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Ni la tía Pascuala, de 98 añazos, se esperaba esto. Era la primera vez que un circo venía a Blesa y toda Blesa se había enterado; era como una buena nueva.
Cuando por fin llegó el día de la actuación, en cuestión de segundos se creó una fila de unos 20 metros. Su “carpa” estaba formada por una pared del frontón, un camión y un coche. La actuación fue divertida, emocionante y alegre.
En primer lugar salió el malabarista, que hizo malabares con pelotas e incluso con fuego, es decir, con antorchas encendidas.
A continuación aparecieron en el escenario dos chicas que hacían juegos con hula-hops, incrementando poco a poco el número, ¡hasta hacer girar a la vez ocho aros!
Poco tiempo después apareció Pipo, un divertido payaso que intentó hacer pasar un peluche por un aro, je, je, je.
En el siguiente espectáculo hubo un número de cowboys en el que el mayor de la familia del circo rompía rollos de papel con un látigo y conseguía hacer nudos con una cuerda, simplemente haciendo un giro con la mano, ¡sorprendente!
Incluso convirtieron a dos voluntarios del público en un elefante.
Pasé una hora y cuarto genial; en resumen, fue espectacular.
Por Fabián Lozano Cirujeda
