Nos cuenta Marisa Rubio que una avalancha de piedras se ha deslizado por las laderas de la Burilla en la parte cercana a la balsa del molino de la Cueva, rompiendo parte de la valla que allí hay para mayor seguridad de los paseantes en el tramo que hace esquina con la senda que hay sobre la acequia molinar.
El que planta árboles, ama a los otros además de a sí mismo.