Por la mañana en Blesa y Muniesa llegó a "nevusquear", lo que unido al frío viento lanzaba los copos a la cara casi horizontalmente (al menos en Muniesa), pero no cuajaba. Eso pasó antes de las 11, y como el tiempo se calmó lo suficiente y la temperatura no era excesivamente fría, se pudo realizar la excursión. 11 jinetes, nada menos, realizaron la cabalgada entre Blesa y Muniesa.
A su regreso, sobre las 18:30 los pudimos ver a todos en el parque tras el frontón. Algunos marcharon pronto, otros se quedaron para dar paseos a los niños y jóvenes que quisieron montar en las inmediaciones de la pista deportiva. Es muy evocador ver caballos de nuevo, gracias a Rubén, que lo tiene entre sus aficiones.
Sobre las siete salió una marchosa charanga, pero había pocas personas en Blesa que salieran de sus casas y les siguieron tantos niños como músicos (entre seis y ocho). El día no acompañaba, aún es invierno. La charanga paró en el bar de Blesa donde se resguardaban bastantes parroquianos.
Pero el plato fuerte tendría lugar de noche, con fiesta, disco-móvil en las escuelas nuevas y cena (con 70 comensales apuntados), incluida una despedida de soltera, según nos contaron. Esperamos que lo pasasen muy bien, personas y caballos.
Esta vez, ver cacas por ahí, era casi un placer.