El sábado por la tarde tuvo lugar una tormenta de verano, con un buen aguacero y aparato eléctrico. Cuando la tormenta estaba sobre Blesa un fuerte trueno dio a entender que había caído cerca un rayo que algunas personas vieron. A este siguieron otros rayos y truenos que poco a poco se fueron alejando. Granizó, al menos en el casco urbano, mas el que cayó era pequeñito.
Pero los efectos del rayo se supieron poco después. Nacho Salas, rápido y dicharachero reportero, vino a enseñar la fotos de los efectos. Habían subido al pilón de San Jorge a ver los restos, y bajaba con una fotografía. Del pilón apenas quedan unos decímetros de la base, todo el cuerpo (cuyo núcleo era de piedra), había desaparecido. Los niños dijeron que la punta de la cruz que lo coronaba estaba fundida. Y ellos mismos fueron los que volvieron a plantar la cruz sobre los restos del peirón, tal como en estos momentos se puede ver.
Ese peirón, seña de identidad que se conserva de la religiosidad popular unida a las figuras de protección, cuya antigüedad no hemos podido determinar, (pero que quizá sustituyese a lo que Gisbert mencionaba como peña del Mudo), fue restaurado en 2005 por la asociación cultural El Hocino (mayo 2005 nº 74). Sin duda se habrá de levantar de nuevo, como se hizo entonces la restauración, con trabajo en equipo.
Así era el pilón por dentro (2005).
Plácido y José El Carrañes, mano a
mano (2005).
Fue un trabajo de equipo (2005).
Momento en que Curdi y Pablo comenzaban a pintar la parte superior (2005).
Fotografías de Pablo Sánchez, Gracia Pallarés y F.J.L.A.