En el campo español hay muchos profesionales que se sienten presionados, desamparados o abocados al cierre, por falta de rentabilidad. Tienen grandes gastos de consumo y otros condicionantes que tienen que asumir para mantener a flote sus explotaciones. Además, parece que no se exige las mismas condiciones a ciertas importaciones. La PAC está para mantener al sistema agrícola europeo, orientar sus producciones y mantener una soberanía alimentaria.
No todo funciona bien, y he aquí que está llegando a España el gesto simbólico de protesta que empezó en Francia y Bélgica bajo el lema "On marche sur la tête". Ahora ha saltado los Pirineos y se ha notado bastante, al menos en Cataluña. Es una protesta sin el concierto de ninguna organización agraria concreta.
Así se hacen ver los agricultores, al margen de las protestas más sonadas de trabajadores o empresarios agrarios, agricultores, ganaderos ante las instituciones, que también las está habiendo, como la que tuvo lugar hace pocos días el pasado 27 de febrero) ante la sede las Cortes de Aragón en la Aljafería, un año después de las grandes tractoradas. Allí Miguel Ángel Aguilera, coordinador de Unaspi hizo interesantes declaraciones que merecen contestación por parte de las autoridades de la Comunidad, de la nación y de la Unión Europea.
Sería conveniente para que encuentren diálogo por parte de las Administraciones y no sean los agricultores instrumentalizados por partidos extremistas comprados por potencias extrajeras.