La talla de la virgen María del santuario de Cortes, en Blesa. Misas y fiestas católicas.

Recibimiento de la imagen el domingo 21

Ya desde por la mañana un grupo de voluntariosos y madrugadores blesinos se encargó de limpiar, y decorar con motivos vegetales (ramas verdes, flores y ramos) el altar exterior que hay en la calle Mayor, en una pared de la iglesia parroquial de Blesa. Montaron andamio y lo dejaron muy bonito. La imagen del altar, con la pastora a los pies de la imagen idealizada fue limpiada y con ello apareció el color dorado del manto de la misma.

A medida que se acercaban las seis de la tarde dispusieron a los pies del altar exterior una mesita altar muy bonito y embellecieron el rincón esparciendo hojas verdes por el suelo encementado. Un nutrido grupo de parroquianos acudió a la entrada del pueblo, a la carretera, agrupados, más que mojados, por una tenue lluvia y desde allí acompañó el paso con la talla de María, dirigidos por su solemne cura, mosén Avelino José Belenguer (altavoz en mano).

Se detuvieron todos con la imagen portátil, ante el hoy decorado, pero habitualmente arruinado altar de obra de la calle Mayor, dedicado a la misma imagen de la virgen María. Avelino pronunció palabras a favor de la restauración de este, y juntos cantaron un emotivo salve:

Salve madre
Salva madre, en la tierra de mis amores,
te saludan los cantos que alza el amor,
reina de nuestras almas, flor de las flores,
muestra aquí de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan solo te aman mejor.
Virgen santa, virgen pura,
vida esperanza y dulzura del alma que en ti confía, madre de dios, madre mía,
mientras mi vida alentare, todo mí amor es para ti, mas si mi amor te olvidare,
Madre mía, Madre mía, mas si mi amor te olvidare, tu no te olvides de mí.

Se cantó con ese característico tono triste y compás lento heredado de viejos tiempos, que enternece y estremece. A algunos nos hacer pensar en los tiempos de las muertes tempranas y del hambre posible, del analfabetismo y el control social. Qué diferencia con los tiempos actuales, donde, gracias a la libertad religiosa, estaban allí los que sinceramente querían estar y sentirse en comunidad. Y ahí, en el centro de todo, una imagen de la Virgen tenida por intercesora ante su hijo y un dios "único", al que no se adora por ser invisible, en una cultura Mediterránea en que eso no se perdona.

El recibimiento a la imagen de María terminó con tres vivas, in crescendo, animados entre pequeñas bromas de nuestro cura, dicharachero, amigable y popular. Una vez terminado, llevaron la imagen a la iglesia y comentaron los actos litúrgicos y otros de las próximas fechas, que desglosamos a continuación.