Las plataformas Soria ¡Ya! y Teruel Existe consiguieron una gran atención ciudadana y mediática, no solo aquel domingo 31 de marzo en Madrid (congregando a entre 50.000 y 100.000 personas), sino desde días antes, reclamando que se tomen medidas ante la despoblación de ciudades y pueblos de España.
Desde muchas de estas voces y plataformas achacaban el abandono de muchas zonas rurales de España a una falta de "equilibrio territorial" y de "desigualdad de oportunidades" por parte de los gobiernos.
Como sabemos, esto es así y viene de antiguo, es responsabilidad de muchos, de potenciaciones naturales y sociales inherentes a los focos geográficos más poblados y con mayor capacidad de fabricación y exportación desde hace 150 años; de potenciaciones artificiales y políticas que indujeron aún más desequilibrios, como se hizo a mitad del siglo XX; y de preferencias climáticas de las personas y de oportunidades laborales y educativas que las familias se han ido desasentando, afectando exponencialmente a sus territorios de origen a medida que se despoblaban las áreas rurales, despoblación que en Aragón se extiende desde los Pirineos hasta el sur de la cordillera Ibérica.
«Los organizadores de las protestas han querido desarrollar esta multitudinaria manifestación en Madrid para concienciar de que se trata "de un problema de todos" los españoles y no sólo de los afectados». Y es así, la despoblación de áreas extensas desaprovecha el territorio y crea, entre otros problemas: la inseguridad pública por falta de recursos vigilantes, la falta de personas, especialmente mujeres y jóvenes, que provocará que ni aún queriendo se puedan hacer inversiones que fijen población, pues raramente se regresa a por un trabajo al entorno rural cuando ya se han marchado las personas y estudian, tienen oficios y carreras en las grandes ciudades o localidades donde se vive una prosperidad poblacional.
"Ser menos, no resta derechos", cierto, pero también es cierto que donde viven menos familias se hace más ineficaz y menos rentable potenciar ciertas infraestructuras por su menor utilización. Hay que encontrar un equilibrio económico en ello, sin gastar a lo loco millones en carreteras que van a zonas donde hay un pueblecito, solo para “cumplir” con una inversión prometida, pero luego dejar que se despueble el área, porque no se invierte en “soluciones eficaces” para que la población siga asentada o se asiente nueva. ¿Todo pasa por tener una carretera decente? NO.
Al final de la gran manifestación se leyó un manifiesto pidiendo «un "gran Pacto de Estado" por la España rural y contra la despoblación de los pueblos». A los que legislan y distribuyen NUESTRO dinero se les pueden exigir que legislen "soluciones eficaces" y "medidas concretas" para luchar contra el desequilibrio territorial de España. Pero ello se ha de hacer de verdad y contra viento y marea de los intereses y la propaganda generada en la España periférica, poblada, turistificada y autosuficiente en servicios (que no tiene porqué comprender porqué subvencionar el poblamiento de extensas áreas interurbanas).
Para empezar estudiando los ejemplos de las políticas agrícolas y ganaderas de otros países, como Francia, que defiende la conservación del paisaje y modo de vida ganadero, impidiendo su destrucción para siempre bajo el codicioso sector del cemento y las infraestructuras especulativas; como Alemania, donde, a la prosperidad que les llueve del cielo y se asienta en su geografía, se suma que políticos han favorecido que siga siendo rentable una forma de vivir tradicional, ligada a la agricultura, ganadería, y ello mantiene en las zonas rurales los servicios, las escuelas y las industrias, porque sigue habiendo jóvenes de la zona, cualificados, tanto para trabajar en el sector agroganadero como para las empresas… Y por ello, porque todos SABEN lo que vale la población, potencian que los del país tengan hijos, y se favorece tanto la maternidad, porque no hay mejor inversión, y potencian la inmigración pagando mejores salarios que en España. Es básico y necesario.
En cambio, nosotros ¿qué vemos de todas las medidas que podían asentar nueva población y fijar a los que quedan? ¿Qué percibimos de la famosa renovación generacional de ganaderos y agricultores, que son los que hacen que pervivan maestros, médicos, herreros, veterinarios, tenderos…? Sí, vienen personas de países en desarrollo a trabajar, pero cuando flojea la economía no tienen arraigo y se marchan.
- Leemos, pero ellos sufren, desprotección por PAC injustas, que favorecen más al campo del vecino por estar en la provincia de Zaragoza, que a este lado de la raya artificial,
- Sufrimos, pero ellos más, desprotección en cuestiones de precios mínimos o importaciones incontroladas de productos foráneos, dudosos a veces incluso en su calidad o seguridad alimentaria, como la miel. La miel es un caso curioso, porque gracias a lo seco de nuestro clima producimos unas de las más intensas y mejores, pero nuestra industria y supermercados nos inundan con oferta de miel insegura, sucedáneos y falsificaciones legales como la “mezcla de miel de la UE y fuera de la UE”. En Aragón, según UAGA, hay unos 1.200 agricultores de los que el 40%, se dedican profesionalmente a la producción de miel.
- En España se ha favorecido a industrias forestales, con grandes grupos de presión detrás, para acabar con la ganadería lechera en Galicia. En todas las comunidades se intenta decrementar el número de ganaderos lecheros (que son los que mantenían el paisaje y el entorno rural apto y deseable por el turismo), a favor de explotaciones lecheras intensivas, a las que por mucho más que produzcan les siguen bajando los precios y les pagan por debajo del precio de producción. En Alemania tienen un sur idílico donde los ganaderos cuidan a veces de pocas vacas, alimentadas con lo que producen sus tierras y agrupados en cooperativas… y además se mecanizan y se dedican a otras actividades. No solamente el clima está detrás del paisaje rural de los Pirineos franceses o la Baviera alemana, son actos de políticos y sociedades que aman su tierra y paisaje (y no malgastan su riqueza, pues hasta sus carriles bici son mucho más baratos que los nuestros, ¿por qué?).
Y aunque todo ello se corrija, debemos asumir también nuestra responsabilidad. Nuestro futuro no se sostiene sin la concienciación de toda la sociedad nacional, una sociedad que consuma sus productos, o los de la UE, a un precio que sostenga a la sociedad que trabaja para ti, una sociedad que sea consciente de que sus dinámicas de grupo crean círculos virtuosos, que distribuya la prosperidad entre los que sostenemos el sistema, en lugar de ahorrar en precios, ahogar a productores, encadenando crisis y subvenciones al cierre... Necesitamos ser una sociedad que informada e inteligente anticipe las consecuencias, y finalmente no termine administrando estúpida y abusivamente la pobreza de los subsidios a un mundo, que dirigido con conciencia de clase, con estrategia de nación, con capacidad y sin instrumentalizaciones de beneficios a corto plazo, podía ser rentable, en lugar de ir creando tumores de despoblación sin futuro en el país y constatando nuestra nula identidad colectiva con una de las menores tasas de natalidad del mundo.
Referencias: Diario de Teruel 31/3/2019 “La España vaciada….”
Diario de Teruel 11/12/2018 “Los apicultores exigen el etiquetado de la miel...”
Revista de ganadería. 1/4/2016. Sector lácteo: 'Dolor y abandono' tras un año sin cuotas
Daniel Innerarity “La estupidez colectiva” El País, 26/3/2019.
Por Javier Lozano