío Lorenzo en el molino del Vado, bajo su grandes arcos moliendo a la luz de un candil, y transmitiendo otros tiernos y ásperos detalles de su vida en aquellos tristes años 20 y 30 del siglo XX, donde la muerte de la madre significaba también la de los hijos pequeños, de la solidaridad de su madrina de guerra (Marcelina García, de Castrourdiales, viuda de 20 años de un marido fusilado con 22 años, con un hijo) cuando estuvo en batallones disciplinarios en la posguerra. Se sentía Severino en un recinto sagrado, como un viajero que oye hablar de viejos amos, molineros...
Todos los asistentes, unas 80 personas conteníamos la respiración y asistíamos a su rememoración con emoción contenida. Una conferencia para el recuerdo que difícilmente podremos olvidar.
Gracias Severino, gracias asociación cultural Castillo de Peñaflor.
Esta charla se inscribió dentro de la semana cultural de Huesa del Común, que entre otras actividades realizó el 14 de agosto una excursión pedestre por la "Ruta de los molinos" de la localidad con salida a las 8h. Huesa está en la red de senderos que permite recorrer el curso medio del río Aguasvivas y la ruta de las presas históricas del río Aguasvivas, un río de muy poco caudal que por ello fue enormemente aprovechado dejando un rico patrimonio hidráulico [Información en: http://rutas.blesa.info].
F.J.Lozano
Unos apuntes biográficos y bibliográficos.
Severino Pallaruelo Campo, (Puyarruego -Huesca-, 1954) es autor, entre otras publicaciones, de "Los molinos del Altoaragón" (1994), "un completo estudio de los molinos del Alto Aragón (su construcción, los elementos de que se componen, sus diferentes tipos, las leyes y los conflictos que ocasionaron…), desde el año mil hasta el siglo XX, todo ello magníficamente ilustrado con mapas y fotografías y con interesantes aportaciones...". Fue el libro que marcó un modelo que hemos intentado seguir para la investigación del patrimonio hidráulico más cercano a nuestras localidades. También ha publicado artículos como: "Puentes de Aragón" en el gran Catálogo de la exposición "Aquaria : Agua, territorio y paisaje en Aragón" (2008), o "Maestros del Agua" junto a Carlos Blázquez (1999).
En 2011 recibió, ex aequo con Eugenio Monesma, el premio Félix de Azara, otorgado por la Diputación Provincial de Huesca, por su labor en la investigación y divulgación del medio ambiente en Aragón.
Es autor de libros de etnografía:
- José. Un hombre de los Pirineos (2006)
- Navateros (2008)
Es autor de novelas y memorias:
- Guali (2006)
- Pirineos, tristes montes (2007)
- O trasgresor piadoso (2010)
Es autor de relatos:
- "Por tierras de la provincia. Relatos de viaje por la provincia de Zaragoza" (2007) por Severino Pallaruelo, David Remacha
Es autor de guías:
- "Guía del Pirineo Aragonés" (2006)
- "Guía turística de Aragón" (2006)
- Aragón (2008)
- Zaragoza turística (2008)
Puedes ver las fichas de ellos en www.centrodellibrodearagon.es
Puede leer más detalles sobre el autor y su obra
literaria en el siguiente enlace:
http://ordesa.wordpress.com/2008/02/05/pirineos-tristes-montes-de-severino-pallaruelo/
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