1 de abril de 1918
El Noticiero
a fiesta del árbol que celebramos en Blesa en febrero de 2000 tuvo sus antecedentes en Blesa, como nos comentó aquella jornada el vecino Ricardo Salas. Si comparamos la crónica de la jornada semifestiva y de convivencia que nosotros realizamos, con la que se nos narra desde el pasado, puede parecernos que las de comienzos del siglo eran una mera excusa para ensalzar los valores tradicionalistas, lo que puede tener una base real, pero sería en gran medida remarcado por el diario "El noticiero" tendencioso, en muchos de estos temas.
Desde hace tres años, viene celebrándose en este pueblo la cultural fiesta del árbol.
El celoso profesor don Julián Calvo la implantó con mucho éxito y el día 25 del mes de marzo se celebró con inusitada brillantez.
Escolares de Blesa
Alumnos de Julián Calvo, hacia la segunda década del siglo XX
Fotografía de Jorge Calvo.
Por la mañana, después de cantar solemne tercia en la parroquia, fuimos en romería a la Ermita de Nuestra Señora del Pilar, en donde por encargo del Ayuntamiento, el coadjutor don Francisco Izquierdo celebró la Misa, cantando los jóvenes Carito Goez, Ponciano Naval, David Aznar, Benigno Serrano y Pedro Serrano, la solemne Misa brillante de don Felipe Ernicas.
El párroco don Melitón Beltrán estuvo encargado de la oración sagrada ensalzando las glorias de la Virgen.
Terminada la Misa bendijo dicho señor párroco los árboles, y tras esta ceremonia, cada niño plantó el suyo.
Por la tarde, en una de las plazas del pueblo congregose numeroso público, esperando a los niños y niñas que desde las escuelas y dirigidos por sus dignos maestros don Julián Calvo y doña Engracia Yuste, fueron formados hasta dicha plaza para dar principio a la parte literaria de esta simpática fiesta.
Algunos niños y niñas recitaron muy bien monólogos y diálogos alusivos al acto.
Merece citarse el acto realizado por varios niños que hermanando el amor al árbol con el amor a los pájaros, dieron libertad, entre las aclamaciones del público, a varios pajarillos que tenían enjaulados.
El señor Maestro habló del árbol en sus aspectos utilitario y estético y fue muy felicitado y aplaudido.
Cantáronse himnos a la patria, a la bandera, al árbol y el de los exploradores con acompañamiento de la rondalla que dirige el organista don Ricardo Serrano.
Para terminar, el señor Cura dirigió su palabra a los niños, hablándoles de la Patria, de la bandera y del árbol y después niños y niñas fueron obsequiados por el Ayuntamiento con abundante merienda.
Esta hermosa fiesta causó cual otros años, gratísima impresión.
EVARISTO LON
Como bien decía el artículo en su comienzo, la fiesta del árbol se llevaba celebrando ya tres años, y no nació de forma espontánea. Aunque la fiesta del árbol se instauró "promocionada" por un Real Decreto del 11 de marzo de 1904, esta celebración se hizo obligatoria por una orden fechada en enero de 1915, lo que coincide con lo que escribía el corresponsal (cuyo nombre correctamente escrito sería Evaristo Lou, el de un antiguo secretario del ayuntamiento). La administración no dejó casi nada a la voluntad de los pueblos, salvo el fijar por acuerdo la fecha de la celebración. Estaba recogido en aquellas "órdenes" la cuota de árboles a plantar, el que se invitaran a las personalidades, que se cantaran los himnos, se remitiese al ministerio una memoria de la jornada, etc. Así, no es de extrañar que esta crónica de la fiesta del árbol sea muy semejante (incluso en el estilo de contarla) a las que he podido leer, celebradas en Huesa del Común. Como en aquellas, los niños desfilaban, se decían discursos encendidos en favor del árbol y otros en tonos altamente patrióticos, se lisonjeaba a los niños, mientras que los lugareños aplaudían fervorosamente cualquier intervención.
Ricardo Salas, anciano vecino de Blesa nacido en 1913, recuerda el final de la canción que cantaban en sus plantaciones, que no fue la arriba comentada, sino un poco posterior.
...cuidemos el árbol que hemos plantado,
y nunca en la vida dejemos de amarlo, /
labores y abonos,
la poda y los riegos,
siempre diligente le vale y le demos. /
Y él, a cambio de esto dará utilidad
concediendo bienes en gran cantidad /
y es muy generoso y ha de devolver
cuantos sacrificios hagamos por él. /
Tenedle amigos siempre cariño
guardadle siempre veneración /
no le hagáis daño y alcanzaremos
de todo el mundo, de todo el mundo la población.
De pasada se menciona en el artículo al coadjutor Francisco Izquierdo Trol (coadjutor: un eclesiástico que tiene título y disfruta dotación para ayudar al cura párroco en la cura de almas). Este joven Francisco de entonces escribiría durante las décadas posteriores crónicas de pueblos aragoneses, bajo el seudónimo de Orlando. Una de ellas recuerda el ambiente que vivió en el pueblo de Blesa en estos años, y como si fuera un agradecimiento a quien lo mencionara en este artículo, él recordará a Evaristo.