El verano se puede decir que fue bastante seco, aunque empezó en torno al 27 de junio con un temporal que dejó 54 litros, nada menos. En julio llovieron 17,4 litros por metro cuadrado, frente a un promedio de 21,6 (medido entre 1998 y 2020 incluido); en agosto casi la mitad del promedio, 8 litros frente a 19,7; y en septiembre de solo un cuarto de las ya exiguas lluvias que tiene de media ese mes (4,8 litros frente a la media de 20,3 litros de esos 23 años).
En cambio el otoño ha llovido más. Aunque en octubre solo llovió 14,6 litros por metro cuadrado (frente a la media de 32 litros, o frente a los 29 de 2019, los 91 litros de 2018...), el resto de meses de otoño de 2020 lo han compensado. 60 litros en noviembre, 22 en diciembre (ambos meses el doble del promedio).
Como además han sido el invierno y la primavera de este 2020 los más excepcionales en cuanto a lluvias (el invierno más lluvioso y la primavera más lluviosa desde que hay registros en la presa de Blesa, desde 1998), este 2020 se cierra con un total de 501,60 litros por metro cuadrado, cuando el promedio de todos los años previos era de 317 litros. Así de verde y bonito lucía el monte este verano hasta fechas muy avanzadas del estío.
Y si tenemos en cuenta otra medida importante para el agricultor, que son los días que llueve lluvia efectiva, o sea, días que llueve más de 10 litros por metro cuadrado, para que empape, para que no se evapore lo poco que cae, este 2020 ha tenido en nuestra zona de Huesa y Blesa 17 días en que han llovido más de esos 10 litros, comparado con los 3 días de 2019, los 8 de 2018, los 11 días de 2017... bien repartidos en el año en 9 de los 12 meses.
Podíamos firmar porque siempre fuese así, dado el triste panorama que presentan los montes y campos otros años. Este año las plantas crecían hasta en los caminos menos pisados, cegando las sendas que otros años hemos abierto y mantenido con facilidad.