Rubén, el autor de la misma, seguramente recuerda, como tantos de nosotros, lo agradable de encontrar a veces a un vecino con su pequeña caballería, cómo aquello solía ser el gozo de los niños vecinos. Hace unos años (comienzos de 2003) murió el último de los burros de Blesa, el que cuidaba Bernardo el pastor, aun muchos años tras su jubilación.
Rubén junto a ... y Platera
Era aquel de Bernardo un animal que era un poco de todos, pues "en nuestra memoria colectiva formará parte de una estampa entrañable que unía al hombre con su montura". Y el caso es que Rubén compró una burra y al poco tiempo ha comprado otra, para que sean otra vez una estampa y montura para los niños. Parece esta persona de los que es capaz de hacer las cosas difíciles como si fuesen fáciles.
Esperemos que la mucha hierba que hoy en día crece en lugares próximos a Blesa, la alfalfa que le podamos traer de un paseo sean buena recompensa para estos animales, que no sabrán de prisas, trabajo, ni estrés, y quizá esperen a los niños para salvarse de la soledad de cuadrúpedos de hoy en día en Blesa. Gracias Rubén.
P.D. El domingo 22 me enteré de que en realidad aún llevan un burrico a pastorear Emilio Castro, pero no lo sabíamos, y dado que no viene por Blesa ni tiene la vocación de ser una distracción, a efectos prácticos es como si sólo quedasen los dos de Rubén.