Al hilo de la última defensa del papel de la asociación cultural El Hocino de Blesa como recuperador de tradiciones de nuestro pueblo y nuestra comunidad, en un pequeño debate en la televisión aragonesa en enero de 2013, en que fuimos representados por José Bartolo, me dio por pensar y recapitular en nuestros objetivos iniciales y logros reales tras trece años de actividades.
Sí, recuperamos algunas leyendas o cuentos representándolos en obras de teatro adaptadas (la Cruz del Hituelo, La peña del Mudo...), realizadas entre 2003 y 2005, gracias a haberlas novelado Salvador Gisbert en el siglo XIX.
Sí, recuperamos las antiguas corridas de pollos con la actual milla de los molinos de Blesa, pero quizá hacer carreras pedestres no es como para señalarse especialmente.
Sí, realizamos algunas tardes de juegos tradicionales... la estupenda rememoración de la matacía...
Pero pocas más tradiciones, juegos o labores antiguas se han "recuperado" por parte de la asociación cultural El Hocino, para ser estrictos y constructivos.
Sí hemos recopilado y publicado parte de lo que queda (canciones, cuentos, fotografías, papeles) para que no se pierdan en el olvido, pero evitar que se pierda es sólo un primer paso que si no se continúa no "recupera", si no se transmite por las generaciones de adultos no servirá de mucho.
Por ejemplo, recopilamos de nuestro aurorero Manuel 'El Majete' varias auroras que recordaba en 1999 y las publicamos en 2000 en el nº 2 de la revista El Hocino, pero ciertamente no hemos recuperado los cantos de las auroras ni se oyen cantar.
Evitamos que se pierdan algunos objetos de antaño y los valoramos enseñándolos expuestos en el molino Bajo, pero sin trascender más allá.
Creo que, lamentablemente, llegamos tarde una o dos generaciones, tras una guerra civil, mucho desarraigo y emigración, tampoco nuestros mayores nos han legado tan gran bagaje de cultura popular que nos permita hacer una labor más fecunda y de cohesión social. Pocas son las palabras, canciones, cuentos, historias que forman nuestro acervo local más propio, y viendo la lista de actividades a 13 años vista no creo que la juventud haya conseguido, por el esfuerzo invertido, mucha mayor idea de esos aspectos de nuestro pasado. Tampoco hemos realizado un día del espliego como en Plenas o Huesa, no hemos realizado recreaciones de siega y trilla como en Oliete, no rememoramos ningún oficio por el que éramos conocidos, como hacer yeso, ni dedicar algún día al azafrán... no conmemoramos a ningún ilustre convecino como al Venerable Anadón en Loscos...
También existe una organización mantenedora de costumbres, la Iglesia Católica, que de alguna forma conserva su parte, en su caso como ritos que implantó, y adheridos a ellas algunas costumbres o fiestas paganas y populares que transformó, permitiéndoles así llegar hasta hoy en día. Pero no era esta categoría de "tradiciones" de la que hablaba o podía potenciar una asociación cultural. Y por otro lado, se ve en los últimos años como se afianza entre las nuevas generaciones la celebración de tradiciones ajenas, a costa del día dedicado a los difuntos, y una tradición religiosa se muda por una fiesta de disfraces (que aún me asombra).
¿Qué nos queda y que nos quedará? Seguramente todo lo que finalice con un bocadillo de longaniza o en divertir a los niños, como enseña la historia.
Quizá a ti, lector, se te ocurran otras tradiciones o recuerdos que habías pensado recuperar, o tengas otro punto de vista. Será un placer intercambiarlos.
Por F. Javier Lozano