Ermitas de Blesa

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La ermita del Pilar

Uno de los elementos de nuestro patrimonio arquitectónico desaparecido más olvidado es la ermita del Pilar, que hoy, como una corona abierta, contempla el cielo desde el monte del cementerio, oculta tras un pequeño pinar.

Esta ermita destruida el 11 de agosto de 1936, el mismo día que la iglesia y nuestros archivos, permanece todavía en la memoria de los blesinos más mayores. Pero tras más de sesenta años, y teniendo en cuenta la juventud de estos cuando la vieron en su esplendor, sólo nos trasmiten una frase: "que era preciosa". Otros muchos que nunca la vieron también transmiten esa idea porque lo mismo les decían sus padres. No nos dan otros datos, como cuándo se realizó, quién participó... En cualquier caso, hoy su esqueleto yace junto al de tantos otros vecinos en el aledaño cementerio municipal.

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Lado del cementerio.  (foto F.J.L.A.)

Hemos preguntado por la ermita a los blesinos más ancianos, intentando rescatar datos de su valiosa memoria, pero los testigos consultados no saben cuando abrió sus puertas. Ricardo Salas, nacido en 1913, nos transmitió su creencia de que la ermita se hizo cuando se levantó el cementerio nuevo (un dato que no tenemos), y también que su padre trabajó en la fabricación de la ermita. Esto nos llevaría a datar su construcción en las décadas finales del siglo XIX. Pero no es un dato concreto, pues las obras de este tipo suelen durar décadas, y bien cercano tenemos el ejemplo de nuestra iglesia parroquial, que siendo del siglo XVIII, está rematada por un chapitel realizado en 1916, por un albañil del lugar, el tío Mesías, al que aún recuerdan muchos.

Así que teniendo en cuenta los testimonios locales, pero tomando otros rumbos, iniciamos la búsqueda de documentación que determine los datos clave de esta ermita.

Lo cierto es que las ermitas no conservan tanta documentación como las iglesias, puesto que mientras estas pertenecen al patrimonio eclesiástico, con propietarios y responsables concretos, muy cuidadosos en lo documental y las cuentas, las ermitas son levantadas por los habitantes de los pueblos, por su devoción y donaciones dinerarias y en muchos casos de su propio trabajo.

En nuestras investigaciones en la Hemeroteca y Archivo de Zaragoza, hemos hallado las respuestas a muchas preguntas gracias a una crónica remitida al diario El Noticiero. Por ella descubrimos que la ermita se inauguró el 7 de mayo de 1916, y que se empezó a construir en 1885. Treinta y un años tardaron en levantar un edificio que sólo se utilizaría durante veinte. Pero veamos lo que dice la noticia publicada el 19 de mayo en el diario católico por excelencia de nuestra región.

Blesa

Nueva ermita de la Virgen del Pilar

En febrero de mil ochocientos ochenta y cinco se empezó a construir una ermita en esta parroquia de Blesa en honor de la Virgen del Pilar y después de pasar la obra por variadas vicisitudes, pudo inaugurarse el 7 del corriente con grande entusiasmo del vecindario que acudió en masa a la bendición de la misma, verificada con autorización del Excmo. Arzobispo, por el señor cura, ministrado por mosén Melitón Beltrán, beneficiado de Moyuela y mosén Isidoro Cunchillos, coadjutor de Muniesa.

El acto presidido por las dignas autoridades, revistió gran solemnidad. A pesar de ser espaciosa y capaz, por tener veinte metros de larga por siete de ancha, con otros siete de alta, resultó incapaz para contener a la numerosa concurrencia que asistió a la inauguración.

Después de bendecida se cantó Tercia y solemne misa por la capilla de la parroquia.

Don Melitón Beltrán pronunció sentida plática, cantando las glorias del pueblo que sabe erigir capillas a la Virgen del Pilar en estos tiempos de indiferentismo y ensalzó las bondades de la Virgen para con sus devotos.

Terminó el acto con una salve y procesión hasta la parroquia.

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Fachada antes de su derribo en 2000 (foto F.J.L.A.)

Comprobamos que entre los inauguradores ya aparece el omnipresente sacerdote Melitón Beltrán, que sería nuestro párroco hasta 1933, aunque todavía no estaba al cargo de la parroquia de Blesa (no se la otorgarían hasta el 12 de septiembre de ese mismo año).

Con posterioridad a la elaboración de este artículo hallamos noticias de los esfuerzos por recaudar fondos para levantar lo que quedaba de la ermita, allá por julio de 1914. Pero la noticia es bastante más rica, pues también entra en los detalles de los gastos y materiales locales utilizados, las peonías necesarias...

El que la ermita se inaugurase, no quiere decir que estuviese acabada y decorada en su totalidad, o no hubiese escrito el corresponsal un año después lo que sigue, en otra noticia también publicada en el diario El Noticiero, el 30 de marzo de 1917:

La fiesta del árbol

Organizada por el Ayuntamiento, Junta municipal de primera enseñanza y dispuesta admirable por los celosos y competitísimos señores maestros, se celebró el 19 esta fiesta cultural.

Elegido, como más a propósito, el lugar próximo a la ermita del Pilar, y el camino o cuesta que allí conduce, se plantaron 50 acacias y olmos.

Para celebrar a la vez la feliz terminación de la ermita, que ha sido pintada en su totalidad, y el nuevo retablo con una preciosa imagen, imitación de plata oxidada, de 1'10 de altura, nuevas cristaleras, etcétera, dando así cima a lo que ha sido preocupación piadosa del pueblo desde el 1885 que se comenzó.

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Pared interior.  (foto F.J.L.A.)

Gracias a este amable cronista de nuestro pueblo, seguramente asiduo colaborador del diario El Noticiero, conservamos hoy los datos relativos a la ermita y otros muchos que veremos en este y otros artículos.

No tenemos constancia de que se realizara fotografía alguna previa a la destrucción de la ermita del Pilar, ni del interior ni del exterior. Es lógico por otra parte, dada la escasez de máquinas fotográficas en las primeras décadas del siglo XX, y los pocos días en que se abriría la ermita a lo largo de las dos décadas en que existió.

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Descripción de los restos de la ermita

La ermita del Pilar se levanta sobre una colina a 400 m del pueblo de Blesa y es, tal como aún podemos comprobar, un edificio de una sola nave, sin ningún tipo de contrafuertes ni decoración exterior, aparte de las desaparecidas vidrieras de sus ventanales que mencionaban en el artículo de 1917. Tenía cinco óculos a cada uno de los lados y otro en el centro de cada fachada. Está orientada al Este. Tiene una anchura exterior de 8,40 m e interior de 6,20 aproximadamente. La longitud de la nave, medida por el interior, es de 19,40 m aproximadamente. Su altura es de unos siete metros, estando las paredes realizadas con piedra mampuesta hasta la altura de las ventanas y con adobes hasta completar la altura. La cubierta de la nave sería a dos aguas, y estaba soportada por cuatro arcos también desaparecidos, que se apoyaban en sendas columnas adosadas, cuatro a cada lado. La distancia entre las columnas es de 3,85 m. El estilo decorativo de los escasos elementos arquitectónicos significativos parece neoclásico, pero son tan parcos que suponemos que el peso de la decoración recaería sobre la pintura.

Estos adornos se encuentran en las columnas adosadas, realizadas en mampuesto y revocadas en yeso de la localidad, como la totalidad del interior. Todas las columnas tienen una base de 75 cm de ancho por la misma longitud de altura. Sobre ella, otra base de 68 cm por 100 de altura, da paso a lo que sería el fuste, de 45 de anchura y con dos rebajes a ambos lados, dando sensación de ligereza. De los sencillos capiteles arrancaban arcos, que apenas se han conservado, y que muestran perforaciones decoradas con motivos florales.

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Capitel y arranque del arco  (foto F.J.L.A.)

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Adorno de columna.  (foto F.J.L.A.)
Dos detalles de las columnas adosadas.
Fotos de FJLA.

Existen huellas de la situación de una predicadera o púlpito en el lado izquierdo según se mira al altar, que quedaba a un metro y medio de altura aproximadamente, ya que el suelo está parcialmente cubierto de escombros.

En el lugar del altar hay una plataforma de obra de 3,60 m de anchura, y en esa pared un hueco correspondiente sin duda a la capilla donde guardaban una estatuilla de la virgen. La hornacina tiene sección semicircular, se remata con media cúpula, y sus dimensiones son de 69 cm por 1,60 m. No se aprecia ningún otro tipo de resto que no sean cascotes de yeso, piedras o tierra. En la pared del altar, por debajo del óculo tapiado tardíamente, se aprecian huellas de un arranque de obra perpendicular a la pared que quizá formase parte estructural del altar.

Tanto en el lado derecho como izquierdo, al fondo de la ermita se abrían sendas puertas que darían paso a una pequeña sacristía, y a una habitación que tiene salida directa al cementerio.

La puerta principal, de unos dos metros de anchura, tiene un arco de medio punto. No encontramos restos de pintura. La fachada se derruyó recientemente (2000) hasta media altura, pues se inclinaba hacia el lado del camino del cementerio. Sobre su vértice se levantaba una estructura que sostendría una cruz o campanil.

Esto es lo que por ahora podemos contar, salvo que alguien encuentre a algún anciano testigo.

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Aspecto de la parte superior y el ventanal ciego por el lado del cementerio. (foto F.J.L.A.)

Ruinas de la ermita del Pilar de Blesa. Situación general de la ermita entre los árboles  (foto F.J.L.A.)

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Memoria de viejas ermitas

La ermita del Pilar fue la única del pueblo de Blesa en el siglo XX. Y hacía más de un siglo que no existían otras, por las noticias que hemos rescatado de las visitas pastorales realizadas por arzobispos o sus enviados, así como algún interesante testamento, como veremos a continuación.

La ermita de San Bartolomé

A finales del siglo XVIII, Blesa tenía sólo una ermita, dedicada a San Bartolomé. En 1771, cuya visita pastoral citamos, el visitador informa de que es:

"... muy poco segura, sin hermitaño, y sin rentas, la... será dificultoso repararla; porque el ayuntamiento se ve imposibilitado por las órdenes reales a gastar de los Propios y está cansada la deboción de los Fieles con la actual fábrica de la Yglesia parroquial y su ornato, y cortos por las malas cosechas".(1)


Efectivamente. La enorme iglesia parroquial, que ya se estaba terminando, provocaría la desatención de aquella ermita, seguramente pequeña. Nada dice de su localización, pero quizá estuviese en las eras del Balaguero, un lugar elevado sobre el pueblo, destino hasta hace unas décadas de una procesión, y donde, un poco más cerca del pueblo, todavía sobrevive un pilón adosado al primer pajar, que tuvo dicha advocación.(2) Desde luego, del testimonio de 1771 se colige que existía un edificio, que no se trataba únicamente del actual pilón, y que su reparación sería costosa, pues caso de haber sido un pequeño local los propios feligreses la hubieran ido reparando, pero "está cansada la devoción de los fieles".

Serían los blesinos de esa década de los 70 del siglo XVIII los últimos que la vieran en pie, porque en la visita pastoral de 1785 nos informan de lo siguiente:

"Había dos ermitas en lo antiguo y están arruinadas, no ay caudal ni renta fija de ellas para poderlas reedificar".(3)

Aquí obtenemos más información. La de San Bartolomé ya está inservible, y puesto que habla de ermitas desaparecidas, menciona que hubo dos. Hubo pues, otra, además de la citada en 1771, desaparecida con anterioridad.

Posible muro de la desaparecida ermita de S. Bartolomé de Blesa; (foto F.J.L.A.)
Posible muro de la desaparecida ermita de S. Bartolomé, tras la segunda era del Balaguero, a la derecha del camino. Delante, Tomás Sanz, nuestro informador. Foto F.J.L.A.

La ermita de Santiago

¿Cuál pudo ser la advocación de esta segunda ermita? ¿Dónde estaría levantada? ¿Podría estar relacionada con la antigua edificación cuyos restos todavía se pueden ver en el paraje de Santiago, que se levanta en el linde de unos campos frente a la Vega (en el camino de la Vacariza), a la izquierda de la carretera según nos alejamos hacia Moyuela?

El estudio de nueva documentación nos permite aventurar que seguramente así fue. Por el testamento de un sacerdote domiciliado en Blesa, realizado el 19 de diciembre de 1681, sabemos que Mosén Domingo Sesé, dejaba dos sueldos para las ermitas entonces existentes:(4)

"...a las hermitas de Sn Bartolomé, San Thiago, y al Hospital de dicho Lugar, cada dos sueldos jaqueses"

Ruinas de la ermita de Santiago de Blesa

La identificación del lugar no la basamos únicamente en la coincidencia de los topónimos. Alguno de los blesinos más mayores ya nos desveló hace mucho tiempo que los restos de obra que aún existen eran restos de una ermita. También se da la circunstancia de que el muro está en el solar que ocupan unos campos que, según me contaron, pertenecen o pertenecían a la iglesia, y aun cuando lo labraran otras personas, el fruto era para el capítulo eclesiástico de la parroquia.

Detalle de muro de los restos de la obra de la ermita de Santiago
Restos materiales en el paraje de Santiago.

Estudiando las ruinas conservadas a escasos cien metros de la carretera comprobamos que, aunque a primera vista se parezcan a los de otras obras populares, como casetas de campo o corrales, cuando se analiza y compara el muro, este está mucho mejor trabajado, trabado en casi todos los lugares con yeso y en algún caso incluso parece haber estado revocado con el mismo. Además, observamos huecos que quizá fueran el asiento de vigas, y... ladrillos macizos. Esto último es, verdaderamente, lo que más la distancia de ser una construcción barata para refugio o albergue ocasional, y creemos que desvela una función más alta, en la que se invertirían medios y materiales que la dignificaran. La posterior labor de los campos durante dos siglos nos ha ocultado lo que debió de ser la mayor parte de la planta de esta edificación, cuyos restos actuales pueden medir unos diez metros lineales. Salvo que se realizase alguna cata durante un año de barbecho, será difícil conocer sus medidas. Aunque parece una ermita pequeña, del estilo de la que podemos encontrar, por ejemplo, en el término de Sanched en Moneva, quizá se tratara de una obra menor.

Sobre la antigüedad de la ermita

Actualización: En 2010 se ha publicado el fruto de gran estudio en el archivo de protocolos notariales de Montalbán, por Iturbe y Lorenzo, sobre el siglo XV en Muniesa y su entorno. Gracias a ellos tenemos una anotación interesante, pues entre testamentos hallados dejaron dinero para la luminaria (iluminación) de la ermita de San Jayme de Blesa en 1398. Así, se retrasa su existencia al siglo XIV al menos.(5)

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En 1803 nos informan de que sigue sin haber ermita en Blesa, mientras que en 1849 no se menciona nada al respecto.(6)

Un informe civil realizado para la Hacienda en 1855, el famoso inventario de Madoz, dice que en Blesa "Se encuentra una ermita dedicada a San Bartolomé". Pero en este caso puede tratarse de información obsoleta, o acaso referirse al pilón. ¿Reconstruirían los blesinos la ermita tras sesenta años? Ante la contradicción entre ambas fuentes, en este caso parece más fiable la eclesiástica. Las visitas pastorales de 1868, 1893 y 1899 no hacen ninguna referencia a las ermitas, cementerios, vía crucis, ni otra novedad en el patrimonio.

Ermita de Sanchet (Moneva, Zaragoza)
Aspecto tradicional de la ermita de Sanched en Moneva (Zaragoza) en 2002. Nuestras viejas ermitas del XVII tendrían posiblemente un estilo y capacidad similar. Foto FJLA.

Ermita de Sanchet (Moneva, Zaragoza)
Interior de la ermita de Sanched en Moneva (Zaragoza) en 2004. Foto Titín Salas.

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Qué duda cabe que uno de los rasgos de la idiosincrasia de los blesinos fue su profunda religiosidad, consecuencia de la omnipresencia e influencia de una iglesia todopoderosa, sobre un pueblo que estaba regulado por sus normas, dogmas y enseñanza, y poco instruido en lo demás. Como leemos, el vía crucis fue obra y fruto de la devoción y el trabajo de los propios blesinos, como también fue el caso de las ermitas de nuestro término, o la de Cortes, y como lo será en tantas ocasiones pasadas o futuras.

Acceso al cementerio y la ermita del Pilar de Blesa (Teruel) (foto F.J.L.A.)

Fotografías de F.J.L.A.

(actualización 2024) Para saber más

  • LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier (2019) "Mosén Melitón Beltrán Oliver. Un sacerdote para una época". Revista cultural “El Hocino”, n.º 43 (julio 2019), editada por la asociación cultural El Hocino.
  • LOZANO ALLUEVA, Fco. Javier (2024) "El sacerdote constructor: Juan Antonio Mollat. Una década de obras clave en la historia de la parroquia de Blesa". Revista cultural El Hocino nº 52 (julio 2024), editada por la asociación cultural El Hocino.

Fuentes

- Archivo Diocesano de Zaragoza. Visitas pastorales de 1771, 1785, 1803 y 1849.

- Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, Pleitos civiles, 565-6.

- Archivo Hemeroteca de Zaragoza. El Noticiero, 19 de mayo de 1916 y 30 de marzo de 1917.

Bibliografía

- Iturbe, Guillermo y Lorenzo, Isabel, "El siglo XV en Muniesa (Teruel) y su entorno. (1367-1503)". Centro de Estudios Miguel de Molinos (CEMO), 2010, Zaragoza.

- Lozano Allueva, Fco. Javier. "Peirones de Blesa", publicado "Blesa, un lugar en el mundo" en Internet en www.blesa.info

Notas

↑ 1.- ADZ. Visita pastoral 1771, fol 62 reverso.

↑ 2.- Javier Lozano, "Peirones de Blesa", publicado en Internet en "Blesa, un lugar en el mundo", en www.blesa.info.

↑ 3.- ADZ. Visita pastoral 1785, fol 192 reverso.

↑ 4.- AHPZ. Pleitos civiles 565-6. El documento es un pleito que Mathias Burillo Labrador y vecino de lugar de Blesa establece contra Mosén Clemente Serrano, presbítero vecino del mismo lugar, por una Capellanía. Entre la documentación se incluye una copia del testamento del fundador de la capellanía, ante el notario Juan Francisco Romero de Lezcano domiciliado en la Villa de Huesa.

Mosén Domingo Sesé fue el fundador de una de las capellanías menores que hubo en Blesa. El puesto de capellán estaba reservado para familiares del fundador. En futuros trabajos abundaremos sobre estas instituciones eclesiásticas en Blesa.

↑ 5.- Iturbe y Lorenzo (2010) "El siglo XV...". pág. 151.

↑ 6.- ADZ. Visita pastoral 1803, fol. 15 reverso.