Nuestros mayores
Era algo que ya se sabía desde que la covid-19 se empezó a difundir y sufrir en China, atacaba en gran medida a los mayores. Y en España de ellos los hay, son una porción importante de nuestra envejecida sociedad. Viviendo en sus pisos o en sus pueblos o en residencias, lo cierto es que cuando nos hacemos mayores seguimos haciendo vida social, en sus clubs juegan, leen, cantan, viajan en grupo... Y además, en esta parte mediterránea del mundo se ven con sus familias y se abrazan y les abrazamos.
Son, por todo ello, las víctimas ideales de esta nueva y contagiosa neumonía por SARS.
Dos tercios del total de fallecidos en Aragón vivían en residencias de mayores (168 de los 251 fallecidos que se llevaban hasta hace dos días). Poco a poco se incrementarán.
Nos parecía que nuestros mayores se hacían eternos en su jubilación, en su residencia si llegaba el caso de no poder ser cuidados por la familia (que hoy en día suele necesitar trabajar al completo). Nos parecía que estarían al alcance de nuestras conversaciones cada verano al volver al pueblo, tendías vínculos afectivos con gente que había desnudado la intimidad de su infancia o juventud para compartirla con todos. Muchos sabemos que en los mayores residen esos recuerdos valiosos, esas enseñanzas de juventudes con grandes heridas en la memoria, cuando no cicatrices del hambre en la salud, de injusticias en su pasado y su futuro.
Lo que sí debería de quedar en el poso de la generación joven, tras esta pandemia tan selectiva, es que a los abuelos hay que aprovecharlos (que no aprovecharse) mientras viven, mientras a ellos les podemos prestar los oídos, un rato de compañía, rescatar sus vivencias e incorporarlas a las de nuestro bagaje cultural.
Quizá cuando la generación del baby boom llegue a mayor, lo que tengamos que contar a los poquísimos niños aragoneses de entonces no contenga ni la décima parte de valor de lo que tienen que contarnos los mayores de hoy, que tampoco se puede comparar actualmente con lo que nos contaban los mayores de hace 25 o 30 años. La pérdida que nos puede causar la epidemia en el valor intrínseco de la estructura familiar y la memoria colectiva puede ser alto.
La comarca de Cuencas Mineras con las personas más vulnerables
La comarca quiere cuidar de sus ciudadanos. Hay un anuncio que da idea de la excelente concienciación a raíz de la pandemia.
Servicio gratuito de Atención Psicológica Desde la Comarca Cuencas Mineras se ofrece atención psicológica telefónica para población y profesionales. Queremos acompañarte en esta situación de emergencia sanitaria y social provocada por el Coronavirus – COVID 19. HORARIO ATENCIÓN: (Lunes a viernes de 9:00 a 16:00) Puedes solicitarla llamando al teléfono: 900 720 784
Y no solo eso, el siguiente comunicado informa que
"La Comarca Cuencas Mineras" se pone a disposición de los habitantes de todos los municipios que la integran para atender a aquellas personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad, que no dispongan de red de apoyo y precisen de asistencia domiciliaria, tanto para comprar alimentos de primera necesidad como para adquirir medicamentos.
Para todo ello se contará con las medidas de prevención pertinentes y con los servicios mínimos necesarios.
Pueden ponerse en contacto a través del número de teléfono de la Sede Comarcal 978756795 o 978757664.
Comunicado de la Comarca de Cuencas Mineras (Teruel)
En este aspecto cumplen una impagable labor social, porque el interior de Aragón está muy despoblado, y en estos momentos hay que atender a sus habitantes más que nunca. Gracias.
Mientras tanto, en Muniesa reclamaban que, ya que ha habido 2 positivos en covid-19, "que se hagan test en la residencia de personas mayores", como es lógico, pues "El alcalde quiere conocer la situación exacta para tomar decisiones".
Más detalles en el "Diario de Teruel" del .
De orgullo a orgullo, y van...
Esa sapiencia marcada, a fuerza de sobrevivir a años verdaderamente duros, en nuestros mayores, esas experiencias inolvidables, relativizan cualquier adjetivo que los periodistas imberbes y mal pagados de hoy quieran hacernos pasar por “histórica” en esta falsa “guerra” contra el SARS-CoV-2.
Por condescendencia les aceptamos a esas fuentes consignas bien intencionadas y convenientes para todos, por no romper este ambiente beneficioso y solidario. Podemos aceptar hoy este estado de alucinación de que esta epidemia la vamos a vencer unidos. Eso ya lo veremos, tanto como europeos, como como españoles.
Antes de repetirnos la frase demasiado, más valdrá que aprendamos la realidad que una y cien veces ha enseñado la historia y la actualidad: que el talón de Aquiles de todos los pueblos y las naciones ha sido y será el orgullo, la soberbia de que lo que afecta y vence a otros, a nosotros no nos afecta; de que podemos ser más que nuestros vecinos porque hemos nacido aquí o allí (ya seas un país pobre con un dictadorzuelo al frente, un país mediocre con politiquillos, o una potencia mundial carcomida por su propia propaganda, y donde digo países digo sociedades).
Por citar casos de libro, ha habido muchos imperios en los que no se ponía el sol, que en su culmen eran imparables, como estos justo antes o durante la segunda guerra mundial:
los nazis se creyeron su propaganda
de que los eslavos no merecían el apelativo de humanos y a los que se podía vencer y arrebatarles su “lebensraum”, ese racismo propagandístico capaz de enfrentar a 65 millones de alemanes contra la URSS (un país 33 veces mayor con 193 millones de habitantes). O el imperio del Sol Naciente (73 millones de habitantes) cuando atacó con arrogancia no solo a China (entonces tecnológicamente no era nada), sino a esa raza inferior que fabricaba frigoríficos, ¡a los EE.UU.! (24 veces mayor… y con 132 millones de habitantes).
O tras la segunda guerra mundial, los franceses que querían mantener su soberanía sobre Indochina o Argelia pese a no suponer ni un mínimo porcentaje de las poblaciones nativas, su orgullo nacional les llevó a guerras brutales que solo terminaron con humillación y dolor. No solo las dictaduras nos llevan a las guerras, también las democracias creídas.
Por citar algunos a nuestro nivel, desde que hay democracia, nos podemos creer todas las ilusiones conque nos dábamos auto-seguridad: que teníamos un sistema bancario sólido que pasaba los test de estrés (antes de , aunque estaba carcomido por tumores de hipotecas y préstamos financieros a comunidades autónomas); o que tenemos una sanidad de las mejores del mundo. Pues bien, resulta que hay varios países que tienen la mejor sanidad del mundo..., Y nuestro talón de Aquiles, nuestra "no-soberanía" sanitaria, estaba a tres semanas vista en la primera pandemia que nos afecta en el siglo XXI.
Esta Semana Santa, mejor en casa.
Y bueno, a ver si en la próxima pandemia tomamos la temperatura a los millones de turistas que llegan a nuestro país, controles no para asustarles, sino para darles la seguridad de que los hacemos, que tomamos medidas por nuestra y su seguridad. Que los cuatro países más atacados del mundo sean los cuatro con más turismo quizá quiere decir algo.
Aprendamos de lo que nos adviertan y cuenten los mayores, y los historiadores, preparémonos mejor como sociedad para la próxima crisis o pandemia (probablemente será el mismo virus en próximas oleadas), porque el error fatal de los pueblos suele venir del interior, no del exterior. Y sobre todo, nos ayudará no consumir tanta consigna aireada por la cínica prensa fascistoide o la inmadura o pueril roja, porque en cualquier caso, escriben para quien les paga y para los ya convencidos. O se invierte en investigación y se consigue inventar una vacuna útil, o no habrá un próximo día con la tranquilidad de los que vivíamos hasta hace pocas semanas.
Desinfectando las calles en Blesa (Teruel). Foto realizada por Alex y Sandra y publicadas en FBook.
Por Javier Lozano