Con unos meses de margen, os ofrecemos la crónica del viaje turístico a Caspe, un destino que sorprende, porque no es muy difundido, y en cambio tiene mucho que ver.
Comenzamos hace años con nuestra provincia, Teruel, y aunque todavía nos falta algún rincón por visitar, este año pasamos a la provincia vecina, Zaragoza.
El 1 de agosto visitamos la localidad de Caspe, con mucha historia vinculada con el Reino de Aragón y los territorios vecinos.
Ubicada en la comarca del Bajo Aragon-Caspe en su término se encuentra el Mar de Aragón.
En la plaza de España se encuentra la casa-palacio Piazuelo Barberan; allí nos esperaba la guía de la oficina de turismo, Mª Carmen, y el alcalde de la localidad, que nos recibieron con mucha ilusión.
Comenzamos la visita en la colegiata de Santa María, un conjunto arquitectónico del arte gótico siglos Xlll-XVlll de tres naves donde se pueden admirar reliquias como el Cáliz del Compromiso, capillas góticas o barrocas como la Veracruz.
En la misma plaza está situado el mausoleo de Miralpeix, rescatado de las aguas del embalse de Mequinenza de época romana.
Junto a la colegiata se encuentra el castillo de Bailio lugar donde se celebró el Compromiso de Caspe, que Mari Carmen nos explicó con todo detalle.
En el fuerte Salamanca (fortín militar de las guerras carlistas) se encuentra una exposición de cómo realizar escudos heráldicos.
En las cercanías visitamos la ermita de Nuestra Señora de Horta de estilo románico y rescatada de las aguas del Mar de Aragón por los vecinos de Caspe.
El día se pasa rápido y todavía había mucho que ver, pero llegó la hora de la comida en el restaurante “El Surtidor”, donde nos sirvieron un excelente menú en un comedor muy acogedor.
Por la tarde teníamos visita guiada al cercano monasterio de Rueda. Situado cerca del río Ebro en el término de Sástago y cerca de Escatrón.
El monasterio perteneció a la orden del Císter, del siglo XIII al XV de estilo mudéjar-gótico. Cuenta con un conjunto de edificaciones: iglesia, hospedería, claustro desde donde se distribuyen las dependencias: dormitorios, locutorios, sala capitular, refectorio, cocina, bodega, la cárcel, etc. En el exterior podemos encontrar la noria o rueda que le da nombre, el acueducto, que hacía llegar el agua al monasterio y al molino harinero.
Esta construcción ha sufrido el paso del tiempo y los avatares de la historia. En este momento ha sido restaurado y pertenece al Gobierno de Aragón.
Alberga una hospedería de cuatro estrellas para deleite de aquel que desee perderse en la historia y disfrutar de unos momentos de tranquilidad.
Terminada la visita de vuelta a nuestro pueblo, a hora bastante temprana y contentos, pues todo salió bien, y a esperar la próxima excursión. Ya hubo quien se animaba para el próximo año.
Por Marisa Rubio